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Enfadando señoros
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Que no lo llamen hamburguesa: la absurda preocupación por los nombres de los productos veganos

El PSOE ha registrado en el Congreso una iniciativa “necesaria y urgente” para regular algunas denominaciones de productos de origen vegetal. ¿De qué quieren protegernos exactamente?

La hamburguesa vegana de Hype ha venido a confundirte
La hamburguesa vegana de Hype ha venido a confundirteTHOMAS BEDWIN
Lucía Martínez

Hace unos días el PSOE nos informó de que era urgente tomar medidas contra la publicidad engañosa de productos veganos y para ello ha registrado una iniciativa en el Congreso. Y nos cogió a todas un poco despistadas, porque no parece que para la sociedad española, dentro de sus “urgencias”, tenga una posición muy relevante la de no coger en el súper una hamburguesa de tofu por error. ¿Esa preocupación dónde va? ¿Entre el precio de la vivienda y el estado de la sanidad pública?

Dejando de lado los chistes que ya se han prodigado por redes sociales, parece que lo que hay detrás de esto es dinero, como siempre. En este caso traducido en presión por parte de los lobbies cárnicos. No es una novedad que tanto los conglomerados de empresas cárnicas como lácteas, llevan años dando la batalla de las nomenclaturas aquí y en Europa. Tampoco es novedad que el PSOE es afín a estas cuestiones y se siente cómodo en ese lodo, basta recordar cómo el presidente del gobierno, en un acto de compañerismo sin precedentes, dio la espalda a su entonces Ministro de Consumo Alberto Garzón, cuando tuvo la valentía de decir con toda la evidencia científica en la mano que había que bajar el consumo de carne.

De aquellos polvos, estos lodos

Sánchez decidió que en lugar de apoyar una iniciativa que mejoraba la salud de los consumidores, favorecía al medioambiente y disminuía la explotación animal, era mejor hacer una gracieta sobre chuletones, al estilo del que pone fotos de barbacoas a las personas veganas en redes sociales. Después de eso, tampoco sé de qué nos sorprendemos ahora. A pesar de todo, recordemos que el ministerio de Garzón sacó adelante las recomendaciones de alimentación saludable para población española que siguen vigentes hoy y que recomiendan de cero a tres raciones de carne semanal, y priorizar las legumbres literalmente “por tu salud y la del planeta”. En lo importante, Garzón 1-Sánchez 0.

No voy a dedicar este texto a analizar lo absurdo de la preocupación del PSOE por las taimadas hamburguesas vegetales que esperan agazapadas en el súper para engañarte, ni a listar la interminable retahíla de temas objetivamente mucho más urgentes a regular en cuestiones de etiquetado e información al consumidor. Tampoco voy a ponerme a señalar qué engañoso es que la bandeja de carne no indique que “este filete viene de un animal alimentado con pienso hecho de la soja esa que deforesta el Amazonas, un par de pasillos más allá encontrarás una alternativa vegetal hecha probablemente con soja europea”. Todo eso ya lo han hecho varios divulgadores y divulgadoras a lo largo y ancho de las redes sociales y sería repetirse, así que vamos a analizar otras cuestiones más a fondo.

¿Quieren los fabricantes de hamburguesas y salchichas veganas engañar al consumidor?

La verdad es que siempre me ha sorprendido este temor, porque los fabricantes de estos productos lo que quieren es que quede muy claro que son 100% vegetales y lo escriben siempre en el frontal del envase. De hecho, hasta pagan para poner sellos en sus paquetes que así lo certifiquen, lo cual no es muy congruente si lo que quieres es “disimular”. Además, como cualquier otro producto, llevan lista de ingredientes, con lo que si nos quedara alguna duda de si ese paquete que pone en letras grandes “Hamburgesa 100% vegetal” y que lleva un sello que pone “vegano” en color amarillo no será en realidad de cerdo, con darle la vuelta al envase y leer los ingredientes, estaría solucionado.

Estos productos no quieren ser confundidos con productos fruto de la explotación animal: son los primeros interesados en desmarcarse y en remarcar las diferencias entre ambas opciones. Además, gracias al I+D de la industria plant based, cada vez recortan más las distancias en precios -a pesar de que compiten contra una industria fuertemente subvencionada- y en características organolépticas (sabor, aroma, textura), con lo que su aceptación aumenta por parte de los y las consumidores y consumidoras. Lo que nos podría llevar a pensar que el problema es que les están quitando cuota de mercado a las empresas cárnicas y de ahí sus actuaciones. Pero, ¿es así?

