Marta Luisa de Noruega, la princesa instalada en la polémica
Su relación con el chamán estadounidense y el suicidio de su exmarido han marcado un año en el que la hija del rey Harald es acusada de debilitar la imagen de la monarquía
“La princesa es una tonta útil para los republicanos”, afirmaba sin tapujos el sociólogo y experto en reputación Trond Blindheim al diario noruego Dagbladet, con motivo de la encuesta realizada en julio del año pasado para preguntar a la sociedad noruega sobre la casa real. En un país donde el 67% de la población se declara a favor de la monarquía, el sondeo reveló que el 45% de los noruegos cree que la relación de la princesa Marta Luisa con el chamán estadounidense Durek Verrett, hecha pública en mayo de 2019, contribuye a deteriorar la imagen de la familia real noruega.
Así lo reflejan la antipatía que han desencadenado la gira de conferencias y talleres de meditación con el nombre La princesa y el chamán, cuyo uso del título real ha sido fuertemente criticado, y las declaraciones de Verrett, vinculado al mundo de las sanaciones y el vudú, sobre su capacidad para “transformar átomos” y ayudar a la recuperación de enfermos graves de cáncer. Entidades como la Sociedad de Leucemia de Noruega han llegado a pedir que la casa real noruega se distanciara de forma explícita de las actividades de la pareja.
Con todo, la monarquía cuenta con un amplio apoyo entre la sociedad noruega. “La mayoría de la gente probablemente distingue entre la casa real y lo que hace la princesa. Tanto el rey como el príncipe heredero han declarado que están mirando con más atención la utilización comercial que hace la princesa de su título, y así han expresado su distanciamiento”, sostiene la experta de la casa real, Caroline Vagle, de la revista Se og Hør, que recuerda el escepticismo que levantaron en su día el desaparecido Ari Behn, exmarido de Marta Luisa, fallecido las pasadas Navidades, y la princesa Mette-Marit: “Muchos cambiaron de opinión y luego los apreciaron. Es difícil saber si le sucederá a Durek, pero muchos también ven en Marta Luisa su apertura y coraje”.
Aunque en 2002 renunció a su título de Alteza Real y a su asignación, Marta Luisa no tiene intención de despojarse de su título de princesa. “No puedo hacer nada con lo que piensan los demás. Puedo compartir técnicas y experiencias que me han ayudado, y eso es lo que hago, y si ayuda a alguien, es fantástico”, declaraba la princesa en el magacín del Dagbladet.
Y todo pese a las críticas recibidas a lo largo del año de relación con el chamán, marcado por un sinfín de acontecimientos: desde la muerte de su exmarido, la tentativa de Verrett de publicar un libro —donde el chamán afirmaba que los niños pueden contraer cáncer y que los espíritus pueden transmitir enfermedades sexuales a las personas—, a los continuos rumores de ruptura o la aparición pública del exnovio del chamán, el masajista Hank Greenberg, quien ha denunciado sufrir la amenaza de una demanda millonaria a cargo de la pareja.
La popularidad siempre ha sido la marca de la casa real noruega, pero los expertos en reputación e imagen advierten que debe haber límites en esa cercanía. “La gente piensa que es extraño que una princesa piense que puede hablar con los caballos o con los muertos. La casa real es en cierto modo propiedad de todo el pueblo, y lo representa. Mientras seas una princesa, representas a tu país en todo momento. Se espera un tipo de comportamiento diferente, y tal vez otras elecciones de amigos”, señala el sociólogo Blindheim, que también cree que la princesa “busca la luz pública” en la promoción de sus eventos en los medios usando el título de princesa.
El pasado viernes, tras sufrir el hackeo de una de sus cuentas de Instagram, Marta Luisa confesaba en la red social haber vivido el racismo contra su novio: “Ahora veo que es parte del problema. Sé que los dos actuaremos por cambiarlo e inspiraremos a los demás”. La princesa reconoce que su relación ha supuesto un curso intensivo sobre la "superioridad blanca” y también se refiere a las críticas a su relación. “Se cree que me ha manipulado para amarlo y continúa manipulándome en nuestra relación, que me utilizará por dinero”.
Marta Luisa también acusa a los medios de retratar a Verrett como “una amenaza para ella y su familia”, y lamenta la publicación de la historia sobre el exnovio del chamán por “respaldar el sistema de creencias ya establecido para él". “¡Esto es racismo! Ambos hemos recibido amenazas de muerte por estar juntos y nos han dicho cada semana que avergonzamos a nuestra gente y familia”, confiesa la princesa, quien envió a su novio un cálido mensaje: “Me encanta cómo comparte su sabiduría con el mundo, cómo inspira y crece, incluso en nuestra relación. Es parte de mi gente, ya que es en parte noruego. Y soy parte de la suya”.
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