Ir al contenido
_
_
_
_
Francamente, querido
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Personas ‘zoo’, el último tabú

En el ensayo ‘Loving Animals’, Joanna Bourke traza un fascinante y atroz recorrido por la historia cultural, política y social de la zoofilia

Margaret Howe Lovatt con el delfín 'Peter' en un fotograma del documental 'The girl who talked to dolphins' (2014).
Margaret Howe Lovatt con el delfín 'Peter' en un fotograma del documental 'The girl who talked to dolphins' (2014).
Elsa Fernández-Santos

Es innegable que las mascotas ocupan un lugar cada vez más central en nuestra sociedad. Un ejemplo: en los últimos meses, la revista semanal de The New York Times ha dedicado al menos dos portadas a asuntos relacionados con ellas, incluida una sobre la gestión del duelo ante la pérdida de unos compañeros que, ay, viven muchos menos años que nosotros.

En El amigo, la novela de Sigrid Nunez sobre la relación entre una mujer y el gran danés que hereda de un viejo amigo —y que ha sido adaptada al cine con Naomi Watts y Bill Murray en el reparto—, la escritora neoyorquina recuperaba una vieja anécdota atribuida a Greta Garbo cuando vio La bella y la bestia. Al final de la película de Jean Cocteau, el hechizo se rompía y la bestia aparecía encarnada en un apuesto príncipe azul. Garbo, horrorizada ante esta suplantación final, puso el grito en el cielo y aulló ante la pantalla: “¡Devuélvanme a mi hermosa bestia!”.

En el valiente libro Loving Animals. On Bestiality, Zoophilia and Post Human Love, la ensayista Joanna Bourke se atreve con el último tabú: las relaciones eróticas y sexuales entre especies, prácticas innombrables que han convertido a las personas zoo (como se conoce a los humanos atraídos sexualmente por los animales) en el último peldaño de las parafilias y perversiones. Bourke ha indagado en el lenguaje del miedo y del dolor en nuestra cultura. También en la violencia sexual. Pero en Loving Animals, su inmersión es especialmente singular, entre otros motivos, porque pone sobre la mesa cuestiones éticas fundamentales acerca de los animales y su consentimiento y, sobre todo, porque cuestiona la hipocresía de una sociedad que tacha de enfermos a los zoo mientras convive con la crueldad y el ultraje sistemático en las macrogranjas.

Pero si el ensayo es arriesgado es porque, después de un interesante y por momentos atroz recorrido por la historia cultural, política y social de la zoofilia, se atreve a defender el erotismo entre personas y animales como una posibilidad. El libro reúne todo tipo de historias, algunas muy misteriosas. Del famoso caso, recogido por la película Zoo, entre un hombre y un caballo ocurrido en los noventa en Seattle —que, después de la muerte por desgarro del hombre, propició una legislación de urgencia en EE UU— a la increíble historia de la científica Margaret Howe Lovatt y el delfín Peter.

En los sesenta, Lovatt trabajó en un proyecto de la NASA sobre el lenguaje de los delfines que la obligó a convivir en una isla del Caribe, noche y día, con un joven macho, Peter. El delfín se encaprichó con Lovatt, a la que buscaba de forma insistente para frotarse y excitarse con ella. Ante esto, Lovatt decidió empezar a masturbar al animal como un proceso natural entre ambos. El proyecto acabó saltando por los aires por otros motivos, pero un reportaje en la revista Hustler destapó el escándalo sexual. Lovatt defendió la naturaleza de sus encuentros con Peter, para ella más sensuales que sexuales, mientras el animal fue enviado a un delfinario en Miami, donde se acabó suicidando. El pobre contuvo la respiración hasta morir, quién sabe si incapaz de superar el desengaño de un amor bestial.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_