Riley Keough, nieta de Elvis Presley: “La maldición de mi familia es un problema muy común. Se llama adicción”
La actriz y productora de cine publica ‘Desde aquí a lo desconocido’, las memorias póstumas de su madre, Lisa Marie Presley. “No llevar el apellido Presley me ha ahorrado muchas cosas”, asegura a EL PAÍS
Cada duelo es un mundo. El de Riley Keough (Santa Mónica, California, 35 años) es como una novela. Tras perder a su madre, Lisa Marie Presley, en enero de 2023, Keough, actriz nominada al Emmy y al Globo de Oro y productora de cine, se sintió en el deber de completar las memorias que su progenitora no había podido terminar. Durante el luto, se dedicó a escuchar las cintas en bruto que había dejado Lisa Marie para el proyecto y a escribir la historia jamás contada sobre la única hija de Elvis Presley: su infancia en Graceland, la muerte de su padre tras décadas de abuso de fármacos y alcohol y las terribles secuelas de esa pérdida, su adolescencia rebelde, su relación con Michael Jackson, su dependencia a los opioides, el suicido de su hijo Benjamin… El resultado de este singular ejercicio creativo se titula Desde aquí a lo desconocido (Plaza & Janés), un libro en el que las vivencias, recuerdos y puntos de vista de madre e hija se alternan, creando un ritmo inquietante que deriva en un espiral de angustia.
“¿Es este un libro para adictos? ¿Para sus familias? ¿Para los fans de Elvis? Es difícil decirlo”, se preguntó The New York Times cuando las memorias se publicaron en Estados Unidos. Keough, que nació siendo famosa y consiguió su primera portada en una revista con pocas semanas de vida, se contenta con definirlo como el testimonio honesto de su madre y, en definitiva, el suyo propio. “Es un relato humano, con el que cualquiera puede identificarse”, apunta en conversación por Zoom con EL PAÍS. Pero también funciona como una rendija a través de la que se puede ver cómo ha vivido una de las familias más célebres del mundo, con sus locuras y excentricidades (Lisa Marie manteniendo el cuerpo de su hijo muerto en hielo seco en su mansión californiana durante dos meses; Riley despertando para ver una jirafa desde la ventana de su habitación en Neverland) y sus sorprendentes normalidades (los miedos e inseguridades propias de cualquier ser humano).
Pregunta. ¿Escribir este libro la ayudó a aliviar el dolor? ¿Fue un proceso de curación?
Respuesta. Fue duro porque no era algo que tuviera planeado hacer. Pero, al final, completar la historia de mi madre sí se siente como una curación. He terminado algo para ella y eso se siente bien.
P. A su madre le costó aceptar la muerte de su padre [Lisa Marie tenía 9 años cuando Elvis Presley falleció]. ¿Usted ha podido procesar la pérdida de su madre?
R. Lo intento, pero el duelo es un proceso muy largo. Cuando perdí a mi hermano [Benjamin Keough se quitó la vida en 2020, a los 27 años], intenté hacer todo lo “correcto” para superar su muerte lo más rápido posible. Después me di cuenta de que el duelo es para siempre. Es difícil aceptar que la gente que ha estado contigo siempre se ha ido.
P. ¿Recuerda su última conversación con su madre?
R. Nos intercambiamos mensajes, porque yo estaba rodando en Canadá. No recuerdo lo que nos dijimos. Fueron mensajes normales. Nuestra última conversación en persona fue en una cena. Ella me dijo que estaba cansada y que quería irse a casa. Eso fue todo.
P. En el libro se habla mucho sobre las adicciones de su familia: los fármacos que consumía su abuelo, la dependencia de su madre a los opioides, la adicción de su hermano… ¿Alguna vez tuvo miedo de caer en una adicción?
