Michael Jackson y Lisa-Marie Presley: los 20 meses del matrimonio más extraño del pop
Hace 25 años, en República Dominicana, el autoproclamado Rey del Pop y la hija del Rey del Rock se daban el “sí quiero”.
Se conocían desde que ella tenía 7 años. Fue en 1975. Lisa Marie Presley, la hija de Elvis, fan de Michael Jackson, el pequeño de los Jackson Five, había acudido a ver uno de sus espectáculos en Las Vegas. Se reencontraron 17 años después. Ella era nueve años más joven que Jackson y tenía dos hijos de su primer matrimonio. Los amigos afirman que el motivo de que la vida los volviera a juntar fue que quería grabar un disco producido por Michael; los enemigos, que la chispa que provocó su amor saltó justo después de denuncia de abusos por parte del menor Jordan Chandler, en 1993, y que Jackson acalló aflojando 20 millones de dólares.
Casualidad o no, el apodado como “el matrimonio más estrambótico de la historia” se forjó durante aquellos días, en constantes llamadas telefónicas. De hecho, la pedida de mano fue, según contó Lisa Marie a Rolling Stone, por el auricular: “Si te lo pidiera, ¿te casarías conmigo?”, dijo el rey del pop. “Lo haría”, contestó ella. Después, Jackson se inventaría una pedida de mano –desmentida repetidamente por Lisa Marie– mucho más romántica.
El 29 de abril, Lisa Marie se divorció oficialmente de su marido, Danny Keough. Apenas tres semanas después, el 26 de mayo de 1994, Michael y Lisa contrajeron matrimonio. Lo hicieron de tapadillo, en un hotel de República Dominicana, aunque algunos dicen que a Michael se le pasó por la cabeza que la boda tuviera lugar en su jet privado. No hubo amigos. No hubo familiares. Él no se atrevió a decírselo a su adorada madre; ella no se lo dijo a su familia. Su madre, Priscilla, montó en cólera: para la suegra del divo no se trataba más que de una operación de marketing.
No acababa de pronunciar el oficiante las palabras “puede usted besar a la novia” y ya habían empezado los problemas. Lo que pasó en la intimidad de su casa solo ellos lo saben. Hay versiones para todos los gustos, dependiendo del biógrafo. Algunos afirman que Michael Jackson murió sin tener relaciones heterosexuales. Sus supuestas “novias” Tatum O’Neal y Brooke Shields siempre reconocieron que jamás intentó robarles un beso. Para el antiguo relaciones públicas de Michael, Bob Jones: “Michael no sentía ninguna atracción por las mujeres”. La versión de Lisa Marie difiere por completo del de sus antecesoras. Según la hija de Elvis, la primera vez que hicieron el “moonwalking” fue en la mansión de Donald Trump en Florida. Según el National Enquirer, decano de todo tipo de chismes, a Michael le gustaba hacerlo de pie y a Lisa Marie no le importaba: “Era absolutamente salvaje. Empezaba muy lento y después pedía más y más”.
Para acallar las habladurías, la pareja apareció en televisión en junio de 1995, con motivo de la promoción del nuevo álbum de Michael, HIStory, y esta vez fue Lisa Marie la que llevó la voz cantante y afirmó con rotundidad: “Tendremos niños, pero no diré cuando. Eso solo dios lo sabe”. Pero los niños no llegaban. Tarabarrelly recoge testimonios de amigos de Lisa Marie según los cuales «seguían teniendo buen sexo, pero se peleaban continuamente. Lisa empezó a preguntarse si no había sido un error elegirlo como el hombre de su vida”.
De hecho, poco después de la entrevista televisiva, se vio a Lisa Marie retozando en Hawaii con su ex. Según las crónicas de la época, fue ella la que decidió poner fin a lo que muchos consideraban no ya un matrimonio de conveniencia, sino una bufonada. Lisa Marie estaba harta de que Michael se ausentara de la casa sin dar razones de su paradero y que constantemente jugara a darle celos con una supuesta relación con Lady Di. Para rizar el rizo, a Michael no se le ocurrió otra cosa que decir que su difunto suegro, Elvis, se había sometido a una rinoplastia, lo que hirió profundamente a su hija. Faltaba, eso sí, el número final de alguien que dominaba el espectáculo como nadie.
En septiembre de 1995, aunque la pareja se encontraba oficiosamente separada, Michael rogó a Lisa Marie que acudiera a la gala de los Premios MTV. Michael iba a ser la gran estrella, con un medley de 20 minutos cuyo apogeo se produciría al juntar los labios con los de su (supuesta) amada mientras pronunciaba la frase “y decían que no íbamos a durar”. Todo fue más o menos según lo previsto… hasta el momento del beso. La incomodidad de Lisa Marie era más que evidente ante los ojos del planeta. Según declaró a Playboy con posterioridad: “No quería que me rozara”. Idea en la que insistiría en Rolling Stone con posterioridad: “Lo miré como diciendo ‘ni se te ocurra acercarte a mí».
Su matrimonio duró 20 meses. El hombre que se había definido a sí mismo como “el ser más solitario del planeta”, con esa soledad que, de alguna manera, recordaba a la de su difunto suegro, volvió a Neverland, su mansión, con Bubbles, su chimpancé, a protegerse de las cada vez más frecuentes denuncias por abusos sexuales. Ese mismo año se casaría con Debbie Rowe, su enfermera y dermatóloga, que pronto se quedaría embarazada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.