_
_
_
_

“No fue un rodaje, sino una fiesta”: la película almeriense que cambió las vidas de Courtney Love, Elvis Costello y The Pogues

Hace 35 años se rodaba ‘Straight To Hell’, ‘spaghetti western’ lisérgico que defenestraron los poquísimos espectadores que lo vieron, pero en el que se juntó un verdadero equipo galáctico del ‘underground’ de aquella era

The Pogues caracterizados como bandidos mexicanos (en realidad como mariachis, pero bueno) en el rodaje almeriense de 'Straight to hell'.
david saavedra

Se han rodado cientos de películas en Almería, pero ninguna como Straight To Hell. En el verano de 1986, allí confluyeron Joe Strummer ―recién disueltos The Clash―, el grupo irlandés The Pogues, una entonces desconocida Courtney Love, Elvis Costello, Grace Jones, Dennis Hopper y Jim Jarmusch. La película, un spaghetti western alocado y delirante, fue un fracaso estrepitoso de crítica y público del que se suponía que nadie se iba a acordar, pero la experiencia de aquellos días en el desierto andaluz cambió la vida de sus protagonistas.

Todo surgió de modo casi improvisado. Costello, Strummer y The Pogues acaban de participar en Londres en un concierto benéfico en solidaridad con el Frente Sandinista nicaragüense, y de ahí surgió la idea de emprender una gira por Nicaragua que sería filmada por Alex Cox. Este era una de las grandes promesas del cine británico tras firmar las películas de culto Repo Man (1984) y Sid & Nancy (1986), pero nadie quiso mojarse financiando aquel proyecto chiflado. Como ya habían pedido a los músicos que bloquearan aquellas fechas, el productor de Sid & Nancy, Eric Fellner, propuso que, en su lugar, rodasen todos ellos una película de ficción. Fue idea de Cox y Strummer, durante una borrachera en el Festival de Cannes, la de ir a Almería y hacer un homenaje personal a los spaghetti westerns. El cineasta escribió el guión en tres días junto al actor Dick Rude y rodaron la película en cuatro semanas regadas en alcohol y surrealismo del que ha quedado un testimonio mucho más popular que el filme: Fiesta, la canción más exitosa en la carrera de The Pogues, nació allí.

“En verdad aquello no era un rodaje, vinieron a hacerse una fiesta”, recuerda Jose Ceba Escobar, un funcionario del Ayuntamiento de Almería que, en aquel entonces, era un joven de 18 años al que reclutaron en el rodaje para hacer de chófer y chico de los recados. “Joe Strummer y los Pogues se iban por ahí a tomar cervezas y yo era el que los llevaba. Los irlandeses eran los más fiesteros, eran realmente muy simpáticos. Al cantante [Shane MacGowan], lo veía con esas orejas y esos dientes y yo pensaba: ‘¡Qué feo es el cabrón!’, y encima iban casi vestidos iguales, con unas gabardinas largas de vaqueros, muy de los años ochenta. Yo los veía con las argollas aquellas en la oreja que era algo que no había visto nunca, ¡solo en las películas de piratas! Ten en cuenta que estábamos aún en la España del blanco y negro”, apunta el que fuera testigo y cómplice de juergas de unos personajes a los que él desconocía por completo. “Se quedaban en el Gran Hotel Almería, y justo enfrente estaba la feria. Una noche me dijeron: ‘Oye, ¿aquí para tomar algo?’, y les respondí: ‘No os preocupéis”' Me fui a la primera caseta y nos metimos allí como 40 o 50 personas, ¡bebían una cosa mala esta gente!”.

Póquer de ases: Grace Jones, Dennis Hopper, el músico de The Pogues Spider Stacy y el manager de banda, Frank Murray, en una escena de 'Straight to Hell'
Póquer de ases: Grace Jones, Dennis Hopper, el músico de The Pogues Spider Stacy y el manager de banda, Frank Murray, en una escena de 'Straight to Hell'Alamy Stock Photo

En la película, los Pogues interpretaban a los hermanos McMahon ―homenaje soterrado a ellos mismos, ya que el nombre de la banda estaba tomado de “pogue mahone” (“bésame el culo” en gaélico coloquial)―, un grupo de forajidos adictos al café. Según Alex Cox, aunque se haya quedado la sensación de que ver la película era como asistir a una fiesta que se ha montado el equipo y al que el espectador no ha sido invitado, en realidad el rodaje fue un trabajo duro, especialmente el conseguir levantar de la cama cada día a las seis a los actores para ponerlos a rodar. El problema no era tanto por la farra como por el soniquete continuo de dos puestos de la feria que les impedía dormir. Uno era el de las entonces popularísimas muñecas chochonas y el otro era el de un carrito de hamburguesas, que se acabó convirtiendo en la archiconocida melodía de Fiesta. “Estas dos canciones se alternaban en nuestras cabezas como una pesadilla horrible e infernal. Tras grabar la canción, encima tuvimos que pagar los derechos de la melodía principal, porque resulta que era una polka de Liechtenstein”, declararía en su momento Phil Chevron, guitarra de The Pogues.

