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La extraordinaria evolución del globo: de juguete efímero a codiciado elemento decorativo

La influencia de celebrities como las Kardashian logró que este mercado moviera 622 millones de euros en Estados Unidos en 2020. Hablamos con dos expertas en eventos y decoración sobre cuál es el impacto de esta moda en España

"El humilde globo acaba de experimentar un deslumbrante cambio de imagen, de favorito de las fiestas infantiles a gran atractivo visual de exclusivos eventos organizados por los más prestigiosos influencers”, explica la experta en decoración Emma Beddington en 'The Guardian'.
"El humilde globo acaba de experimentar un deslumbrante cambio de imagen, de favorito de las fiestas infantiles a gran atractivo visual de exclusivos eventos organizados por los más prestigiosos influencers”, explica la experta en decoración Emma Beddington en 'The Guardian'.
Miquel Echarri

Basta con una breve excursión por Pinterest o Instagram para comprobar hasta qué punto los globos se han convertido en un elemento de decoración respetable e incluso exquisito. No se trata, por supuesto, de globos cualquiera, sino de vistosas piezas de látex biodegradable, globos foil de poliamida en forma de unicornio, corazón, estrella o burbuja, esferas gigantes rellenas de helio o confeti… Poco que ver con los modestos volátiles de plástico omnipresentes en ferias de pueblo y cumpleaños infantiles de hace unas cuantas décadas.

Ya en Una cara con ángel (Stanley Donen, 1957) una Audrey Hepburn en la cúspide de la elegancia demostró hasta qué punto un ramo de juguetes inflables puede ser el complemento perfecto para un vestido evasé de color negro, manga corta y cuello barco diseñado en exclusiva por Hubert de Givenchy. “Tú ponte a correr en cuanto yo te diga y no dejes que se te escapen los globos”, le decía Fred Astaire en una escena deliciosa, la de la sesión fotográfica al pie del Arco de Triunfo parisino. Audrey echaba a correr y los globos se escurrían, uno tras otro de su mano enguantada.

El globo entendido como juguete o elemento decorativo es hermano menor del globo aerostático, esas aeronaves vintage que aplican el principio de fluidos de Arquímedes para surcar los cielos y que han hecho posibles travesías tan delirantes como la Japón-Nuevo México de Tom Bradley y Leonid Tyukhtyaev, 8.383 kilómetros sobre el océano Pacífico. Al ingeniero británico Michael Faraday se atribuye la invención del globo moderno, un inflable de modestas dimensiones hecho de vejiga animal y relleno de hidrógeno que se viene utilizando en experimentos científicos desde los primeros años del siglo XIX.

Audrey Hepburn sostiene unos globos en una escena de la película 'Una cara con ángel' (1957).
Audrey Hepburn sostiene unos globos en una escena de la película 'Una cara con ángel' (1957).

El globo como industria y como metáfora

Tras Faraday, la industria del globo recreativo arrancó en Estados Unidos en la década de 1920, gracias a un tal Neil Tillotson, el primero en simplificar la fórmula e impulsar su producción en masa. Tillotson tuvo un momento de epifanía casi comparable al de la manzana de Isaac Newton: la gracia del invento consistía en su carácter de juguete frágil y efímero, algo que inflas para hacerlo reventar a continuación.

Así, los globos de este avispado pionero se convirtieron en uno de los principales atractivos del desfile del Día de la Patria Estadounidense de 1931 y de la feria de Chicago de 1933, en parte debido al interés de los asistentes por hacerlos explotar. Así nació, por cierto, la muy documentada globofobia, que es la inquietud moderada (o el pánico atroz, según los casos) que produce a algunas personas verse rodeadas de globos que pueden estallar sin previo aviso en cualquier momento.

En décadas posteriores, el globo demostró una versatilidad que hubiese sorprendido a Faraday y Tillotson. Inflarlos y hacerlos estallar siguió siendo su principal aliciente, pero conservarlos el mayor tiempo posible se puso también de moda. Con el tiempo, mantenerlos en el aire golpeándolos con cualquier parte del cuerpo se convertiría también en uno de los deportes amateur más practicados del mundo. Tanto, que en octubre de 2021 se disputó el primer campeonato mundial de la especialidad, un surrealista evento organizado por Gerard Piqué e Ibai Llanos que reunió a más de 600.000 espectadores, dando así por inaugurada la nueva edad de oro del globo deportivo.

La gran novedad del último par de años es, sin embargo, el salto cualitativo de los globos entendidos como pieza ornamental y complemento exquisito. Lo explica, con cierto estupor, Emma Beddington en un artículo de The Guardian. Para la experta en decoración, “el humilde globo acaba de experimentar un deslumbrante cambio de imagen, de favorito de las fiestas infantiles a gran atractivo visual de exclusivos eventos organizados por los más prestigiosos influencers”.

Beddington atribuye el fenómeno a la influencia de celebrities como Khloe Kardashian, organizadora en febrero de 2020 de una fiesta de celebración del embarazo de su amiga Malika Haqq en que las ristras y guirnaldas de globos fueron el principal ingrediente decorativo. Gracias a madrinas tan ilustres, se estima que el mercado del globo movió alrededor de 637 millones de dólares (622 millones de euros) en Estados Unidos en el año 2020 y que seguirá creciendo a un ritmo del 4,2% anual hasta 2026.

