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El difícil acceso impide rescatar a los cientos de personas sepultados bajo el barro en Bolivia

Un deslizamiento cubrió el lunes de lodo un campamento minero y causó la muerte a al menos 13 personas

El campamento minero de Chima se encontraba en un lugar difícilmente accesible, a 21 horas de distancia de la capital de Bolivia y apenas comunicado por un camino inestable que cruza los Andes y se corta frecuentemente a causa de los derrumbes. Un día después de que un alud lo sepultase bajo una montaña de barro, y con él a varios centenares de personas, los problemas para llegar a este enclave se han tornado acuciantes para los equipos de rescate, según informa Mabel Azcui desde Cochabamba.

Gran parte del cerro Pucaloma se desplomó en la noche del lunes (hora española) sobre el campamento minero y sepultó a entre 200 y 700 personas. Poco después de la tragedia, el arquitecto Ricardo Luna, jefe del departamento técnico de la Alcaldía de Tipuani, cifró en 700 las personas desaparecidas. Sin embargo, la directora del Servicio Departamental de Salud de La Paz, Beatriz Pineda, rebajó esa cifra hasta las 200 personas.

Sin embargo, estas cifras siguen siendo imposibles de confirmar, toda vez que hasta el momento sólo han llegado a la zona del desastre un puñado de vecinos de Tipuani y Guanay, dos pueblos cercanos. Por ahora una treintena de personas han sido auxiliadas por estas gentes, que han rescatado además 13 cadáveres, según Beatriz Pineda.

Descenso desde los 4.500 metros de los Andes

Las personas han llegado, pero no las ambulancias. Dos de ellas, con cuatro médicos y otras tantas enfermeras, salieron en la tarde de ayer de Caranavi, una localidad cercana, pero tardarán aún horas en llegar al campamento sepultado. Y más aún se demorará la expedición de rescate que partió de La Paz tras llegar noticia de la tragedia.

La columna de vehículos avanza por un camino de cabras que cruza la cordillera de los Andes para luego descender 4.500 metros hasta la región tropical de Tipuani. Las lluvias que arrecian en estos días han provocado derrumbes que bloquean el camino y ralentizan la marcha de la expedición de rescate, encabezada por el prefecto [gobernador] del departamento [provincia] de La Paz, Mateo Laura.

"Es cosa de héroes

"Es cosa de héroes llegar hasta aquí", ha declarado Ricardo Luna: "Las condiciones del clima no ayudan. Tampoco las condiciones de los caminos". Según el arquitecto, las curvas de la carretera que recorre la montaña son "tan cerradas que obligan a maniobrar al borde del precipicio". Por si las dificultades fueran pocas, la lluvia puede ocasionar nuevos derrumbes que sepulten ya para siempre el campamento y afectar, además, a la escuela de Chima (con 500 estudiantes) o a otros asentamientos mineros de la zona.

En Chima el censo de habitantes depende del oro. En Tipuani, por ejemplo, viven 9.300 personas, que se convierten en cuestión de días en 13.000 si se encuentra una nueva veta de material precioso. "Es un campamento minero. En realidad no son casas, sino habitáculos precarios en los que se hacinan las familias, mientras que los comerciantes vienen y van", ha ilustrado Ricardo Luna.

Un hombre colabora en las labores de rescate en el campamento minero de Chima.
Un hombre colabora en las labores de rescate en el campamento minero de Chima.REUTERS

La miseria de los mineros de Chima

El trabajo del minero es muy duro para obtener unas cuantas hojuelas de oro en el lecho del río Tipuani. Suelen reunir hasta un gramo del preciado metal y luego lo venden por menos de diez euros para sobrevivir al desempleo, el hambre y la miseria que afecta a buena parte de los bolivianos. La búsqueda de oro es especialmente arriesgada cuando perforan galerías bajo el lecho del río, con el peligro de que se derrumben por la humedad. Esta técnica es utilizada por los mineros de Chima, con medios de extracción rudimentarios.

Igual de arriesgado es, como denunció la radio de Tipuani, el uso de explosivos en los socavones abiertos en los cerros, lo que debilita su estructura. Es lo que parece haber acontecido con el cerro de Pucaloma, que se levantaba 400 metros sobre el poblado de Chima.

Hace un par de semanas se descubrieron grietas en el cerro, y se advirtió a los pobladores para que dejaran el lugar ante el peligro de un deslizamiento de tierras. Pero en esta crisis nadie quiere dejar una mínima posibilidad de ganar algo.

En La Paz, el Gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada dispuso declarar a Chima como "zona de desastre municipal y de calamidad pública", para poder canalizar la ayuda necesaria para los damnificados. Sin embargo, el portavoz presidencial Mauricio Antezana aclaró que no existe aún información oficial sobre los daños personales y materiales ocasionados por el alud.

Las instituciones locales tienen muy poco que ofrecer a los pobladores en este tipo de emergencias debido a la falta de recursos. El hospital de Tipuani, equipado por la ayuda española con rayos-X, una pantalla de quirófano y varias camas quirúrgicas, no tiene personal ni presupuesto para pagarlo. Tipuani es la localidad más grande de las vecinas a Chima. Está a sólo 10 kilómetros, pero el viaje entre una y otra puede durar entre 5 y 7 horas.

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