La madre araña
Aurora rodrÍguez sufría de graves delirios de grandeza. Un día decidió emular a Dios y tener un hijo que salvara a la Humanidad. Fue niña: Hildegart. La amaestró, la educó, la convirtió en figura política y pública. A los 17 años ya había terminado la carrera de Derecho. Pero pronto quiso ser libre. Y su madre la mató.