R. Sí, supongo que es un miedo irracional. No tengo ninguna adicción y nunca la tuve. Pero sí tuve ese miedo porque la adicción de mi madre llegó muy tarde en su vida [Lisa Marie Presley empezó a consumir opioides con 40 años, tras dar a luz a sus mellizas, Harper y Finley]. En su caso, parecía que la adicción había aparecido de la nada, pero en realidad siempre estuvo ahí. Ella tenía una personalidad que era todo o nada. Toda su vida nos dijo: “Si alguna vez pruebo las drogas, me van a llevar por delante”. Ella era consciente de eso. Por eso yo nunca podría decir nunca.
P. Lisa Marie sufrió abusos de pequeña por parte de una pareja de su madre, Priscilla Presley. ¿Usted conocía ese capítulo o lo descubrió escuchando las cintas?
R. Sí, lo conocía. Era una historia que todos sabíamos. Mi madre era muy abierta. Sus hijos, sus parejas, todos teníamos conocimiento sobre esta historia. Yo la recuerdo desde que tengo memoria. Si eras cercano a ella, lo sabías.
P. La relación de Lisa Marie con su madre fue compleja. ¿Cómo es su relación con su abuela?
R. Es buena y nunca se vio afectada por la relación que tenían ellas. La relación entre padres e hijos no tiene los mismos detonantes y reactividad que la relación entre abuelos y nietos. Yo estuve al margen de todo eso. Así que siempre tuve una relación buena y normal con mi abuela. Nunca discutimos.
P. ¿Sabe si ha leído el libro?
R. No lo sé, creo que no lo ha leído. Mi abuela está muy ocupada. Y no la culpo si no lo lee. Es una historia muy personal. Ella vivió todo lo que se cuenta en el libro, así que no creo que necesite leerlo. Ni siquiera yo lo leería. Cuando lo terminé de escribir, tuve que volver a leerlo una o dos veces más, pero no lo disfruté. Es algo intenso, dramático y duro.
P. Su madre lloraba cada vez que escuchaba una canción de Elvis. ¿Qué siente usted cuando escucha la música de su abuelo?
R. Ahora que mi madre y mi hermano han muerto, siento tristeza cuando escucho sus canciones. En mi familia todos tenemos un parecido físico con él. Mi hermano se parecía mucho a mi abuelo, así que su música representa mucha pérdida.
P. Pasó parte de su infancia en Graceland, la mansión de Elvis en Memphis. ¿Qué recuerda de esos años?
R. Íbamos a Graceland a pasar las vacaciones, la Navidad, Acción de Gracias… Mi madre hacía mucho trabajo solidario en Memphis cuando yo era pequeña, así que íbamos para repartir regalos entre los niños sin hogar. Hacíamos mucho trabajo de ese tipo.
P. ¿Le cuesta volver allí?
R. Es complicado. Me gustaría sentirme mejor cuando voy a Graceland, pero en el jardín trasero hay un cementerio donde está enterrada toda mi familia. Así que no me entusiasma ir. Pero también es un sitio de recuerdos mágicos para mi familia, un lugar de felicidad. Intento volver a esos recuerdos.
P. Su madre siempre sintió que la gente se acercaba a ella por interés. ¿Ha tenido ese sentimiento?
R. Sí, crecí con esa conciencia de que la gente se me acercaba por interés. Lo recuerdo desde siempre. Los niños en la escuela me preguntaban: “¿Eres la nieta de Elvis?”, “¿Cómo es tu casa?”. Me hacían esas preguntas con 5 o 6 años, así que siempre tuve esa conciencia. Pero yo tuve la suerte que mi madre no tuvo: tengo amigos buenos y genuinos desde una edad muy temprana. Ella nunca tuvo eso y le pesaba.
P. ¿No llevar el apellido Presley le quitó un peso de encima?
R. Probablemente. Si fuera a hacer el check in en un hotel y dijera que mi apellido es Presley, eso cambiaría toda la dinámica. No llevar el apellido Presley me ha ahorrado muchas cosas.
P. Su madre dejó a su padre para comenzar una relación con Michael Jackson. ¿Cómo recuerda usted esa época?
R. Yo tenía 6 o 7 años y lo recuerdo como algo divertido. Michael y mi madre viajaban mucho y nos llevaban con ellos a hacer cosas divertidas: compras, Disneyland… Mi vida fue siempre así.
