Lo que dicen las críticas sobre el programa de Meghan Markle: del “perdí las ganas de vivir” a “un viaje al ego que no merece la pena”

“Siento que me estás viendo enamorarme”, dice Meghan Markle, como dirigiéndose al espectador, en uno de los ocho episodios de su nuevo programa, Con amor, Meghan. Y nada más lejos de la realidad. El proyecto, que se estrenó el pasado 4 de marzo en Netflix, no ha tenido el recibimiento que esperaba la duquesa de Sussex, que en un momento llega incluso a remarcar a su amiga Mindy Kaling que utilice el apellido familiar en lugar de Markle. Este formato basado en su estilo de vida estaba llamado a ser su regreso a la pantalla, convirtiéndose así en el primer paso del que prometía ser su gran año. Pero una vez más, la mujer de Enrique de Inglaterra ha vuelto a ser diana de las críticas. Sobre todo para los medios británicos, que han encontrado en ella una fuente inagotable de noticias.

“Meghan comparte consejos y trucos personales, dando prioridad a la diversión sobre la perfección, y destaca lo fácil que puede ser crear belleza, incluso en lo inesperado. Ella y sus invitados se ponen manos a la obra en la cocina, el jardín y más allá, y te invitan a hacer lo mismo”, reza la nota de prensa publicada por Tudum, el blog oficial de Netflix. Pero, para muchos, el programa no ha cumplido con las expectativas y muestra un producto audiovisual preparado y superficial, que emana felicidad de lo más insulso del día a día. Para quien no haya visto ni un minuto de esta propuesta con la que la duquesa regresa a la esencia de The Tig —el blog que cerró en 2017 al conocerse su relación con el príncipe—, si presta atención a las críticas en medios especializados probablemente se le quiten las ganas de dedicar su tiempo a ver Con amor, Meghan.

La duquesa de Sussex es como una caja de sorpresas cuya intención es compartir consejos de estilo de vida con los espectadores, pero ¿son realmente útiles o desconocidos? Esa precisamente es una de las cuestiones que aborda el tabloide británico Daily Mail. El medio ha reunido a expertos reales para hablar del programa desde un punto de vista crítico. “Perdí las ganas de vivir después del episodio sobre cómo hacer cubitos de hielo”, señala la periodista Rebecca English. En los últimos segundos del programa, Meghan Markle agradece el apoyo de sus seres queridos y haber sido capaz de regresar a esa parte “de creatividad que tanto he echado de menos”. “Es básicamente el mito de la víctima, de que ella es la víctima y ahora es libre. Es realmente bastante ofensivo”, señala otro de los expertos consultados. Otro columnista del medio afirma: “Es tan horrible que es casi convincente”.

“¡Adiós al acuerdo con Netflix. Con amor, Meghan es tan inútil que podría ser el último programa de televisión de los Sussex”, es el titular de la crítica de The Guardian. Un medio que, por su carácter antimonárquico, siempre se había posicionado del lado del matrimonio. “El problema es que nadie quiere ver a Meghan preparando crostini decorados con forma de mariquita con Mindy Kaling. Es el tipo de relleno de estilo de vida tonto”, explica en uno de sus párrafos. De los cuatro lanzamientos de los duques con la plataforma, tan solo uno ha tenido el éxito esperado: Enrique y Meghan (2022), el documental sobre los motivos de su salida de la familia real británica, de la que este mes de marzo se cumplen cinco años. El citado medio británico señala que lo que quiere el público es eso y no las propuestas que están produciendo: “Quieren ver a la Meghan furiosa y justa. Lo que quieren es un reality show”.

Uno de los periódicos más críticos con ella ha sido The Telegraph: “Bienvenidos a Con amor, Meghan, la nueva serie de Netflix en la que nuestra heroína eleva lo cotidiano. Nunca volverás a mirar un nabo de la misma manera”. Así definen el programa en su crítica: “El formato es el siguiente: Meghan invita a la gente a su casa imaginaria —se graba en otra propiedad ubicada en Montecito valorada en ocho millones de dólares— y le dicen lo increíble que es. Esto sucede durante ocho episodios. Se trata de la alegría de ser anfitriona porque Meghan es extremadamente acogedora con todos”. Aun así, critican el trato con sus invitados. “Cuando llega, el pobre hombre [Daniel Martin, su maquillador] no recibe un abrazo ni la oportunidad de sentarse antes de que ella lo engañe para que corte tomates, haga velas con cera de abejas de sus propias colmenas y decore el pastel de limón y miel de tres pisos que había preparado antes”. También juzgan si a la protagonista realmente le gusta lo que está haciendo: “Algunas partes son un programa de cocina, pero no parece que se le dé muy bien cocinar, o que no le guste particularmente, más allá de disponer las verduras y la fruta en el plato”.

