Chivito: el bocadillo que une Valencia y Uruguay

El Chivito -Xivito en valenciano- es el rey de los bocadillos en Valencia. No hay un bar de los de toda la vida que no lo tenga en su carta. El éxito es aún mayor en los pueblos, donde es casi un acto litúrgico pedirlo en las cenas sabatinas. Su furor entre los valencianos es solo comparable al que causan las bravas en el resto de España: si cuando pensamos en una tapa lo más probable es que estas patatas sean lo primero que se nos venga a la mente, en el imaginario colectivo de los valencianos sucede lo mismo con los bocadillos y el chivito.

Este bocata no es demasiado popular más allá de Valencia, pero no nació precisamente en la ciudad mediterránea.  Es originario de Uruguay, algo que posiblemente desconocemos gran parte de los valencianos, que siempre hemos sentido que este bocadillo es un estandarte más de nuestras rutinas culinarias. Cuenta la leyenda que nació en el país suramericano cuando una turista, que había comido chivo en un restaurante, pidió al dueño de otro local un bocata de esta carne, y el cocinero –que no tenía esta carne en la nevera- le prometió que le haría una combinación mejor, que posteriormente bautizó como chivito. Cómo cruzó el charco y llegó hasta la terreta es un misterio aún por resolver.

Allí se prepara habitualmente con carne de ternera, huevo frito, jamón cocido y mozzarella, se suele acompañar de patatas fritas o ensaladilla rusa. En Valencia, en cambio, el bocata mantuvo el nombre pero sufrió bastantes modificaciones hasta convertirse en lo que hoy en día es: lomo de cerdo y bacon a la plancha o a la parrilla, huevo frito y queso fundido, sobre una base de lechuga y tomate; todo ello sobre un pan de pueblo o baguette untado en mayonesa. Desde hace algún tiempo se ha popularizado también el pechuguito, un bocadillo con los mismos ingredientes en el que el lomo de cerdo se sustituye por pechuga.

Aunque a veces se prepara en casa, lo más habitual es comerlo en bares o pedirlo para llevar. Los más valientes lo convierten en la pieza clave de su esmorzar, una comida contundente compuesta de bocadillo, olivas, cacahuetes, bebida y café que los valencianos nos metemos entre pecho y espalda generalmente entre las nueve de la mañana y las doce del mediodía. El bocadillo más popular de Valencia, sin embargo, tiene otros competidores valencianos -que no serán capaces nunca de alcanzar su superioridad bocadillera- como por ejemplo la brascada, con carne de ternera, cebolla a la plancha y jamón serrano; el Almussafes (sobrasada, cebolla a la plancha, bacon y queso), el mítico bocata de carne de caballo con ajos tiernos o el tradicionalísimo ‘blanc i negre’ que combina morcilla y longaniza en un mismo bocata que, en ocasiones, también se acompaña de alioli, pisto o habitas.

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