P. ¿Qué es lo más loco que vio en Neverland, el rancho de Michael Jackson?
R. No vi nada muy loco. Nunca vi nada fuera de lo normal en Neverland. Para una persona normal, ir a Neverland era una experiencia loca porque había un parque de atracciones y un zoológico. Pero para mí eso era lo normal.
P. Lisa Marie dejó claro que amó a Michael. ¿Cree que él también la amo?
R. Sí, creo que se amaban. Si estabas cerca de ellos, lo sentías. Era real. Entiendo que desde fuera se viera como algo raro, pero la gente no conoció realmente a Michael. La gente tiene una idea de las celebridades basándose en cómo se presentan, pero no se dan cuenta de que los artistas siempre están actuando y nunca son del todo ellos. En privado, mi madre y Michael tenían una relación auténtica y cercana. Se divertían y se reían mucho. Tenían el mismo sentido del humor y se sentía su amor.
P. La opinión pública fue muy dura con ellos.
R. Eso creo, pero estaban acostumbrados. Mi madre nació con una opinión pública adversa. Eso te hace más duro, aunque en el fondo te sigue afectando. A mi madre le afectaba. Además, fue una época en la que la prensa era muy intensa. Es la época en la que murió la princesa Diana. Los medios eran abusivos, crueles y no tenían límites. Daba miedo. Hasta hace 10 o 15 años, fue así. Crecer en ese entorno le afectó.
P. ¿Cómo recuerda la muerte de Michael Jackson?
R. Fue la primera persona cercana, con la que yo tenía una relación real y a la que quería, que murió. Fue mi primera experiencia con la pérdida y con el dolor. Fue increíblemente triste. Mi madre quedó devastada por la muerte de Michael. Yo estaba trabajando, rodando mi primera película, y alguien me llamó para contármelo. Me quedé en shock. Llevaba 10 años sin hablar con él, pero había sido mi padrastro y estaba conectada emocionalmente con él. Fue muy difícil para todos, pero más para mi madre. Ella se arrepintió de haberlo apartado de su vida, de no haberlo acompañado, de no haber sido más útil cuando él lo necesitaba.
P. Usted actúa, pero también canta. ¿Qué opinaba su madre sobre que usted cantara?
R. Siempre fue cautelosamente optimista. Le ponía nerviosa la idea de que sus hijos hiciéramos el ridículo. No quería vernos fallar o que alguien nos lastimara porque ella tuvo sus propias experiencias con su carrera musical. Siempre nos apoyó, pero tenía sus reservas. Yo le decía: “No soy como tú, me da igual lo que digan sobre mí”. Ella era muy sensible.
P. Lisa Marie fue una cantante y compositora poco reconocida. ¿La prensa fue injusta con ella?
R. Mi madre no tenía ninguna identidad más allá de ser la hija de Elvis. Las revistas siempre la vinculaban a su padre de manera negativa. “La hija de Elvis engorda, igual que Elvis”, “La hija de Elvis sigue los pasos de su padre”… A veces me pregunto cuánto de esa historia influyó en su vida. No podía escapar de eso. Cada día de su vida había una historia que anunciaba: “La hija de Elvis va a terminar como su padre”.
P. Usted ha esquivado la maldición. ¿Cómo lo consiguió?
R. No lo sé. La gente dice todo el tiempo “la maldición de los Presley”, pero la adicción es algo muy normal. Cuando hablan de las adicciones como una maldición, me resulta raro porque conozco a mucha gente cuyos padres sufren algún tipo de adicción. De hecho, prácticamente todos mis amigos tienen un padre o familiar que sufre alguna clase de dependencia. Quizá se habla de “maldición” en el caso de Elvis porque era como un dios intocable, pero en el fondo era un ser humano con problemas muy humanos. Lamentablemente, la maldición de mi familia es un problema muy común. Se llama adicción. Y eso es algo con lo que cualquiera puede identificarse. Yo soy la única persona de mi familia que no tiene una, pero no sé por qué. No sé si es algo genético o qué es, pero me siento con suerte.
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