Del realismo social a la experimentación
Pemex
El recuerdo de algunos amigos
El Consejo de Ministros aprueba el Plan Nacional de Telecomunicaciones
Sanidad limita los implantes de silicona a casos justificados con informes médicos
Justicia destituye a los responsables de la prisión de Granada
Amnesia en las Malvinas
El odio hacia Argentina, única huella de la invasión
Texto de una de las cartas de renuncia
Coslada crea la figura del Defensor Infantil
Arma joven
La inflación alemana alcanzó en marzo la cota más alta desde 1982
El empleo no reacciona en Estados Unidos
Un empresario atraca un banco para pagar la nómina
La policía francesa tiene en su poder una lista de empresarios que pagan el 'impuesto revolucionario'
La enfermedad del cemento
Libia amenaza a los países que votaron a favor de las sanciones
La defensa pide que Noriega sea declarado inocente por falta de pruebas
Emotivo adiós en Madrid al coronel asesinado por un paquete bomba
Mandela reclama una fuerza internacional de paz para Suráfrica
Traficantes de heroína arrojan 60 kilos de droga al huir de la policía
Arte y resina
Relevo en falso
El etarra Juan María Ormazábal
Los laboristas británicos confían en reforzar su hegemonía en Gales
Rebelión a bordo
Ante la realidad nuclear
Ante la realidad nuclear. Cuando se lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, en agosto de 1945, no sólo se demostró el poder destructivo sin precedentes de la nueva arma, sino también la capacidad de uno de los jefes de Estado más respetables del momento (el presidente Harry Truman) para emplear dicha arma contra poblaciones civiles completamente indefensas e inocentes. Una pequeña pero significativa minoría de científicos y militares había abogado por una demostración de tan terrible arma cerca de la costa en lugar de utilizarla contra una ciudad densamente poblada, y una pequeña pero significativa minoría de tales personas ha continuado, a lo largo de los últimos 50 años, insistiendo en la ,necesidad de un completo desarme nuclear-químico-biológico para que la raza humana no destruya la civilización existente y no hipoteque el futuro durante milenios a causa de la vida media radiactiva de los productos químicos empleados en dichas armas.Durante los 42 años transcurridos desde 1949, fecha en que los soviéticos explosionaron su primera bomba atómica, hasta 1991, cuando se desintegró la Unión Soviética, habría sido posible alcanzar el necesario desarme mientras sólo existían dos superpotencias con grandes arsenales. Pero prudentes hombres de Estado, incluyendo ganadores del Premio Nobel de la Paz, optaron, en cambio, por lo que llegó a conocerse como "el equilibrio del terror", y en los periódicos de hoy día pueden leerse elogios de ese equilibrio del terror que "mantenía la paz" en Europa durante los históricamente breves 40 años de guerra fría.