Bonito, pero polémico en la cocina: ¿vuelve el microcemento a ser el rey de las reformas?
Fue tan ubicuo en locales de restauración, reformas domésticas y revistas de decoración que su popularidad casi acaba matándole. Pero su versatilidad, adaptación y sencillez hacen que este material, tan querido como rechazado por interioristas, se resista a morir
El microcemento es una capa tan inherente a la estética de millennial como las dos crisis que golpearon el crecimiento de esta generación. Concebido casi como un acto de rebeldía frente a ese suelo de madera que nuestros padres nos habían inculcado en una vivienda, el nuevo siglo proliferó su uso hasta las paredes, encimeras y muebles en todo tipo de estancias, aportando ese aire industrial y un tanto aterido (más propio de un parking) a una infinidad de hogares modernos.
Las casas de multitud de famosos son una buena documentación de su éxito. De su pátina milimétricamente lisa en la morada midcentury donde reside Dakota Johnson en West Hollywood, a una versión asalmonada en los baños de la vivienda victoriana de Troye Sivan en Melbourne. Sin olvidar su omnipresencia en esa oda al ‘maxi’ minimalismo que fue el hogar del exmatrimonio Kardashian-West en el suburbio californiano de Calabasas diseñada por los belgas Axel Vervoordt y Vincent Van Duysen.
Fue en los años treinta cuando un laboratorio británico experimentó por primera vez con una mezcla de hormigón y caucho que marcaría un hito en la industria naval al proteger frente a la corrosión a los buques de acero. El microcemento, tal y como lo conocemos hoy, no llegó hasta casi medio siglo después, en forma de un cemento de alto redimiento fusionado con polímeros y pigmentos de color que permitía adherirse a casi cualquier superficie. Su estética limpia y pulida, unida a su alta durabilidad, ha seducido a arquitectos e interioristas durante décadas, convirtiendo la tendencia en un mantra de estilo reiterado hasta la saciedad en reformas o espacios de obra nueva.
Emblema del templo de modernidad que son las tiendas de Dover Street Market por el mundo –la sede de Los Ángeles luce infinitos suelos en este material– y de cualquier negocio hipster de restauración que se precie (lo extraño hoy en día es no tomarse un café de especialidad pisando su trama pulida), parecía que su influjo no tendrían fin. Sin embargo, la encuesta anual sobre tendencias en diseño que realiza la agencia y tienda de lujo online 1stDibs cada año a expertos del sector del todo el mundo, apuntaba en 2021 que, junto a otras modas millennials como el rosa pastel o el ratán, el microcemento tenía los días contados.
Frente al ascenso de los tonos terrosos y el mobiliario de los setenta, señala el estudio, el uso de este centenario material caería en picado, asociado a un menor interés generalizado por el diseño industrial y su fría estética entre los encuestados (solo un 4% lo mantenía como una tendencia en auge). La demanda de materiales más artesanales como el mortero de arcilla, que aporta esa belleza imperfecta a las superficies que impuso la obsesión global por el Mediterráneo vivida los últimos años, o el resurgir del maximalismo como tendencia clave para muchos interioristas en el 2024, ha replanteado el futuro del microcemento en nuestras viviendas, y también en el espacio social.
Más continuidad y menos humedad
Para la vivienda del barrio Putxet en Barcelona que la interiorista Cristina Cirera rehabilitó el pasado otoño este material jugó un papel fundamental a la hora de crear un hogar que respetara la historia del edificio de 1947 potenciando el contraste de estilos entre la fachada y el interior. Los baños fueron revestidos con microcemento, tanto en las picas como en la bañera, lo que añadió continuidad visual en el diseño. “El microcemento permite crear superficies continuas sin juntas, lo que aporta una sensación de amplitud en los espacios. Esto es útil en áreas como baños, cocinas, salones o terrazas donde se busca un diseño limpio y minimalista”, explica.
La fundadora de Cirera Studio, conocida por sus proyectos de interiorismo para hostelería, ensalza también del material su fácil aplicación sobre superficies diversas como azulejos, pladur o madera sin necesidad de retirarlos, lo que facilita el proceso de reforma y reduce los costes. “Ofrece además una amplia gama de colores y acabados en mate, satinado o brillante y es de bajo mantenimiento, ya que su superficie sin juntas dificulta la acumulación de suciedad y facilita la limpieza”.
