Ana Iris Simón, la escritora que cantó las cuarenta
La periodista de izquierdas ha sido calificada de reaccionaria por un discurso que dio el pasado sábado en La Moncloa
El 22 de agosto de 2019, en la revista Vice, en la que trabajaba antes de irse a la calle tras sufrir el tercer ERE de su vida profesional, Ana Iris Simón Cuesta (Campo de Criptana, Ciudad Real, 29 años) escribió un artículo titulado “Crecí en una familia de feriantes en la España de los ochenta” que fue extraordinariamente leído. Lo leyeron también las periodistas Jimena Marcos y María Jesús Espinosa de los Monteros, que escribieron, deslumbradas, a la editora Eva Serrano, de Círculo de Tiza. “Deberías leer a esta chica”, fue el mensaje que recibió Serrano junto al enlace. Serrano telefoneó a Ana Iris Simón y quedó con ella. “Me pareció una niña duende, muy morena, muy femenina, que hablaba de cosas que parecían mágicas”, dice la editora al teléfono. Acordaron una suerte de continuación de aquel artículo viral en Vice, y Serrano comenzó a recibir, a ritmo lento, textos de la escritora sobre la feria y la vida en la feria. Hasta que cesó abruptamente y estuvo varios meses sin enviar nada. La razón era que se había muerto su tío Hilario y después, de pena, su abuela Mari Cruz, y aquello fue el detonante para que las dos, editora y autora, retomasen el libro volcándolo directamente en su familia a partir de una lección del fallecido Hilario: seguimos vivos y cerca en las historias que nos contamos. Aquello se llamó Feria y no es la biografía de los Simones y los Bisuteros, como son conocidas las dos ramas familiares de la autora, sino que estos, y La Mancha, se utilizan para vertebrar un ensayo recibido primero con euforia, como los éxitos discretos, y después con violenta división de opiniones, como los éxitos masivos. Esta semana, en la plataforma Amazon, Ana Iris Simón ha sido la autora más vendida de España, por encima de la superventas María Dueñas, que acaba de publicar Sira, la continuación de El tiempo entre costuras.
¿Por qué? El 20 de mayo Ana Iris Simón recibió una llamada de La Moncloa. ¿Le apetecería participar en un acto con el presidente del Gobierno sobre retos demográficos y la iniciativa España 2050? Dijo que sí. “¿Pero a ti por qué te llaman?”, le preguntó su madre, la Ana Mari. Ana Iris Simón se puso a escribir un discurso que es, básicamente, un resumen del primer capítulo de Feria (Círculo de Tiza, 2020), el libro que la ha puesto en boca de todo el mundo, y cuando terminó recordó que no tenía impresora. En casa de un amigo, aprovechó para preguntar qué le parecía lo que había escrito. “¿Me paso?”. No, le respondió. El sábado 22 se presentó en el acto embarazada de ocho meses largos y dijo: “Está muy bien ayudar a empresas ecológicas y ponerle wifi al campo. Pero no habrá agenda 2030 ni plan 2050 si en 2021 no hay techo para las placas solares porque no tenemos casas, ni niños que se conecten al wifi porque no tenemos hijos”. También: “Se me ponen los pelos de punta cada vez que se habla de necesitar inmigrantes que nos paguen las pensiones, como si fueran divisas. Emigrar fue un trauma para mi abuelo en los setenta y para mis amigos en 2008, y mientras les pedimos a los inmigrantes que paguen nuestras pensiones, no les estamos permitiendo pagar las de sus padres ni las de sus abuelos en sus países de origen, y eso me suena a robarle la mano de obra a los que hace siglos les robamos el oro”.
“¿Autoficción neofascista o reivindicación de lo comunitario?”, tituló un artículo eldiario.es. “¿Falangista o de izquierdas sin tonterías?”, planteó El Español. Ana Iris Simón genera, sobre todo, preguntas. En su libro, de 220 páginas, sus detractores señalan varios pasajes en los que supuestamente la autora enseñaría la patita, como uno en el que, de adolescente, una amiga suya punk escucha a Estirpe Imperial, grupo neonazi, y a Simón le gusta una canción, Primavera, porque le parece “muy bonito eso de que un ángel fuera cabalgando con brío y valor, y de que le cantaran a una patria que echaban de menos desde la lejana y gélida Rusia”; otro cuando le escribe a su futuro hijo que casi nadie entendió El Quijote salvo Ramiro Ledesma Ramos, “el joven Ramiro, que por gracia de Ortega se enamoró de su fulgor y su brío y quiso requijotar España. Pero esto no te lo diré, lo de Ledesma Ramos, no porque seas pequeño ni porque vaya a ser que te líes, porque serás un chico listo, sino porque te dejaré descubrirlo”.
Más allá de eso, el verdadero debate de Feria es el espíritu que impregna todo el libro y el que puso su autora sobre la mesa en La Moncloa. ¿Vivimos peor que nuestros padres? Ana Iris Simón cree que sí. Voces a derecha e izquierda creen unas que no y otras que sí. “Lo que ha pasado con Feria”, dice a EL PAÍS, “es lo mismo que ha pasado con Díaz Ayuso, que está en mis antípodas ideológicas: que decimos lo que se oye en el bar”. Simón se considera de izquierdas (“mi posición es la de Podemos de 2015: el pueblo contra la casta”) pero cree que el eje izquierda/derecha lleva a la inmovilidad “y a un bipartidismo de bloques con el que el 15-M quería romper”.
Cuando salió de La Moncloa hacia Aranjuez, donde vive, su nombre ya estaba en todos los titulares. “Esperamos que no te hayas arrepentido de haber venido por la que se ha liado”, le dijeron dos representantes del Gobierno. Dijo que no. ¿Y de algunos pasajes de Feria se arrepiente?, le pregunta este periódico. “No”, responde. “Mucha gente que ha leído Feria y ahora lee algunas interpretaciones debe de sentirse gilipollas. ¿Leí un libro falangista, neofascista?”. Su padre, comunista como su abuelo y su bisabuelo, le escribió un wasap en 2019 acerca de la conveniencia de la palabra “patria”: había dado con una carta del bisabuelo represaliado escribiéndole a su hijo sentir estar exiliado de su patria. “El relato lo hacemos nosotros o lo hacen otros. Imaginario, yo no sé, llámame escéptico. Y también eso lo dudo. El imaginario lo creáis los que sabéis escribir. A los demás se nos olvida”.
Ana Iris Simón sale este domingo de cuentas. Todavía no sabe, dice, qué nombre ponerle al niño.
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