¿Qué ‘pacha’ con el matcha?
¿A que este titular es la monda lironda? Mientras nos castigamos con varios azotes por chistosos, te contamos lo imprescindible sobre el té de moda y recomendamos algunos sitios donde tomarlo.
Los adictos más magufos le atribuyen propiedades casi milagrosas, las celebrities de Instagram llevan tiempo encumbrándolo y, después de haber arrasado en Estados Unidos, los establecimientos especializados se reproducen como setas en Madrid y Barcelona.
¿Es el matcha la nueva bebida de moda? Probablemente sí, compartiendo podio con el café de especialidad, el gintonicazo que nunca desfallece y el vermú eterno.
Si no sabes qué es el matcha, este artículo te servirá para no sentirte desplazado en el caso de que surja el tema en tu próxima reunión de amigüis –aunque, francamente, se me ocurren temas menos frikis–. Si, en cambio, lo sabes todo sobre el brebaje verde –¿seguro?–, al final del texto hemos recopilado unos cuantos lugares donde puedes regodearte en tu vicio.
La primera cuestión es ineludible…
¿Qué es el matcha?
En japonés, ‘matcha’ significa ‘té en polvo’, pero no cualquier té molido es matcha.
Mientras que para una infusión de té convencional se usan hojas y fragmentos del tallo que luego se descartan, para hacer una taza de matcha las hojas trituradas, exclusivamente, se mezclan en el agua y no se descartan.
El proceso para obtener este polvillo es bastante delicado. Antes de la cosecha, los arbustos de té se cubren con unos cobertizos de tela semitransparente. Parece ser que así las hojas desarrollan un mejor sabor y confieren una textura más agradable a la bebida.
Las hojas de té verde de la mejor calidad se recolectan a mano, se pasan por vapor para evitar que se oxiden –y pierdan su característico color verde– y se dejan envejecer para que su sabor sea más rico en matices. Al cabo de unos meses, se trituran.
¿Es tan saludable como dicen?
En El Comidista no leerás la palabra "superalimento" a no ser que la incluyamos en un texto que desmienta su existencia. Así que coge con pinzas todas las virtudes que se atribuyen al matcha. Aunque hay evidencias científicas de su riqueza en antioxidantes, también las hay de su riqueza en plomo. Y es así por el mismo motivo: cuando consumes matcha estás consumiendo toda la hoja el té, que es el sitio donde la planta almacena los antioxidantes y también los metales pesados.
Eso no significa que vayas a hundirte en la piscina por tomar matcha: la cantidad de té que incluye una infusión, batido o helado es mínima, y seguramente es más fácil arruinarse –por lo delicado de su elaboración es carete– que notar el efecto de esos metales en tu salud. Si necesitas un argumento para tomar matcha, usa este: está buenísimo.
¿Por qué es tan caro?
El matcha es realmente caro. Los de cierta calidad –y conviene invertir en ellos, si prefieres gastar menos hay otros tipos de té– oscilan entre los 7 y los 64 euros por cien gramos, aunque debes tener en cuenta que sólo necesitas entre uno y dos gramos para prepararte una taza.
Es caro no solo porque el proceso de producción es largo, como decíamos antes. También porque viene de lejos. Y seguramente porque está de moda, para que nos vamos a engañar.
¿Cómo se prepara?
En Japón, donde el té llego hace siglos a través de China, la ceremonia del té es un proceso minucioso y largo, difícil de incorporar a nuestras atolondradas vidas occidentales. Pero para tomar una taza de matcha no hace falta complicarse tanto. Se vierte una cucharada de té en una taza, se añade agua a ochenta grados –justo antes de que hierva– y se bate hasta formar espumilla con un utensilio llamado chasen, que parece una brocha de afeitar pero cuyas cerdas son de bambú. En este vídeo lo explican muy claro.
Eso si quieres tomarlo como un té tradicional, claro, porque resulta que el matcha es bastante versátil.
¿Qué otros usos tiene?
El matcha suele usarse en repostería –es muy común encontrarlo en mochis, cruasanes, helados y en las ubicuas trufas de té verde–. Por ejemplo, puedes tunear unas magdalenas o un bizcocho añadiendo una pizca de matcha a la masa.
Hay valientes que lo usan en cocina salada, yo nunca lo he probado así pero me han hablado muy bien de los ramen de matcha y curry verde de Chucka Ramen Bar.
Y las infusiones frías de leche con matcha, lo que se conoce como matcha latte, enganchan bastante.
Bueno, ¿y dónde lo pruebo?
Si vives en Madrid, puedes tomarte un buen matcha latte en Hanso Café. A mí me parece una bebida bastante adictiva, cremosa y dulce. Pero ojo, precisamente, con el dulce.
En Panda Patisserie ofrecen matcha lattes y té tradicional de distintas calidades, además de todo tipo de dulces japoneses.
Si té gusta el matcha en helado –a mí me pirra–, el de Mistura es de lo mejorcito que he probado.
En lo que se refiere a Barcelona, Òscar Broc ha escrito una lista bastante exhaustiva de los mejores garitos para tomar matcha. De hecho, tiene dos volúmenes.
Aún y así, Òscar ha seleccionado alguno de sus favoritos: “En Chaj Chai hacen un batido frío con hielo bastante rico, en La Donuteria suelen tener donuts de matcha pero mi sitio favorito es Otafuku: un colmado japo con matcha frío y toto tipo de cosas niponas”.
Además, Òscar Broc recomienda Ochiai, una de mis pastelerías favoritas de Barcelona: “el cruasán, los bizcochos, los batidos, juraría que incluso hacen helados”, afirma.
Mònica Escudero tiene otra recomendación heladera: “En DeLaCrem a veces hacen un helado de matcha con leche de soja y muy poco azúcar que podrás compartir con tu prima la vegana”. Y, además, Mònica también tiene registrada una tiendecita del barcelonés barrio de Gràcia: “se llama Interior de té –nombre raruno, lo sé– donde preparan y venden un matcha buenísimo. Pídelo con leche de arroz y ya verás qué bien”.
¿Conoces buenos sitios donde tomar té matcha? Compártelos en los comentarios.
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