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La mujer que tejió un imperio

De familia humilde, la empresaria tuvo que dejar los estudios con 11 años y se hizo adolescente cosiendo para las señoritas coruñesas. La mujer más rica de España se definía como 'desclasada'

Rosalía Mera en su despacho en la fundación Paideia
Rosalía Mera en su despacho en la fundación PaideiaXURXO LOBATO

Rosalía Mera Goyenechea (A Coruña, 1944) falleció en la noche de este jueves en su ciudad natal. Solía ser identificada como “la exesposa de Amancio Ortega”, pese a que coprotagonizó la mayor odisea empresarial de España. Era, según otra de las etiquetas, la mujer más rica de España, pero sus ideas no se correspondían con su cuenta corriente, si es que los multimillonarios tienen cuenta corriente.“Cuando se nace en las circunstancias en las que yo nací, no se puede ser otra cosa”. Rosalía Mera contestaba así a la pregunta, directa a la par que amable, como todas las de Iñaki Gabilondo, de si era de izquierdas. No se acogió al comodín de preguntarse retóricamente qué son las derechas e izquierdas en estos tiempos, o al de adscribirse al progresismo en unos aspectos ideológicos y al conservadurismo en otros. Rosalía Mera, la-mujer-más-rica-de-España, se limitó a invocar sus orígenes.

La mujer que fundó junto a su entonces marido lo que hoy es el imperio Inditex, nació en 1944 en Monte Alto, el barrio que los obreros coruñeses se construyeron al abrigo de la Torre de Hércules. La suya era una familia humilde, con un padre empleado en Fenosa, una madre que a base de más esfuerzos que conocimientos logró llevar una carnicería y un abuelo “que se dedicaba a llevar carne de cerdo salada a Cuba, se iba y ni siquiera se lo decía a su mujer. Le decía a mi madre que la avisara”, le recordaba divertida el pasado mes de agosto al músico cubano Paquito D´Rivera en el estudio de grabación del centro Mans que ella había fundado.

Pese al comercio ultramarino del abuelo y a los esfuerzos laborales de sus padres, Rosalía Mera tuvo que dejar los estudios con 11 años y entrar a trabajar en una de las tiendas de fama de A Coruña, La Maja, primero de costurera, y después de dependienta. Los anales del imperio Inditex cuentan como aquella guapa y resuelta dependienta de La Maja conoció a Amancio Ortega, empleado de otro clásico de la confección coruñesa, Gala, que de recadero había ascendido a dependiente. Juntos decidieron emprender una nueva vida, personal y profesional. Después de unos fracasos iniciales con avíos para bebé, Rosalía Mera, su marido y la familia de éste dieron con el modelo que lanzaría el proyecto, el Ford T de Zara (entonces Confecciones Goa, una empresa en un bajo): la bata de boatiné rosa con vivos azules.

La historia del fenómeno Zara despegó con el primer establecimiento en 1975, hasta el actual número de tiendas en todo el mundo, que se queda obsoleto en cuanto se pone en papel impreso. En ella se basan los 4.700 millones de euros que se supone constituían la fortuna personal de la cofundadora del fenómeno. Pero la historia de Rosalía Mera se hizo independiente en 1986. Se separó de Amancio Ortega y de todo lo que suponía el trabajo de Inditex (el consejo de administración lo dejó en 2004). Se centró en sus dos hijos: Marcos, nacido con una parálisis cerebral profunda, y Sandra. Se psicoanalizó y estudió Magisterio.

Creó y se puso al frente de la Fundación Paideia Galiza, un centro de estudios sociales y pedagógicos. Unos más clásicos y otros menos. Por ejemplo, cuando el Gordo de la Lotería sembró de millonarios la zona de Rianxo (A Coruña), un equipo de Paideia se desplazó de forma permanente a la zona para asesorar a los agraciados de forma que no todo el dinero acabase en coches de alta gama y otras inversiones clásicas en estos casos, y se destinase a aplicaciones más productivas. El suyo propio, multiplicado por bastante cuando Inditex salió a Bolsa, se cobijaba bajo la sociedad Rosp Corunna, con inversiones en sectores hoteleros, energías renovables, tecnologías informáticas, y un largo etcétera que incluye sociedades de inversión mobiliaria en capital variable (Sicav), y una participación en los fondos manejados por el estafador Bernard Madoff. También poseía el 5% de la farmacéutica Zeltia, a la que apoyó cuando sus anticancerígenos experimentales estaban siendo cuestionados.

En 2004 fundó el Centro Mans, un centro de iniciativas empresariales enfocado principalmente a los sectores tecnológicos y culturales, que proporciona desde despachos a un estudio capaz de grabar hasta orquestas sinfónicas. Estas políticas tenían también sus detractores, que decían que la influencia de Rosalía Mera atraía a sus proyectos ayudas y subvenciones que no le eran necesarias. Deloa, una asociación para el impulso de las comarcas del sur de A Coruña, patrocinada por Paideia, que agrupa a dos docenas de empresas turísticas, gestionó inversiones por valor de 17 millones de euros en diez años de existencia. “Nuestras asociaciones o nuestras empresas también tienen derecho a optar a las ayudas públicas”, se defendía.

Tres de los cuatro multimillonarios que encabezan la lista española de Forbes viven en A Coruña. Ortega, Manuel Jove y Rosalía Mera. Los tres eran fácilmente localizables en sitios tan accesibles como la tribuna del estadio de Riazor, o la taberna Os Belés. Mera había dejado de frecuentar ese templo de la canción tabernaria porque, a raíz de las informaciones periodísticas, había gente que se pasaba por allí por si podía dejar caer una petición. Porque la niña de Monte Alto que se hizo adolescente cosiendo para las señoritas coruñesas profesaba aquella vieja creencia izquierdista de la redención por el trabajo.

No dejaba conferencia de prensa alguna sin que quedase patente su convicción de la necesidad del esfuerzo como motor en la vida. Y asistía a todas las que convocaba Paideia, y contestaba cualquier pregunta. Así arrojaba bombas verbales que a ella no se lo parecían —“no entiendo la repercusión, son cosas de los medios”—, como su apoyo del movimiento de los indignados y su disposición a sumarse a las acampadas. “Los niveles de corrupción tan extendidos son de muchas maneras, y de muchos colores. Tenemos que plantarnos y decir: así, no”, afirmó en junio de 2011. O “los recortes en el ámbito de la sanidad y la educación hacen un flaquísimo favor a la sociedad. Lo que no se puede es ir a la parte más fácil y a recortar por abajo. Estamos en un barco que o nos salvamos juntitos o aquí no podemos estar echando gente fuera”, dijo el mayo pasado, a la vez que expresaba su rechazo a la reforma del Gobierno de Rajoy de la ley del aborto.

“Soy una desclasada”, le decía al escritor Suso de Toro en una entrevista en EL PAÍS en 2004. “Pero si me tengo que identificar, me identifico mucho más con ese entorno que ha sido mi mundo y del que tampoco he querido moverme demasiado porque me nutre, me sostiene”. Ahora, la mujer más rica de España (bastante más que su madre, porque se supone que también es heredera de Amancio Ortega) se llama Sandra Ortega Mera. No sale en las revistas, es psicóloga, tiene tres hijos que van a un colegio público y siempre fue la mejor consejera de su madre.

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