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María, Olivia y Ángela Molina, juntas por primera vez: “El legado da alas. Lo llevas dentro”

La actriz y sus dos hijas, la mayor, también actriz, y la menor, de 20 años, protagonizan una campaña de moda y hablan de cine, maternidad y trabajo. “Nunca he tenido miedo de que no suene el teléfono”, afirma la matriarca del clan

Ángela Molina, en el centro, con sus hijas Olivia (a la izquierda) y María en Madrid, el 15 de marzo, antes de la presentación de su campaña para la firma de moda española Hoss Intropia.
Ángela Molina, en el centro, con sus hijas Olivia (a la izquierda) y María en Madrid, el 15 de marzo, antes de la presentación de su campaña para la firma de moda española Hoss Intropia.Jaime Villanueva
María Porcel

Cuando las Molina entran en una habitación, no se hace el silencio. Llegan la luz y la energía. Ángela (Madrid, 67 años), Olivia (Ibiza, 42 años) y María (Ibiza, 20 años) llenan de jolgorio el espacio todavía a medio montar donde en un par de horas las tres posarán para la prensa por primera vez. No es extraño, aunque no frecuente, ver a la matriarca del clan con la mayor de sus hijos, con la que comparte profesión y un impresionante parecido físico. Pero lo que hasta ahora no había sucedido es un encuentro de ambas con la menor de los cinco retoños de la actriz ante las cámaras. Una ocasión festiva para ellas y para los fotógrafos convocados. En tiempos donde la exposición es máxima y los niños están en redes desde su primer suspiro, la discreción de los Molina, una de las sagas más célebres del panorama cultural en España, es llamativa.

Madre e hijas participan en una campaña publicitaria de la firma de moda española Hoss Intropia (perteneciente desde 2019 al grupo Tendam, el mismo que posee firmas como Cortefiel, Springfield y Women’ Secret). Las tres, vestidas de verano, posan en Ibiza, donde ambas hermanas nacieron con 22 años de diferencia y lugar que consideran su “casa, el sitio de retorno”. Olivia y Ángela habían hecho cine, teatro y televisión juntas, pero hasta ahora nunca publicidad. “Y nos apetecía, ¿no, mami? Hacer algo así juntas”, le replica Olivia, en una conversación que fluye, ligera, entre las dos.

Para María todo es nuevo y prefiere permanecer en una sala anexa mientras Olivia y Ángela charlan animadamente, café en mano. Ellas argumentan que la pequeña no es un personaje público, que lo ha vivido más como una “experiencia de familia”. “No la hemos convencido, ella tenía sus motivos”, explica Olivia. “No sé, mami, si te pasa a ti también...”, reflexiona. “Tú y yo hemos trabajado mucho juntas, pero que viniese María ha equilibrado algo. Ha sido muy íntimo”. “Ella dice que no quiere dedicarse a esto”, desvela Ángela, “pero empieza la carrera de Cinematografía el año que viene”.

Las Molina saben de lo que hablan. De tener una gran familia que entienda tu profesión y tu forma de sentir. Ángela —premio Nacional de Cine en 2016; Goya de Honor en 2021— es la tercera de los ocho hijos del célebre Antonio Molina, y Olivia es la mayor de los cinco de Ángela. Las raíces, el apellido, mandan. “Si no hay raíz, no hay vida”, afirma Ángela. “El legado da alas, son las alas, lo llevas dentro. No hay que hacer ningún esfuerzo, es lo que tú eres. Es tu origen y sin origen, volvemos a lo mismo, no hay raíces, no hay nada”. “Eso es muy hermoso, mami”, sostiene su primogénita. “El legado hay que traducirlo a tu idioma”, asegura, “pero también la libertad de buscarte, de equivocarte, de probar. Agarrar lo que viene y sentirte libre para buscar lo tuyo”.

