Trump descarta deportar al príncipe Enrique de Estados Unidos: “Ya tiene suficientes problemas con su mujer”
Desde 2023, la fundación conservadora Heritage solicita que se haga pública la solicitud de visado del duque de Sussex para comprobar si mintió sobre el consumo de drogas, lo que podría hacer peligrar su estancia en EE UU
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no ha dejado indiferente a nadie. En apenas tres semanas, el nuevo presidente de Estados Unidos ha arremetido contra todo y contra todos —no se ha librado ni Taylor Swift de los comentarios del magnate en redes sociales—, ha aprobado nuevas leyes y aranceles o ha hecho historia al ser el primer mandatario en ejercicio que acude a una final de la Super Bowl. Pero también ha querido cerrar un capítulo que ponía en jaque al príncipe Enrique de Inglaterra y su estancia en el país. Desde noviembre, tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales frente a Kamala Harris, las dudas sobre qué iba a pasar con el hijo pequeño de Carlos III estaban en el aire. Ahora Trump ha decidido responder y tranquilizar así al duque de Sussex y a su familia.
El también empresario descartó el pasado sábado, 8 de febrero, estar interesado en deportar de Estados Unidos a Enrique de Inglaterra si se llega a demostrar que ha mentido en la solicitud de su visado. “No quiero hacer eso. Le dejaré en paz”, respondió en declaraciones en exclusiva al diario The New York Post. Desde 2023, la Heritage Foundation cuestiona la legalidad de la concesión de residencia al príncipe después de que este admitiese en su biografía En la sombra haber consumido drogas, y batalla en los juzgados para que se hagan públicos sus registros de inmigración. En Estados Unidos, las leyes de inmigración clasifican a cualquier extranjero que haya consumido drogas como inadmisible en el país. Por tanto, si el duque de Sussex admitió en su visado el consumo de drogas, esto supuso un trato de favor; y si, por el contrario, mintió sobre el consumo en el momento de solicitarlo, se le podría llegar a ser deportado.
“Tendremos que ver si se sabe algo sobre las drogas, y si mintió habrá que tomar las acciones apropiadas”, sostuvo Trump en marzo de 2024. Parecía que tras su victoria en las elecciones presidenciales iba a apoyar seguir adelante con la publicación del visado, poniendo en una situación complicada a un miembro de la familia real británica —aunque sin funciones oficiales desde 2020—. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido y el presidente parece querer dar carpetazo al asunto con sus últimas declaraciones. Pero lejos de ser una paz inesperada, en la citada entrevista el magnate ha atacado directamente a Meghan Markle con una frase contundente y deslenguada: “[Enrique de Inglaterra] Ya tiene suficientes problemas con su mujer. Ella es terrible”, declaró. Algo que viene a confirmar que no piensa perdonar a la duquesa de Sussex —quien le llamó “misógino” y “polémico” en 2016—. Él, por su parte, la calificó de “antipática” y “desagradable” en 2020, durante una visita a Londres durante su primer mandato.
La guerra por la posible deportación de Enrique de Inglaterra se remonta a 2023, aunque los duques de Sussex gozaron de cierta tranquilidad después de que la Administración Biden decidiese bloquear la publicación del expediente del príncipe. Heritage Foundation, una fundación conservadora radicada en Washington, esperaba que con el regreso a la Casa Blanca de Trump las cosas cambiaran. Quizá porque el presidente también les atacó en el pasado por “no haber respetado” a Isabel II en sus últimos años de vida. Siempre ha demostrado públicamente una profunda admiración hacia la monarca británica y todo lo que rodea a la familia real, a excepción de Meghan Markle. En la misma entrevista en The New York Post ha aprovechado para elogiar al príncipe heredero Guillermo de Inglaterra —enemistado con su hermano desde hace cinco años—, a quien conoció personalmente durante la ceremonia de reapertura de la catedral de Notre Dame el pasado diciembre: “Es un buen tipo”.
El pasado mes de septiembre el juez Carl Nichols ya dictaminó que no se iban a hacer públicos los documentos del visado de Enrique de Inglaterra, porque tenía derecho a la privacidad. Pero Heritage Foundation decidió retomar el asunto tras la investidura de Trump el pasado mes de enero. La semana pasada el mismo juez cambiaba ligeramente de opinión y afirmaba que había tenido acceso a registros secretos relacionados con el estado del visado, pero que no estaba “seguro” de cómo quería proceder y que tomaría una decisión “a su debido tiempo” sobre si había algunas partes que podían hacerse públicas. Esto suponía un giro radical en la lucha de Heritage Foundation contra el duque, ya que hasta este momento todas sus afirmaciones se habían considerado como “suposiciones especulativas”. Pese a la decisión que finalmente tome el juez, es Trump quien puede utilizar su poder para proteger la estancia de Enrique de Inglaterra en Estados Unidos, a donde se mudó hace poco menos de cinco años.
Por el momento, los duques de Sussex han hecho oídos sordos a las palabras de Trump, que llegan durante la celebración de los Juegos Invictus que están teniendo lugar en Vancouver, Canadá. La pareja está derrochando complicidad y mucho amor desde la inauguración el pasado sábado 8 de febrero de esta competición, creada en 2014 por el príncipe para veteranos de guerra, y que este año reúne a 25 países y más de 500 competidores. Son muchos quienes se preguntan si sus continuas muestras de amor de estos días son su manera de hacer frente a los rumores que aseguraban que estaban teniendo “una crisis matrimonial”. El próximo 4 de marzo será cuando se estrene la serie Con amor, Meghan —prevista para el 16 de enero y aplazada por los incendios en Los Ángeles— en Netflix, y está por ver si desvela un poco más de la vida del matrimonio en California.
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