En la letra, cantada en un spanglish macarrónico, hay multitud de guiños a aquel rodaje, un homenaje desternillante a Federico García Lorca y una pulla a la exbajista de la banda, Cait O’ Riordan, que en aquellos días estaba dejando el grupo y se acababa de casar con Elvis Costello, a quien los Pogues odiaban como si fuese su Yoko Ono particular. Fiesta sería el segundo single de If I Should Fall From Grace With God, el álbum que en 1988 dio la fama mundial a Shane MacGowan y compañía.

“El Costello me decían que era muy famoso. Este era más serio, iba vestido normal y no era rarillo como los otros”, rememora Jose Ceba, que fue con Strummer con quien hizo mejores migas. El vocalista británico acababa de disolver a The Clash y se encontraba en una encrucijada personal. Llegó a España prácticamente como un expatriado buscando el anonimato ante el revuelo mediático que su decisión había causado. Por aquellos tiempos, vivió algunas temporadas entre Madrid y Granada ―donde conoció y produjo el álbum Mas de cien lobos, de unos jóvenes 091― y, tras el rodaje de Straight To Hell, decidió establecer su residencia en San José, en la provincia almeriense.

Joe Strummer frente a la Alhambra.
Joe Strummer frente a la Alhambra.JUAN JESÚS GARCÍA

“Por las mañanas, cuando nos íbamos en la furgoneta desde el hotel Torreluz, que era donde él se quedaba, el director de fotografía, Tom Richmond, nos ponía una cinta de color rojo de The Clash y el Joe Strummer iba cantando detrás. El cámara me decía: ‘Mira, este es el cantante’, y yo pensaba: ‘¡Pero si este ni canta ni ná, si este es el que va de pistolero todo el día!’, rememora Ceba. “El Joe Strummer era un número, porque yo creo que llegaba al hotel y no se cambiaba. Él me decía: ‘¡Pepe! ¡Cerveza!’, y yo le llevaba a un bar que estaba a la vuelta de la esquina, el Lisboa, que era famoso en Almería en aquella época. Y él iba vestido de vaquero, con las pistolas, y se sentaba en la terraza así hasta las 12 o la una. Recuerdo una vez que estaba ahí mirando unas fotos, me las enseñó y me dijo: ‘Mira, esta es mi mujer y esta es mi casa en Inglaterra’. Era la foto de un castillo, y yo le decía: ‘¡Tú qué vas a tener un castillo!’. Era una buenísima persona y se ve que era muy sentimental. Al final este hombre se quedó aquí porque le gustó el clima y la tranquilidad, nadie lo conocía, cuando en Inglaterra no podía ni andar por la calle”.

Eso sucedió con todo el equipo. “Nadie en absoluto los conocía, pero tampoco los miraban como extraños, porque ten en cuenta que aquí se han rodado más de 800 películas. John Lennon también se quedó aquí porque nadie le decía nada (estuvo en Almería durante varias semanas de 1966, rodando la película How I Won The War con el director Richard Lester) ¡Y estamos hablando de John Lennon, así que imagínate esta gente!”

Pero la más sorprendente es la presencia de una entonces desconocida Courtney Love. “Yo le decía a mi amigo el cámara: ‘¡Esta tía está perdía!’. Se iba, no hablaba con nadie, siempre estaba sola, y yo pensaba: ‘¡Qué rara es la tía esta!’. Era la única que desentonaba en toda aquella historia”, asegura Ceba. Love, quien entonces tenía 22 años, aún no había formado el grupo Hole e intentaba iniciarse en el mundo de la interpretación. Alex Cox había llegado a considerarla para interpretar a Nancy Spungen en Sid & Nancy, pero la descartó por su diferencia de edad con el actor protagonista, Gary Oldman y, a cambio, le dio un papel secundario. El de Straight To Hell fue su primer personaje protagonista. “Desde el principio pensé que ella era maravillosa y que debería ser la actriz principal porque era muy carismática, determinada, divertida y con una imagen interesante. Yo era un gran fan de Courtney y no creo que nadie más lo fuera en aquella época”, declaró el director en una entrevista de 2011. “También hay una leyenda urbana, la de un diario perdido que se encontró un joven almeriense en el que había pruebas que podían indicar que era suyo. En sus páginas se intuye a una chica joven, insegura, frágil y débil, con un carácter complejo y turbulento. Cuentan que su albacea no ha querido sacar partido de esto y que mantiene confiscado el documento, como anécdota de un siglo ya pasado”, apunta Javier Navarrete, trabajador del cine en activo y estudioso de la película y de la mitología de la época. De hecho, él fue uno de los guionistas del documental Quiero tener una ferretería en Andalucía (Carles Prats, 2011), dedicado a la estancia de Strummer en Almería y Granada.

