El problema con el mármol en la cocina: por qué el material más caro y esclavo sigue triunfando
Esta roca luminosa sobrevive en los hogares modernos, a pensar de su aparente fragilidad y costes elevados. Cinco estudios de interiorismo valoran sus atributos y desventajas en la actualidad
El mármol ha sido desde hace siglos un componente tan innato de las cocinas como el fregadero o el horno de leña. En las estancias de los diferentes palacios de los Médici, por ejemplo, donde se preparaba su famoso recetario, grandes losas de piedra abrazaban el suelo, las paredes y encimeras. Los bloques de mármol grueso también se hicieron populares en las cocinas victorianas, usado a menudo en la zona de repostería por su superficie lisa y de fácil lavado. Y no solo frecuentaban los hogares reales, también ejercieron de superficie de corte en las carnicerías al mantener la comida fresca mucho más tiempo. “No hay más que ver los bares antiguos de Madrid, con barras de mármol de Macael que han sobrevivido a todo y han ganado en belleza y pátina a medida que pasaban las décadas con miles de clientes, vasos y golpes”, señala Pablo López Navarro, cofundador de Casa Josephine Studio desde 2012.
Aclamados por sus excelsas reformas y el espacio de decoración que ocupan en la madrileña calle de Santa Ana 15, Casa Josephine defiende el uso de este material en sus proyectos. En la rehabilitación del apartamento de 110 metros cuadrados que realizaron para la ilustradora Silja Goetz, en el barrio de Huertas, transformaron la cocina oscura y desfavorecida de la vivienda en un espacio acristalado que comienza con el salón por una gran encimera de mármol de Macael. Procedente de las canteras de esta localidad, en la provincia de Almería, esta piedra que también trabajan en fregaderos construidos a medida, fue elegida por su luz en contraste con los tonos burdeos que dominan el espacio. “Existe una demanda real del mármol en las cocinas pero también es siempre una propuesta por nuestra parte, nos encanta usarlo. Recomendamos el de Macael en las encimeras por su resistencia y contexto; al tratarse de un material nacional que hemos visto en comercios y bares ya es parte de nuestra cultura visual”. El poder tallarlo con la forma deseada, prosiguen los interioristas, hace que el resultado sea espectacular, y aplicado a otras zonas de la cocina como “paramento vertical o arrimadero en las paredes hasta cierta altura permite crear una transición entre las encimeras y otro revestimiento o pintura”.
En esa demanda real que percibe el estudio madrileño coincide Raúl Martins, cuyo espacio para la última edición de Casa Decor sorprendió con un suelo personalizado por la empresa alicantina de mármoles Pardo Stone Design, en una cocina inspirada en la atmósfera decadente del gran salón de baile de Il Gattopardo y en la elegancia inherente a los palacios sicilianos. Para el interiorista barcelonés el aumento del interés que ha desatado la piedra natural tiene que ver con una puesta en valor de la personalidad en los interiores. “Buscamos lo auténtico y especial, que no sea algo copiable ni repetible en serie. Estamos saturados de cosas y acabados que se repiten sin parar, y un material trabajado a mano por un marmolista con sus matices en las vetas y en las texturas lo convierte en algo exclusivo, lleno de personalidad”, reflexiona.
Utilizado ya como material de construcción en las primeras ciudades de la Mesopotamia, civilizaciones griegas y romanas –y más tarde ensalzado por el Renacimiento– supieron ver las posibilidades estéticas que esta roca compacta podría adoptar en cualquier espacio. Como apunta Martins, es un material cálido y diferenciador que cambia con la luz, “una piedra que se puede volver a pulir y renovar una vez instalado”, puntualiza. Si optamos por su instalación, el experto recomienda que para que envejezca bien elijamos de la pieza entera las zonas con vetas más interesantes, y explotar así la “plástica” del conjunto. “Siempre es aconsejable utilizar un mármol con más cantidad de cuarzo o mayor pureza y lo menos poroso posible”. Los mármoles más duros, finaliza, son recomendables para zonas de trabajo como encimeras o muebles que vayan a tener mucho uso, “mientras que los más delicados con vetas blandas o porosos los recomiendo en zonas verticales o de poco uso, donde no estén tan expuestos”.