Bienvenidos a Palm Springs

En el Reino Unido, agencias como Elari Events organizan fiestas temáticas presididas por vistosos globos color burdeos, café con leche, bronce, colorete o rosa ácido. Sahar Kasari, de Elari, reivindica que ella y su socia, Aleksandra Rabbani, fueron de las primeras en “identificar una tendencia estética con mucho potencial y llevarla a otro nivel, más elegante y exclusivo”. Beddington destaca lo pulcros e imaginativos que resultan sus arreglos globales y el uso de técnicas como el “doble relleno”, que en esencia “consiste en poner un globo dentro de otro antes de inflarlo para obtener así un rico contraste de colores y texturas visuales”. Elari tiene varios registros, de una sobria paleta de colores terrosos que remiten al diseño escandinavo a la exuberancia del estilo Palm Springs, “con amarillos y púrpuras saturados”, según explica Kasari.

¿Hasta qué punto ha llegado esta tendencia a España? No cabe duda que la oferta de globos ornamentales se ha sofisticado, como demuestra el amplio catálogo de La Fiesta de Olivia, una empresa que ofrece “globos montados con mimo, hinchados con helio profesional Hi Float” e incluso diseños personalizados. Sin embargo, el impacto de esta moda anglosajona entre los organizadores de eventos más sofisticados y exclusivos está siendo desigual en nuestro país.

En el Reino Unido, agencias como Elari Events organizan fiestas temáticas presididas por vistosos globos color burdeos, café con leche, bronce, colorete o rosa ácido.
En el Reino Unido, agencias como Elari Events organizan fiestas temáticas presididas por vistosos globos color burdeos, café con leche, bronce, colorete o rosa ácido.

Sara Uriarte, del estudio Cordero Atelier, nos cuenta que “no es un recurso que nos llame mucho la atención y no lo solemos usar, en alguna ocasión nos lo han pedido, pero no es algo que, a priori, encaje en nuestra estética”. Esther Ordax, de La Más Chula Agencia se muestra mucho más receptiva a este elemento que “siempre ha dado mucho juego en todo tipo de eventos y reuniones sociales y resulta imprescindible en fiestas infantiles y de cumpleaños, fiestas fin de curso y eventos deportivos”.

Para Ordax, “siempre ha representado el mundo más onírico de los sueños, el color, la magia y la libertad no solo en la vida real, sino también en el cine, las artes escénicas (sobre todo, el circo) o la literatura”. La novedad, en su opinión, es que “desde hace unos cuantos años, y sobre todo con el auge de Instagram, los globos han ido incrementando su protagonismo”. Primero, en eventos corporativos que apostaron por los cada vez más populares globos de letras y números, y luego “extendiéndose a todo tipo de eventos, privados y públicos, pero ya de una forma más elevada, aspiracional y sofisticada”.

Eso ha llevado a una situación en que proliferan “globos de texturas de mármol, metálicos, con confeti, con las formas más inesperadas y una paleta de colores inimaginables”. En cuanto a las formas, Ordax destaca que se están produciendo “esculturas” cada vez más “espectaculares e inmersivas, llenas de arcos y columnas que persiguen el efecto wow, lo nunca visto”. En resumen, tal y como lo entiende Ordax, “una prueba de que el ser humano necesita seguir jugando, liberarse y buscar el niño que lleva dentro”.

Otro de los arreglos con globos diseñado por Elari Events.
Otro de los arreglos con globos diseñado por Elari Events.

Beddington cree encontrar las raíces estéticas de la “fiebre del globo” en películas tan influyentes como la citada Una cara con ángel, el clásico popular Up (inspirado a su vez por Le ballon rouge, mediometraje de Albert Lamorisse de 1956), en los perros inflables de Jeff Koons, en el artista de Instagram Michael Schneider o la icónica imagen de la chica del globo de Banksy. Esta última fue elegida en 2018 la obra de arte “más querida” por el público británico, algo que demuestra, según el crítico de The Guardian Jonathan Jones, “la inconmensurable ignorancia y estupidez de los habitantes de este país”, propensos a dejarse seducir por “un arte sentimental, vistoso y pomposo”, pero sin verdadero valor estético.

Pese a su admiración por las guirnaldas de globos de Elari Events, Beddington no esconde que la creciente popularidad de esta tendencia habría que atribuirla sobre todo al “efecto Kardashian”. Es decir, la voluntad de emular el estilo de vida de una cierta élite instalada en un universo en tonos pastel. Son las fiestas de Khloe Kardashian, más que las rupturistas ideas de cualquier artesano contemporáneo influido por Audrey Hepburn o Jeff Koons, las que han hecho que los globos sean ahora mismo una tendencia posh (pija).

El otro par de claves, según Sahar Kasari, serían “la nostalgia por el niño que fuimos” y un sentido intuitivo de la corrección política, dado que “los globos son un elemento de decoración neutro y amable, que no molesta a nadie y con el que todo el mundo se siente cómodo”. Todos menos los globófobos más recalcitrantes, que acuden a esas fiestas con miedo a que las esculturas de helio en tonos burdeos estallen de repente creando un estruendo insufrible.

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Sobre la firma

Miquel Echarri
Periodista especializado en cultura, ocio y tendencias. Empezó a colaborar con EL PAÍS en 2004. Ha sido director de las revistas Primera Línea, Cinevisión y PC Juegos y jugadores y coordinador de la edición española de PORT Magazine. También es profesor de Historia del cine y análisis fílmico.

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