El periódico The Times también es contundente: “Si pensabas que sería un programa empalagoso y presuntuoso, y que preferirías quemarte los ojos antes que verlo, tengo noticias para ti: es mucho peor que eso”. Además, comparan el proyecto con el de Martha Stewart: “Parece estar en una audición. Viste un suéter caro sobre los hombros mientras cocina como nadie lo hace y luce una hermosa blusa con mangas que casi se caen sobre su plato de crudités”. Pero lo que más les llama la atención es su constante felicidad. “Lo que choca es la sonrisa incesante, el optimismo desesperado de esta producción lujosa y de alta calidad. Meghan debe haber tenido dolor de cara con tanta sonrisa”.

Por su parte, el medio especializado en la industria del cine y la televisión Variety lo califica como “un viaje al ego que no merece la pena”. “Existe como una especie de celebración de todo lo relacionado con la duquesa de Sussex y, como en el pasado, ninguna cantidad de elogios parece suficiente”, subrayan. Y añaden: “Los invitados deben, como precio por compartir una tarde con ella en una cocina hecha para la televisión, elogiarla primero [...] Está hecha con mucho amor, en el sentido de que el amor más grande de todos es el que una persona siente por sí misma”. Defienden que ocho episodios son demasiados para una idea que acaba repitiéndose en cada uno de ellos: “Las peculiaridades de Meghan parecen pretensiones. Desde las múltiples veces que comenta la belleza de una yema de huevo hasta su dedicación a colocar flores comestibles en casi cualquier comestible”.

The Economist sigue la misma idea: “Meghan Markle sonríe a las cosas de Montecito. En el primer episodio sonríe a las frambuesas de un pastel. En otro episodio sonríe a las hortensias. También sonríe a las abejas”. La comparan con María Antonieta —”se lo pasaba en grande en su granja de juguete [...] hasta que dejó de hacerlo”— y critican que muestre tanta felicidad cuando el rey Carlos III y Kate Middleton estaban, en el momento de la grabación, en sus tratamientos de cáncer. “Su aire de bienestar resulta incómodo cuando dos de los miembros de la realeza han estado tan —silenciosamente— enfermos. Los dos vídeos juntos de Kate sobre su cáncer duraban menos de cinco minutos y medio. Aquí, tarda casi lo mismo en decorar una tarta”. Además, lo califican como un programa “fuera de este tiempo”.

Es The Hollywood Reporter quien señala la falta de cercanía con el espectador que permita conocerla un poco mejor: “Hay una falta de apertura y vulnerabilidad que permitiría a un detractor conectar con ella y cambiar su opinión”. Y añade: “No hay una conversación honesta sobre las dificultades de la maternidad con otras madres invitadas, un elemento que fundamentaría mejor la serie para los espectadores que el uso excesivo de flores comestibles. Sin el ingrediente de la identificación, que el público anhela más que nada, la serie no ofrece mucho más que recetas sofisticadas que la mayoría de los espectadores no pueden permitirse preparar de todos modos”.

Pero también hay algunas (pocas) críticas positivas y benevolentes con ella. “Si la nueva oferta de estilo de vida de Netflix demuestra algo es que Meghan está justo donde pertenece”, se lee en un artículo de Harper’s Bazaar. De hecho, se contradicen con la opinión de The Hollywood Reporter: “Todas las recetas se ven hermosas, pero aun así, son accesibles. En lo que puedo pensar es en intentar hacer mi primer branzino entero horneado con sal. Cada comida presentada tiene un vínculo con la vida de Meghan o la de sus amigos e invitados, lo que pone en relieve el hecho de que la serie trata realmente de los placeres más simples más que del entretenimiento exagerado”, escribe Bianca Betancourt, su periodista de cultura, que sí reconoce que el objetivo principal del programa no es el de “impresionar a la audiencia con su destreza culinaria”. Por su parte, New York Magazine reconoce dos características de Meghan Markle: “Es una mujer humana perfectamente normal que tropezó en un romance con un príncipe y luego se encontró en el centro de un tornado de mierda alimentado por tabloides británicos depredadores. La otra verdad es que es un extraño viaje completamente trastornado hacia el centro de la nada”.

Meghan Markle, por el momento, prefiere hacer oídos sordos a las críticas y continua con la promoción ya prevista. “Para más recetas, diversión y razones para decir mmm, echa un vistazo al programa que en solo 24 horas ya está en el top 10″, escribió este miércoles 5 de marzo en su perfil de Instagram, donde acumula 2,2 millones de seguidores. Este nuevo proyecto le ha devuelto al primer plano, como demuestra también una entrevista en exclusiva para la revista People —después de cuatro años de silencio— y su participación en el programa matinal de Drew Barrymore emitido este jueves 6 de marzo. Está por ver si las críticas hacia Con amor, Meghan empañan el lanzamiento de los productos de As Ever, que anunció hace un año y que se espera que se pongan a la venta en las próximas semanas. Justo el día del estreno anunció cuáles son sus primeros productos, entre los que no faltarán las características confituras que aparecen una y otra vez en el programa.