Abel Matutes y Kike Sarasola, los empresarios que hospedan en sus hoteles a afectados por coronavirus
Propietarios de las firmas Palladium Hotel Group y Room Mate Group han puesto a disposición de la Comunidad de Madrid algunos de sus hoteles para convertirlos temporalmente en hospitales
Abel Matutes Prats contaba a este periódico hace apenas seis meses que en determinados asuntos, a nivel personal, uno tiene que mojarse. Con la epidemia de coronavirus en plena expansión, hace una semana el empresario ibicenco propietario de la cadena Palladium Hotel Group se puso en contacto con la Comunidad de Madrid para ofrecer la reconversión del Gran Hotel Colon, situado frente al hospital Gregorio Marañón, en un espacio en el que ingresar a pacientes con síntomas de coronavirus.
Matutes Prats es el único varón de los cuatro hijos de Abel Matutes Juan, alcalde de Ibiza durante el franquismo, ministro de Asuntos Exteriores del PP durante el gobierno de José María Aznar y comisario europeo, alejado desde hace años del partido conservador. Levantó un imperio turístico en Ibiza aprovechando el boom de los años 60 y dio el salto a los países del Caribe hasta levantar más de 50 establecimientos en seis territorios con un imperio que emplea a 12.000 trabajadores en todo el mundo. El pequeño de los vástagos tomó el control del holding empresarial en el año 2006 cuando fue nombrado consejero delegado de Palladium Hotel Group y vicepresidente del Grupo Empresas Matutes.
El empresario se casó en verano de 2009 con la estadounidense Linda Scaperotto, licenciada en Ciencias Políticas y Filología a la que conoció en Madrid. Ambos se dieron el “sí, quiero” en una multitudinaria boda en la catedral de Ibiza, a la que acudió lo más granado de la política y la sociedad del momento, y lo celebraron con una gran fiesta para más de medio centenar de invitados en uno de los hoteles que la familia tiene en la isla. La pareja reside desde hace años en Madrid con sus cuatro hijos, aunque las visitas a Ibiza durante el verano y las fiestas de Navidad son habituales.
Los negocios de Matutes Prats, que se confiesa piloto frustrado de Fórmula 1, le han llevado en los últimos años a compartir inversiones con relevantes deportistas como el tenista Rafael Nadal o el futbolista Cristiano Ronaldo, con los que comparte la marca de restaurantes Tatel que tiene establecimientos en ciudades como Miami, Madrid e Ibiza. Aventuras empresariales que ha iniciado junto a su socio Manuel Campos, con el que comparte el capital de una sociedad que también se dedica a la producción de eventos y las inversiones inmobiliarias en zonas como la Costa del Sol.
A diferencia de los grandes resorts del grupo en República Dominicana o Ibiza, con el Ushuaia Ibiza Beach Hotel como buque insignia, la línea Ayre se centra en establecimientos urbanos de cuatro estrellas en zonas céntricas de ciudades como Sevilla o Barcelona. Como el Gran Hotel Colon que desde este jueves tiene listas 365 habitaciones para atender a los primeros pacientes.
El otro empresario que ha tomado la misma iniciativa ha sido Enrique Sarasola, presidente y fundador de la compañía hotelera Room Mate. La semana pasada comunicó a través de su cuenta de Twitter que ponía a disposición de la Comunidad de Madrid dos de sus establecimientos “para atender a todos los casos que sean necesarios ante esta crisis sanitaria”. Unas declaraciones que se produjeron después de que el gobierno autonómico presentara el plan destinado a crear “hoteles medicalizados”.
Sarasola, a quien todo el mundo conoce por Kike, es un conocido empresario madrileño, que fue jinete olímpico y cuyos padres fueron amigos cercanos del expresidente del Gobierno Felipe González, aunque él siempre ha estado más próximo ideológicamente a Albert Rivera, expresidente de Ciudadanos. El año 2006 lanzó su cadena hotelera urbana y no es la primera vez que se implica activamente en cuestiones políticas y sociales. Por ejemplo, influyó para que Ciudadanos impulsara una ley para regular los vientres de alquiler, método que él mismo utilizó junto a su marido, Carlos Marrero, para tener a sus dos hijos, Aitana y Enrique.
El hotelero, de 56 años, se ha convertido en un próspero empresario, presidente y fundador de Room Mate Group que en 2019 tenía 25 hoteles operando con proyecto para abrir nuevos establecimientos y llegar a gestionar 3.600 habitaciones. Un imperio que surgió hace 16 años hablando con su marido Carlos y su amigo Gorka de cómo sería para ellos, que pasaban gran parte del año fuera de su casa, el hotel de sus sueños. De ahí nació Room Mate, de ese sueño y de contar con una potente inversora como lo fue Rosalía Mera, la primera esposa de Amancio Ortega (dueño de Inditex), que era la mujer más rica de España cuando falleció a los 69 años después de sufrir un derrame cerebral en el verano de 2013. Un proyecto en el que sigue implicada ahora su hija Sandra Ortega, que mantiene una inversión del 30% en el grupo hotelero.
Sarasola es un buen vendedor de sus negocios y un buen comunicador que ha tomado como ejemplo a otros empresarios como Richard Branson o Steve Jobs que supieron ver el valor de vincular sus nombres a sus empresas y convertirse en sus mejores embajadores. A los 18 años le contó a su padre que era gay y después se lo hizo saber a todo el mundo. Fue el primer jinete olímpico en hacer pública su condición sexual y en su vida rigen dos consignas “ser como soy y decirlo alto” y, como publicita la web de su grupo empresarial, “el no, no existe”.
A finales del año pasado, Sarasola también fue noticia porque el Área de Delitos Económicos de la Fiscalía Provincial de Madrid solicitó cuatro años de prisión para él, su hermano Fernando y la madre de ambos, Cecilia Maralunda Ramírez, por un delito contra la Hacienda Pública. En el caso relativo a Cecilia Maraluna es a causa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas correspondiente a 2002, y en el caso de sus hijos a causa del Impuesto de Sucesiones. A su madre le reclamaban 2.379.758,53 euros en concepto de responsabilidad civil, y a sus dos hijos 916.452,10 euros a cada uno. Además de una multa de diez millones a Cecilia Maraluna y de cuatro millones a cada uno de sus hijos.
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