Ángela Molina (a la derecha), con sus hijas María (izquierda) y Olivia (centro) en Madrid, el 15 de marzo, momentos antes de la presentación de su campaña para la firma de moda española Hoss Intropia.
Ángela Molina (a la derecha), con sus hijas María (izquierda) y Olivia (centro) en Madrid, el 15 de marzo, momentos antes de la presentación de su campaña para la firma de moda española Hoss Intropia.Jaime Villanueva

Ellas se describen como “una familia muy porosa”. “Aunque tenemos vidas muy distintas, en lugares y situaciones vitales diferentes, pero estamos siempre retroalimentándonos”, cuentan las dos, “muy conscientes” de ello. Olivia (cuyo nombre su madre escogió por el olivo, árbol ancestral que adora) es hija de Ángela y del fotógrafo Hervé Tirmarche; María (”el nombre más bonito del mundo: ¡es música!”), del empresario Leo Blakstad. Y todos son piña.

A Olivia, que tiene dos hijos con el también actor Sergio Mur, de 12 y 10 años (”tan altos como yo”, se enorgullece la abuela), no le importa si ese legado calará en los niños: “Somos muy cautos, muy respetuosos con ellos y dejamos que descubran qué quieren hacer”. La historia se repite. Cuenta Ángela con nostalgia que, cuando su hija tenía 14 años, hizo un monólogo en el colegio y vio por dónde iban los tiros: “¡Iba directa! Ella no era consciente, era todo desde la inocencia”. Poco después, Olivia ya le advirtió: “Yo me quiero dedicar a tu oficio, mamá”. “Y yo le dije: ‘Pues tú lo irás viendo, mi amor’. Me pareció muy bello”.

Empezaron a la misma edad. “Yo en COU, y ella con 16 años. Y yo quise estar a su lado, era protagonista en Jara, tenía 16 años y era muy pequeña. Lo vivió con una intensidad que la veo ahora y me estremece. Me encanta ese trabajo”, recuerda sobre el debut de Olivia en la película de 1999 de Manuel Estudillo. Y ella, en tono burlón, replica a su madre. “Qué bien que puedas poner esa distancia, porque a mí me ha costado mucha terapia”, ríe, explicando que aquel papel de una muchacha que vivía sola en un bosque y mantenía un tórrido romance con un joven, le enseñó a saber de qué era capaz, a ponerse límites, a saber decir que no: “Creo que eso también es madurez”.

De izquierda a derecha, Olivia Molina, Ángela Molina, el marido de esta, Leo Blakstad, y el hermano de la actriz, Micky Molina, en la entrega de un premio en junio de 2004.
De izquierda a derecha, Olivia Molina, Ángela Molina, el marido de esta, Leo Blakstad, y el hermano de la actriz, Micky Molina, en la entrega de un premio en junio de 2004.FERNANDO VAZQUEZ (FERNANDO VAZQUEZ/CORDONPRESS)

Reconocen que su oficio implica “una vida difícil” y una conciliación imposible. “Malabares, muchos”, reconoce Ángela. “Yo lo he vivido a través de ella”, explica Olivia, “lo que supone, las ausencias por el trabajo... Cuando estás ahí metido, requiere una implicación, una vida un poco monacal y muy inestable”, algo que, con dos hijos, le preocupa. Aun así, es una profesión que las enamora, que les sigue metiendo el gusanillo. Y más que eso, bromea Ángela: “La profesión es la manzana entera, no el gusanillo. Hay que comérsela y disfrutarla. Es nuestra vida”.

Siguen teniendo proyectos, hechos y por hacer, juntas y por separado. ¿Tienen miedo de que el teléfono no suene? “No”, afirma Ángela, rotunda, “nunca lo he tenido”. “Qué suerte”, replica su hija con una media sonrisa, “yo sí”. “No soy miedosa”, responde su madre. “Mamá, porque tú tienes un sitio y un lugar absolutamente valorado... pero no todos estamos ahí”, reflexiona Olivia, parte de otra generación para la que su escuela fueron las series (en su caso, 400 capítulos de Al salir de clase) y donde la competencia es feroz y las redes sociales, un recurso más. Ángela no las juzga, pero no le interesan: “Yo tengo mi libro, no me pongas un Instagram. Y que sepáis que no estáis obligados a tenerlo porque yo sobrevivo sin redes y estoy muy orgullosa de ello”.

Su hija, que la entiende, pero también reconoce el salto generacional, lo vive de otro modo. Sabe que ahí es “donde se mueve el trabajo, la publicidad”. La madre, entonces, la entiende. “Pero tienes la felicidad de saber que la vida al final siempre da la respuesta, incluso en esas zozobras. Por esos baches y esos declives también he pasado. Pero la esperanza es más grande”.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

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