Tarta de zanahoria, coco y nueces: una versión menos azucarada del ‘carrot cake’
Un pastel moderado en dulzor pero con todo el sabor de las especias, con una cobertura fácil de mascarpone y nata que puedes aplicar con manga pastelera o a cucharadas
No soy una persona a la que le guste mucho el dulce, vaya esto por delante. Es un sabor que hace que todos los demás se aplanen, por eso en general soy la de los postres con fruta, la de “si vais a querer algo dulce, traedlo” cuando me preguntan qué llevar a una de mis cenas o la que tira de helados artesanos con poco azúcar cuando me toca llevarlos a mí. Pero de vez en cuando me gusta hornear un bizcocho, porque a mi familia les gusta, porque huele bien y porque hay algunos en los que las mezclas de especias y la presencia de frutas y verduras los hacen más agradables a mi paladar. Esta es mi versión de una tarta que suele hacer mi madre -para celebrar algo o porque sí- con algún pequeño cambio.
No es un pastel muy dulce, y tampoco ultra-super-mega esponjoso, está en la línea de las tartas de zanahoria más densas y jugosonas. Ponerle la mitad de harina integral potencia ese efecto, pero puedes usar solo harina blanca. También puedes usar azúcar integral, pero en ese caso cómetelo rápido, congélalo o aparecerán los temidos hilillos. Si quieres ponerle relleno y te horroriza la idea de que se te destruya al cortarlo, puedes ponerlo en dos moldes y acortar el tiempo de cocción a unos 20-25 minutos. A mí me gusta tal cual, pero puedes hacerle unos agujeros con una brocheta y empaparlo con 100 o 150 mililitros de zumo de naranja o mandarina, leche evaporada -sola o con azúcar o miel-, o añadir algún licor para aromatizarlo.
¿Hace falta ponerle chuminadas decorativas como esas zanahorias de mazapán? Rotundamente no, pero mi madre las tenía por casa y pensé que era buen momento para usarlas. ¿Y darle a la manga pastelera para decorar, en modo maníaca repostera? Tampoco -de hecho ahora mismo parece que no se lleva demasiado-, pero a mí me relaja. Puedes untarla por la tarta usando una espátula de silicona, una cuchara o la parte roma de un cuchillo. Además de las nueces, o en su lugar, podrías ponerle unas rodajas finas o tiras de zanahoria sacadas con un pelapatatas, coco rallado o en escamas, un poco más de nuez moscada o chocolate en virutas.
Dificultad: No hay que ser maestra repostera.
Ingredientes
Para unas 8-10 personas
Para el bizcocho
- 5 huevos medianos a temperatura ambiente
- 225 g de azúcar (o hasta 350 si se quiere más dulce)
- 300 ml aceite vegetal suave (oliva, girasol o colza)
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
- 200 g de harina de trigo común
- 200 g de harina de trigo integral
- 2 cucharaditas de levadura tipo Royal
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio (impulsor químico)
- 1,5 cucharaditas de canela en polvo
- ½ cucharadita de jengibre en polvo
- ¼ de cucharadita de nuez moscada rallada
- 1 pizca de sal
- 550 g de zanahorias peladas
- 80 g de coco rallado
- 100 g de nueces peladas
- 30 g de pasas
- Mantequilla para el molde (si no es de silicona)
Para la cobertura
- 200 g de mascarpone
- 200 g de nata para montar, con más de 35% de materia grasa
- 50 g de azúcar glas (o más, si se quiere más dulce)
Instrucciones
Colocar una rejilla o bandeja en el centro del horno y calentarlo a 180º C.
Pelar y rallar las zanahorias. Reservar.
En un bol mediano, mezclar los ingredientes secos: las harinas, los impulsores -bicarbonato y levadura- las especias y la sal. Mezclar y reservar.
Batir los huevos con una batidora de varillas, un robot de cocina o a mano durante un minuto, hasta que empiecen a esponjar.
Añadir poco a poco el azúcar y seguir batiendo hasta que la mezcla esté aireada y de color amarillo pálido.
Bajar la velocidad, agregar la vainilla y el aceite poco a poco hasta conseguir una masa bien integrada.
Agregar los ingredientes secos en tres veces, batiendo lo mínimo para conseguir una masa lisa y homogénea.
Ahora ya con la espátula y en movimientos envolventes, sumar la zanahoria, el coco rallado, las pasas y las nueces hasta que esté todo bien incorporado.
Verter la masa en un molde de 28 centímetros, previamente encamisado con mantequilla y harina si no es de silicona o antiadherente.
Hornear unos 45 minutos (o hasta que, al pincharlo con una puntilla o un palillo en el centro, salga limpio).
Poner la nata y el bol en el que se va a trabajar, si es de metal, en el congelador, unos 20 minutos antes de montarla.
Sacar el pastel del horno y dejarlo enfriar.
Montar la nata muy fría con unas varillas con el azúcar glas. Una vez montada, mezclar con el mascarpone con movimientos envolventes. Reservar en la nevera hasta que el pastel esté a temperatura ambiente.
Decorar y servir inmediatamente.
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