Brad Pitt lleva una falda a la alfombra roja. ¿Ayudará a normalizar la prenda entre los hombres?
El actor acudió al estreno en Berlín de su nueva película con una falda que suscitó muchos comentarios en redes. Varios expertos desgranan si la decisión de la superestrella puede tener un efecto real en el hombre de la calle
Para el preestreno en Berlín de Bullet Train, la película en que se podrá ver a Brad Pitt interpretando a un sicario bastante gafe, el actor de Oklahoma se presentó el martes con un uniforme de lino que hacía frente a la ola de calor por la que también ha pasado la capital alemana. Vestía americana, camisa medio desabrochada y botas, todo del diseñador Haans Nicholas Mott, con una pieza que eclipsó el evento y presidió titulares. La prenda era una falda. Y según él, efectivamente la llevó para mitigar los casi 40 grados que hacía bien entrada la tarde. “Se la recomiendo a los hombres de Inglaterra, seguro que les ayuda a mantenerse frescos”, bromeaba días después durante el estreno en Londres, ante una reportera de Sky News.
La falda tampoco ha podido escaparse de las valoraciones en Twitter. Había los que apelaban a la falta de gusto (”Deberían azotar al que convenció a Brad Pitt para que llevase falda”) y muchos señalaban al de Hollywood por acercarse a discursos que no le corresponden (”Intenta emular demasiado a jóvenes estrellas como Harry Styles”). “Pero vamos a ver, ¿estamos locos? ¿Si eres una persona cis hetero ya no está admitido que lleves falda?”. El editor de la revista Candy Luis Venegas, quien dice esto, menciona el caso de Billy Porter: “Cuando lo hace nadie lo cuestiona porque, claro, es una persona queer y por eso tiene derecho. Creo que con lo de querer revindicar unos códigos, la seña de identidad del colectivo, se está perdiendo de vista lo fundamental, que es mantener la libertad para todos”.
Venegas hace otro apunte: “Es curioso, porque cuando ocurre algo como lo de Brad Pitt aparece por un lado la parte conservadora que piensa: ‘¿Pero este de qué va haciéndose la moderna?’, y por otro, los modernos te dicen: ‘¿Pero este de qué va apropiándose de lo nuestro?’. Ni una cosa ni otra. ¿Que un actor de Hollywood se ha puesto falda? Vale, ¿y qué?”. Con esto último está de acuerdo la periodista especializada en moda Marta Represa, colaboradora de AnOther Magazine, System o The Guardian. Aunque ella piensa que el uniforme no solo se debe a las altas temperaturas. “Es posible que haya ahí un elemento de frescor, pero dudo que en un principio hubiera sido un traje o un esmoquin y en el último momento dijese: ‘¡Uy, que hace mucho calor, ¡mejor me pongo una falda!’. No lo creo. Si ves el look, está muy calculado”.
“Lo que me pregunto es si hemos involucionado desde los años setenta″. La periodista se explica: “Se me ocurren un montón de tíos heterosexuales que ya hacían esto. ¿Nadie se acuerda de David Bowie? Luego tenemos a Kurt Cobain o a David Beckham, gente que es súper mainstream, ni siquiera hay que ponerse a rebuscar mucho. Aparte, Brad Pitt siempre ha explorado su masculinidad y con looks más atrevidos que la falda del otro día”.
Represa se refiere a los pendientes y vestidos ajustados, uno de ellos de lentejuelas, con los que Mark Seliger fotografió al actor para la revista Rolling Stone en 1999, como promoción de la película El club de la lucha. Por eso aparecía en las imágenes con la cabeza rapada. “Son unas fotos icónicas y que rápidamente asocias a su figura, así que no entiendo por qué tanto revuelo ahora”, concluye ella.
Al editor de estilo de la revista estadounidense Women’s Wear Daily, Alex Badia, no le choca tanto la reacción generalizada como el hecho de que las publicaciones especializadas hayan pasado por alto la estrategia del actor. De acuerdo a él, lo que Pitt está haciendo en las sucesivas presentaciones de la película es un circuito de moda raramente visto, con una lección para cuando el calor aprieta, como una boda en pleno julio: él ha demostrado cómo utilizar el lino en diferentes tipologías de traje, incluyendo el traje-falda. “Brad Pitt es uno de los muchos, dentro de lo que es la moda de hombre, que está redefiniendo las normas de la alfombra roja y del traje clásico, porque es una pieza que ha perdido el interés. Yo ya estoy harto de ver a gente sustituyendo la americana por bléiseres o recurriendo a camisetas en vez de camisas”, reconoce. Badia, tal y como asegura, tampoco ve en el actor lo que muchos denominan queerbaiting, el aprovecharse de los códigos del colectivo para beneficio propio. Es más, considera que su vestimenta pueda normalizar muchas cosas.
La pregunta aquí es si realmente el vestuario de un hombre rico de Hollywood, y en una alfombra roja, puede tener alguna repercusión en la ropa de la ciudadanía a pie de calle. “¿Vamos a ver en breve a hombres de negocios llevando faldas? Yo creo que no. Ahora, ¿vamos a ver a nuevas generaciones con un punto de vista muy diferente sobre lo que significa ser masculino? Absolutamente. Y, es más, imaginemos a cualquiera de los actores que hacen de superhéroes de Marvel con una falda, quizá no funcionaría tanto porque se vería más forzado. En cambio, Brad Pitt puede, su estilo abarca un abanico tan grande y él tiene un historial tan bueno en moda, editorialmente hablando, como para poder pisar fuerte y abrir nuevos frentes”. Badia lo dice en serio: “Si ya hemos visto con un vestido de Thom Browne a un jugador de la NBA (Russell Westbrook), y eso que la NBA es el culmen de la masculinidad estadounidense, cualquier cosa puede cambiar. No será un cambio rápido ni gigantesco, pero sí uno importante”.
Para Luis Venegas, este reportaje hubiera sido mucho más revelador con las voces de gente que no trabaja o está vinculada a la industria de la moda, perfiles que jamás han presenciado un desfile y que posiblemente, tal vez, les choca más ver a un famoso con falda. Él propone a los de El Chiringuito de Jugones, el programa de tertulia futbolera. ¿Les gustaría? “No lo sé, se supone que a la gente más conservadora esto le gusta menos, pero también hay conservadores que son mucho de decir: ‘Oye, pues que cada uno haga lo que le dé la gana mientras no moleste a nadie’. Que en el fondo es un poco lo razonable, o al menos así lo veo yo”.
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