Graham Fletcher, de The Pogues, Jim Jarmusch y Courtney Love con megáfono.
Graham Fletcher (The Pogues), el director Jim Jarmusch y una jovencísima Courtney Love con megáfono.Alamy Stock Photo

Volvemos con los recuerdos de Ceba. “Después del rodaje me fui con el Dennis Hopper en su moto. Yo le decía: ‘¡Que tú estás muy loco!’, y él me decía: ‘¡Pepe, tú conmigo!’. Nos fuimos a comer a Las Negras, a una famosa terraza que hay allí de una guiri, en una BMW de los años setenta. Me enteré después de que era el tipo aquel de Easy Rider y pensé: ‘¡Con razón le gustaban las motos a este!’. Era un hombre ya mayor, pero lo recuerdo siempre con la moto arriba y abajo, levantando unas polvaredas…”. El actor llegó a Almería después de rodar Terciopelo azul, de David Lynch, probablemente el papel más decisivo y recordado de su larga trayectoria, pero en Straight To Hell hizo un simple cameo, al igual que Grace Jones, por entonces una diva en la cima de su carrera, que solo estuvo un día en el rodaje. Nuestro interlocutor fue el encargado de ir a buscarla al aeropuerto en un jeep descapotable. “¡Madre mía, la Grace Jones!, Solo tenía una escena en la que decía ‘No fumo’, y se quedó dos veces con la mente en blanco y se pegaba unas panzadas de reír… Es que tenía un pavo que no veas. Estaba en una burbuja. Era estirada de más, intratable”, asegura Ceba.

En los créditos del filme también se encuentra Jim Jarmusch. En el momento en que llegó a Almería estaba a punto de estrenar su tercer largo, Bajo el peso de la ley, con el que se propulsaría como uno de los cineastas independientes más prestigiosos de su tiempo. En Straight To Hell ejerció como actor con un papel breve que estaba pensado para Iggy Pop, aunque este se retiró en el último momento por una súbita crisis de confianza. La presencia de Jarmusch fue bastante más que anecdótica: tres años después, Joe Strummer protagonizaba su filme Mistery Train y, en 2008, regresaba a Almería para rodar Los límites del control e introducía un velado homenaje a su experiencia de 1986, según apunta Javier Navarrete: ”La vida no vale nada’ es una frase que podrás ver pintada en la camioneta de la película con la que Joe Strummer apareció sin matrícula, y en el mítico Pez Rojo de San José, una discoteca donde podías encontrar lo más granado de la Movida en mitad del desierto. Jim Jarmusch la utilizó de la misma manera en Los límites del control”.

La película, que se estrenó en España el 23 de mayo de 1988 con el título de Directos al infierno, fue vapuleada por la crítica. En el agregador Rotten Tomatoes, tiene un 30 sobre 100. Las razones: era un divertimento sin orden ni concierto, incoherente y tedioso. Pero el cineasta siempre la defendió. “Estaba basada sobre todo en la película italiana Django, Kill!! (If You Live Shoot!). En aquel momento, los spaghetti westerns no eran algo tan cool como ahora. Yo creo que es un filme extraordinario, que se adelantó a su tiempo, y ciertamente la gente no lo pilló”, declaraba el director en 2011, cuando decidió reeditar la película con un metraje ampliado, dice él que animado por el Apocalypse Now Redux de Francis Ford Coppola.

Sin duda, a Alex Cox no le falta ego, pero tampoco le faltaba algo de razón. Quentin Tarantino, sin ir más lejos, siguió las mismas huellas en Django desencadenado. Es fácil percibir cómo el personaje de Samuel L. Jackson en esa película es un homenaje al interpretado por Sy Richardson en Straight To Hell.

Precisamente esa versión remozada fue estrenada en primicia en una de sus localizaciones, el mini Hollywood del desierto de Tabernas, en un acto organizado por Javier Navarrete, lo que también demuestra la revalorización que la cinta ha tenido con el tiempo. “Straight To Hell es película de culto, de serie B y medio, que va más allá de los estándares habituales de cualquier época. Pero sobre todo contiene un supergrupo, un dream team, un recopilatorio único e irrepetible de artistas de la contracultura de aquella época, que se aunaron en un proyecto y que dejaron muchas anécdotas e interesantes historias paralelas al propio rodaje”, asevera este factótum del cine. Seguro que, en algún momento, todos los que estuvieron allí presentes pensaron en una de las líneas inmortalizadas por The Pogues en Fiesta: “Come all you rambling boys of pleasure/ And ladies of easy leisure/ We must say ‘Adiós!’ until we see/ Almería once again”. O sea: ”Vengan todos los chicos diletantes del placer y todas las damas divertidas. Debemos decir ‘¡Adiós’, hasta que volvamos a Almería!”.

Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_