‘Panna cotta’ de té matcha y cerezas
Respetando las bases de la ‘panna cotta’ original hacemos una versión en la que añadimos color y un punto amargo con el té matcha y acidez con unas cerezas
Hay quienes se me echarán encima por añadirle matcha a un clásico como es la panna cotta. Lo comprendo. Yo misma me he hartado de criticar homólogos del tiramisú, versiones variopintas de la tarta de queso y cruasanes de sabores. ¿Qué diferencia hay entonces entre hacer un coulant de almendra o una tatín de tomates, que a oídos de todos suena aceptable y delicioso, y un cruasán relleno de masa de cookie (terrorismo hacia la pastelería francesa, si me preguntan)?
He llegado a la conclusión de que mientras unas versiones respetan la integridad del plato original, comprenden su técnica, mantienen proporciones y texturas; otras inmolan de pleno lo que representan, destrozando sus estructuras y dejando apenas rastro del producto primitivo. Una panna cotta, entonces, debe conservar por encima de todo esa textura cremosa y sedosa característica, así como el identitario sabor lácteo. A partir de ahí, en vez de vainilla, pueden incluirse otros aromatizantes. Por qué no, cardamomo, té matcha u hojas de higuera, siempre infusionados en la nata y pasados después por una malla fina.
He optado por usar el matcha porque, además del color, me interesa su punto amargo que contrasta muy bien con el dulzor y la acidez de la cereza, fruta de temporada que utilizaré para acompañar la panna cotta. En forma de compota, con algo de zumo de limón añadido para rebajar la sensación grasa del bocado. Así queda un postre de esos para hacer cuando vienen invitados a casa, pudiendo preparar con antelación tanto las panna cottas individuales, como la compota de cereza.
Dificultad: La mínima que puede tener un postre
Ingredientes
- 400 ml de nata para montar
- 130 g de azúcar blanco (80 para la 'panna cotta' + 50 para la compota)
- 1 cucharada de té matcha
- 2 hojas de gelatina
- 200 g de cerezas
- El zumo de ½ limón
- Un poco de aceite neutro para los moldes
Instrucciones
Diluir en un vaso el té matcha con 50 mililitros de la nata.
Hidratar las hojas de gelatina.
En un cazo incorporar la mezcla, el resto de la nata y el azúcar. Cocinar a fuego medio-alto hasta que hierva.
Colar y añadir las hojas de gelatina hidratadas. Mezclar bien hasta que se diluyan completamente.
Untar cuatro boles con un poco de aceite neutro. Verter la mezcla con cuidado y refrigerar 24 horas.
Colocar las cerezas partidas por la mitad y sin el hueso, en un cazo con el azúcar y 40 mililitros de agua. Cocinar a fuego medio-bajo durante 10-15 minutos. Añadir el zumo de limón y retirar del fuego.
Desmoldar las panna cottas y servir con la compota.
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