En la reforma integral que el estudio Galan Sobrini desarrolló en un edificio emblemático de la calle Lagasca en Madrid, el objetivo fue recuperar la estética original de la vivienda y plasmar el estilo de la monumental fachada en el interior. El uso de la piedra en la chimenea que domina el salón principal se trasladó también a los baños y la cocina, con una presencia total en esta última estancia tanto en los muebles como en la encimera y los frentes de la zona de trabajo. Su grandiosidad estética no exenta de desventajas –”hablamos de un material delicado que exige un mayor cuidado”, explican– fue el motivo. “Su nobleza aporta elegancia al espacio dotando de valor añadido a una de las estancias más importantes de la vivienda (y muchas veces olvidada). También por su nobleza tiene un envejecimiento atemporal sabiendo que nunca va a ser una tendencia “pasada”, explican Adriana Arranz Sobrini y Cristina Chaves Galán, fundadoras del estudio en 2008.
Para la vivienda de 400 metros cuadrados que el arquitecto mexicano Jean Porsche diseñó en el barrio de Salamanca, la piedra natural adquirió absoluto protagonismo en toda la cocina, desde el atrevido suelo a rayas en blanco y negro a la encimera de Calacatta Boheme Vintage de Naturamia (Levantina) o los tiradores de los muebles, incluso la puerta también fue revestida de mármol. “En casi todas las casas que he hecho tenemos encimeras de piedra. Es verdad que otros materiales que lo imitan tienen otras ventajas y hacen que cierto tipo de cliente las prefieran, pero en proyectos de lujo, donde está la piedra natural, no hay ninguna comparación o competidor, ella siempre gana”.
El diseñador de la nueva zona de restauración del Royal Hideaway Sancti Petri, en Cádiz, ensalza el uso de este material tanto en zonas comunes de hoteles como en residencias privadas por su resistencia y peculiaridad. “La piedra es para toda la vida, son resistentes y no se decoloran”. Aunque recomienda aplicarlo en encimeras, islas y suelo –incluso hay placas de mármol de menos de un centímetro de espesor con las que forrar puertas, señala–, advierte sobre las posibles desventajas que implica, por lo que es aconsejable recibir un asesoramiento previo acorde al presupuesto. “Las piedras porosas, como puede ser el mármol travertino, son piezas que requieren mucho mantenimiento porque con cualquier mancha se puede estropear (a no ser que, como les pasa a los italianos, nos guste ese desgaste con el uso). Es verdad que hay piedras que ya te garantizan que no tienen absorción, pero muchas veces necesitan protegerlas cada cierto tiempo con un producto sellador para que sea más resistente. Como todo lo bueno, si quieres que perdure, le tienes que dar cuidados”.
Mármol, granito o cuarzo: la eterna duda en una encimera
El interiorista Erico Navazo, fan de este material desde siempre, coincide en que el mármol sigue siendo una opción popular (sobre todo en las encimeras) aunque resulte propenso a manchas y daños si no se cuida adecuadamente. “A mí me encanta y lo tengo en mi propia cocina, pero me cuesta que los clientes apuesten por ello. Desafortunadamente en estos momentos las nuevas superficies cerámicas o de cuarzo están sustituyendo el uso del mármol tradicional en las cocinas”.
Alabado por su apariencia sofisticada desde hace siglos y con una gran variedad de colores y patrones, explica el diseñador que participó en la nueva imagen de Hospes Casas del Rey de Baeza, en Sevilla, el mármol requiere un sellado regular para protegerlo de las manchas y evitar el contacto con ácidos fuertes y productos químicos. El cuarzo y el granito, en cambio, son resistentes a las manchas, arañazos y altas temperaturas y no necesitan este tratamiento. Deberíamos, entonces, ¿evitar su uso en las cocinas? “Yo, personalmente, siempre que puedo lo utilizo por su elegancia y naturalidad aplicándolo en encimeras, respaldos, zócalos o embocaduras de paso. La elección entre el mármol, granito y cuarzo depende de tus necesidades específicas y preferencias estéticas. Si estás buscando una superficie elegante que requiera cuidado y mantenimiento, el mármol puede ser la mejor opción, mientras que el granito y el cuarzo serán una alternativa más resistente y duradera”.
Para Casa Josephine la solución que nos permita apostar el mármol no es tan complicada: “Hay tratamientos hidrófugos muy eficientes y las precauciones para su mantenimiento son, en general, muy sencillas. Basta con evitar los líquidos corrosivos como el limón o el vinagre que pueden dañar la piedra si se dejan actuar un rato largo”. Por otra parte, apuntan, lo habitual e higiénico es usar una tabla de cortar cuando se cocina, en lugar de hacerlo directamente sobre la encimera. “Además, las posibles manchas en el mármol se van diluyendo con el tiempo. No vemos más que ventajas”.
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