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“El miedo al fracaso es ya patológico”: por qué cada vez más jóvenes se automedican con Viagra

Casi uno de cada cuatro consumidores de Viagra o sus sucedáneos en España tiene entre 16 y 30 años y la usan, además, en contextos de fiesta como droga recreativa o por miedo a no lograr una erección

Estatua de Caín realizada en 1896. La vergüenza de no tener un buen rendimiento sexual afecta a los jóvenes.
Estatua de Caín realizada en 1896. La vergüenza de no tener un buen rendimiento sexual afecta a los jóvenes.Getty Images

“Tengo que asegurarme de que va a funcionar”. “Así aguanto más”. “Debo estar a la altura”. Con preceptos así en la cabeza, cada vez más varones españoles menores de 30 años se encomiendan a la solución más rotunda disponible: portar una viagra en el bolsillo por si acaso mantienen relaciones sexuales. Y esto no es necesariamente lo que más preocupa a la mayoría de urólogos, psicólogos y sexólogos que dan fe del fenómeno. Lo peor es el hecho de que la mayoría de estos jóvenes tome la pastilla en contextos de fiesta, donde el alcohol aumenta las posibilidades de disfunción eréctil. Muchos consumen la pastilla de sildenafilo para sentirse seguros y el mayor peligro, alertan, es engancharse. La adicción puede desembocar en ansiedad, depresión y, en casos muy extremos, hasta el suicidio: depender de este fármaco puede destruir la vida sexual.

El relato es casi totémico: “Salgo de fiesta, bebo alcohol o me meto algo y luego tengo miedo de no rendir a tope si acabo ligando. Una vez, en una discoteca tomando unas copas, estaba con una chica y no se me levantaba. Lo pasé fatal. Me sentí avergonzado e inseguro”. Es la reconstrucción de incontables historias escuchadas en las consultas de profesionales que han participado en este reportaje como Ricardo Fandiño, psicólogo en ASEIA y Vanessa R. Pousada, vicepresidenta de la Sociedade Galega de Sexoloxía. Las frases más comunes: “No me gusta fallar cuando voy con una tía”; “siempre pillo un par de viagras por si acaso”; “alguna vez las he utilizado para durar más”; “quedas como un campeón” o “aunque no mantenga relaciones, me hace sentir más seguro”.

La viagra no puede adquirirse sin receta, pero estos expertos señalan que se está comprando en el mercado negro o con documentos falsos. El precio ayuda. En farmacia, una pastilla genérica de 50 mg (hay hasta 200) suele costar unos 4 euros en blísters de 10 unidades, o menos de 50 céntimos por comprimido en packs de 360. En la calle, cada pastilla cuesta entre cinco y 10 euros. El director del Observatorio de Medicamentos de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), Enrique Granda, cifra, instado por ICON (el dato aún no se ha publicado), en cuatro millones las unidades de productos para la disfunción eréctil vendidas en el conjunto del Estado en 2022: un 7% más que en 2021. Según diversos estudios y datos de mercado, cerca de una de cada cuatro viagras las consumen hombres de entre 16 y 30 años.

Un blíster de viagra. Aunque no se pueda comprar la medicación sin receta, se puede comprar fácilmente en el mercado negro.
Un blíster de viagra. Aunque no se pueda comprar la medicación sin receta, se puede comprar fácilmente en el mercado negro.Getty Images

Los consultados indican que, aunque no se puede descartar un aumento de la disfunción eréctil entre jóvenes, estos datos apuntan a un aumento del uso recreativo de la viagra. Y les preocupa que crezca el número de jóvenes que acuden a consulta con problemas derivados de un abuso del consumo o incluso de adicción. Hablamos de un medicamento asociado, desde su lanzamiento en 1998, a quienes andan más entrados en años. “Tomar viagra no depende de la edad. El problema es el de la automedicación, sobre todo cuando esta puede hacer que te provoques la enfermedad”, precisa Nayara Malnero, psicóloga y sexóloga. Con el aumento del consumo de la pastilla, dice, los jóvenes “se acaban condicionando mentalmente y sienten que la necesitan cada vez más. Es una distorsión sobre el funcionamiento del cuerpo y de nuestra sexualidad en general”. “Es ya patológico”, opina la también escritora de Sexperimentando (Planeta) y divulgadora en redes, donde cuenta con más de 100.000 seguidores. Sobre la consecuencia del consumo en momentos de fiesta, reprocha: “Llega el lunes, no hay pastillita, y no se pueden mantener relaciones porque se acostumbra al cuerpo. Es más mental que físico”.