José Miguel Simón, director de los espacios de arquitectura interior y mobiliario de alta gama ICONNO, coincide también en ese fácil mantenimiento como una de las ventajas que mantienen al microcemento como una tendencia en alza en proyectos de reformas residenciales. “Es una opción muy empleada y solicitada, para nada ha quedado desfasada por el momento. Se usa principalmente por ser un material de alta calidad; destaca por su durabilidad, resistencia y versatilidad”. Simón recomienda, sin embargo, evitar su uso en la cocina porque al ser un material poroso será más complicado limpiar las manchas. “Ocurre especialmente con las de grasa y es más susceptible a las ralladuras por objetos punzantes”, apunta. Como alternativa, el experto propone el porcelánico de gran formato por su resistencia y durabilidad, o el material cementino de la empresa Rimadesio, este último reviste algunas superficies de su reciente proyecto de viviendas en Lagasca.
Durabilidad y resistencia, a examen
Para Idearch Studio, el estudio de arquitectura fundado en 2009 por Syra Abella y Joaquín Mosquera y conocidos por su inclinación hacia un estilo minimalista e industrial, el mantenimiento, en cambio, no resulta tan sencillo, y precisa de ciertos cuidados para su buena conservación y durabilidad en el tiempo. Galardonados con el Premio COAM a la Mejor Obra Nueva en 2019, saben bien de lo que hablan, ya que el microcemento es una constante de sus proyectos.
Si para la reforma de la casa JML lo utilizaron principalmente en baños recubriendo paredes, suelo, e incluso en sitios de alta humedad como la zona de ducha. En Casa Pez todo el suelo es de microcemento, en contraste con las celosías de cerámica que recorren la vivienda, y también recurrieron a su maleabilidad para diseñar el mobiliario de obra en este domicilio de Chamberí. “Es un material que sigue claramente en tendencia, sobre todo después del COVID, cuando se produjo una nueva vuelta a lo natural y a elementos con textura, alejados de la perfección y de lo más puro. Esto nos llevó a varios estudios a plantear el microcemento como una solución que aportara esa imagen a mitad de camino entre lo tradicional y lo moderno”, explican.
Las ventajas de usarlo en una reforma, confiesan, son sobre todo de naturaleza estética y agradará a los que busquen una imagen homogénea y continua. “Si lo que queremos es durabilidad o resistencia a largo plazo, el porcelánico o la piedra serían mejores opciones. Al mismo tiempo son más fríos, mientras que el microcemento aporta una mayor calidez y es más agradable a la pisada y al tacto”. También señalan que en el mercado existen fórmulas más resistentes que debemos valorar, pero todo depende del uso que hagamos. “Al final se puede dañar igual un suelo de madera que uno de microcemento. En paredes o techos, al sufrir menos el uso, prevalece la gran ventaja de su acabado final”, concluyen.
El revestimiento más buscado de un mueble a medida
En ocasiones, este material se salta su ubicación común a ras del suelo o sobre paredes para embellecer otro tipo de superficies. En la reforma del ático duplex que Arenaa Studio llevó a cabo en Picanya (Valencia), por ejemplo, una espectacular escalera cubierta de microcemento se convirtió en el alma de la vivienda. El objetivo de este experimento fue conseguir una forma escultórica y orgánica que diera continuidad al espacio. “El proyecto se basó en la forma de la escalera, haciendo como una obra de arte en mitad de la zona de día. Toda está hecha a mano, con una barandilla de obra que sirve además como elemento divisor de espacios, y en la parte inferior se adosan unas hornacinas donde comenza la cocina”, explica José Cortés, interiorista y CEO del estudio Arenaa Studio.
Ese sensación de prologar el espacio es la gran baza del microcemento en las reformas, explica el experto, unido a la textura sedosa y la huella artesanal que genera y que casa tanto con sus proyectos arquitectónicos de estilo mediterráneo como los muebles de obra que realizan. “El microcemento ha supuesto una actualización de revestimientos tradicionales como el mortero de cal o de cemento que se utilizaba antiguamente, y que hoy permiten crear superficies continuas que vistan todos nuestros espacios”.
Su capacidad para embellecer otros elementos como escaleras, hornacinas en paredes de duchas o demás superficies donde necesitemos conexiones sin líneas que alteren el estilo es la clave para incorporar con frescura el microcemento a una vivienda actual. “Tiene ese detalle de imperfección que te enamora o lo odias. Al ser un material casi natural implica un mantenimiento mayor según el uso que le demos, aunque su belleza también reside en ese desgaste”. Su futuro, como en todo el diseño, será cuestión de gustos.
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