En una noche donde el consumo de drogas azuza el deseo sexual, pero dificulta su consumación, el sildenafilo y demás fármacos dan un cierto ímpetu a los miembros afectados. “La viagra facilita tener una erección y deja tener hasta varias relaciones con penetración. Se usa como un seguro para rendir”, explica por teléfono el urólogo François Peinado Ibarra, también cirujano y andrólogo. Una viagra se convierte, así, peligrosamente, según los expertos, en una droga recreativa más, un estimulante. “Banalizan el consumo. Buscan el rendimiento sexual y consideran que les va a ayudar”, dice Ricardo Fandiño, psicólogo en ASEIA, asociación gallega para la salud emocional en la infancia y adolescencia. Pero “se encuentran lejos de garantizar que el encuentro sea placentero”.

El uso masivo de viagra por los jóvenes está convirtiendo esta pastilla en una droga recreativa más. En esta foto, un hombre bala se lanza en un circo del Bronx, en 1929.
El uso masivo de viagra por los jóvenes está convirtiendo esta pastilla en una droga recreativa más. En esta foto, un hombre bala se lanza en un circo del Bronx, en 1929.Getty Images

Estas notas remiten a un sexo centrado en la penetración. Pero las caricias, besos, masajes... son también sexo. La concepción de practicar el coito bajo el binomio pene-vagina o pene-ano es equívoca, recuerdan los entrevistados. “Es una percepción de la sexualidad abiertamente falocéntrica y orientada a un ideal de rendimiento”, recuerda Fandiño. Y apunta en una dirección clara: “Hay un miedo al fracaso que llega a poner en duda la masculinidad”.

“La culpa no es de los jóvenes, es del sistema educativo, las familias y la política”, señala, por su parte, Malnero. “Nadie les explica nada sobre sexo y, a golpe de clic y en pocos segundos, tienen todo el porno que quieran. A falta de contrastar información, ¿cómo no te vas a creer que la ficción del porno es mentira?”, pregunta. Los portales de Pornhub y xvideos estuvieron entre las 20 páginas más visitadas en España en 2023, por detrás de gigantes como Google, YouTube o Facebook.

Y el problema no viene solo de la pornografía. Fandiño señala “series, cine, libros o hasta canciones”. “Los jóvenes aspiran a un ideal que determina el éxito o el fracaso en las relaciones”, asevera. “Son inexpertos, están llenos de dudas, pero en el sexo tienen que triunfar, siempre a través de la penetración. Por eso piensan que el uso de viagra les puede ayudar en ese esfuerzo”. “Muchos hasta compiten entre ellos”, indica el doctor François Peinado. Él ve una cuestión generacional en el supuesto aumento de relaciones sexuales espontáneas y esporádicas. “Ahora, al ser más aleatorias, se busca que sean más intensas y dar el máximo. Es una autoexigencia que aumenta la posibilidad de disfunción eréctil”, argumenta. Peinado pide mayor empatía: “Hay que normalizar que no pasa nada si no se tiene el pene erecto siempre y generar un entorno de confianza, agradable, sin presiones. Se trata de disfrutar, no de ser exitosos”.

Si concebir el sexo en torno a la penetración es un error, ¿cómo pueden plantearse los jóvenes sus relaciones sexuales? “Deconstruyendo la concepción social y explorando otras vías de excitación”, responde Nayara Malnero, que añade que “no pasa nada” si no se practica sexo un día o no hay penetración. “Nos estamos perdiendo muchos otros puntos de placer al centrarnos en un solo modelo”.

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