¿Le están quitando ventas los productos veganos a las empresas cárnicas?

Según el Informe del Consumo alimentario en España de 2023, realizado anualmente por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo de carne de 2019 a 2023, no solo se ha mantenido, sino que ha aumentado ligeramente, por encima de lo recomendado y cuatriplicando, por cierto, el consumo de legumbres. Hasta el propio sector se congratula del aumento de la demanda en un 2,7% en 2023. Es decir, con los datos en la mano, en España no se está consumiendo menos carne: el engaño de las salchichas vegetales claramente no está funcionando.

Tampoco es que el “auge” del veganismo esté hundiendo a la industria cárnica y por eso pelean, como he oído. Las personas veganas somos cuatro gatos que no preocupan a nadie económicamente hablando. Las alternativas vegetales a productos cárnicos o lácteos las compran principalmente personas de alimentación tradicional que deciden sumarlas a su dieta. Si tuvieran que vivir de las personas veganas, estaban apañadas.

Es cierto que la industria de las alternativas vegetales también ha aumentado sus ventas, especialmente las leches vegetales (bebidas, perdón). Pero no a expensas del sector cárnico, si nos fijamos en los datos. Lo que sí está claro es que son productos que se están quedando con una importante cuota de mercado, que son rentables. Tanto es así, que las principales empresas cárnicas y lácteas del país hace tiempo que han sacado sus propias líneas de productos plant based. Sí, en el súper en la sección de las mentirosas hamburguesas vegetales hay productos de Campofrío, Noel o Nestlé. Patés vegetales de la Piara en el lineal, bebidas de soja de Pascual (Vivesoy), Central Lechera Asturiana (Vegetánea), Danone (Alpro), etc.

Sus envases no difieren mucho de aquellos que pertenecen a empresas que se dedican 100% al plant based, como podría ser Heura en alternativas a la carne, o Yosoy en bebidas vegetales. Los mensajes y las palabras elegidas son similares y las fotos de los envases no remiten precisamente al césped. ¿Están estas empresas luchando para que otras no hagan lo mismo que ellas? Sí. Descripción gráfica de “a Dios rogando y con el mazo dando”. Lo sé, cada vez tiene todo menos sentido. Pero dejadme seguir.

¿Les lleva a algún sitio la lucha por las nomenclaturas?

Personalmente creo que la batalla por las nomenclaturas es absurda y no habría que darla: no creo que haya que gastar recursos ni fuerzas en esa pelea, porque no creo que afecte a las ventas de los productos vegetales. ¿Creéis que el hecho de no etiquetar las bebidas vegetales como “leche de…” -salvo almendra y coco, que sí se puede- supuso un golpe mortal a esa industria? Ni se despeinaron. Hoy en día en todos los supermercados la sección de bebidas vegetales ocupa el mismo espacio, si no más, que la leche de vaca.

Cada vez hay más diversidad de alternativas a la leche para elegir, salen novedades continuamente e incluso se está conquistando la hostelería siendo cada vez más sencillo pedir un café con leche de avena en cualquier bar. Todo eso sin llamarlas “leche”. Por supuesto la mayor parte del pastel se lo siguen llevando las industrias lácteas con sus versiones vegetales.

Pues creo que lo mismo va a pasar con las hamburguesas, llamarlas de cualquier otra manera, no va a afectar a sus ventas, precisamente porque el consumidor sí sabe lo que son, a pesar de la preocupación del PSOE. Que en el envase ponga “hamburguesa” o “disco” o “conglomerado” dudo que afecte a la decisión de compra. Además, los departamentos de marketing ya se las ingeniarán para que no pase.

Entonces, ¿por qué lo hacen?

Si al parecer la industria cárnica no está perdiendo volumen de ventas y tampoco hay un clamor popular ni manifestaciones frente al Ministerio de Consumo por el etiquetado de las hamburguesas vegetales ¿a qué viene todo esto? Pues creo que es un juego de desgaste, sin más (por eso decía que no hay que librar la batalla). Los lobbies cárnicos y lácteos, con un gran poder económico y de presión -a la urgencia del PSOE me remito- se dedican a ahogar a la industria plant based, mucho menos poderosa y organizada, con demandas absurdas (creedme, he estado ahí) y con continuos cambios de envase y nomenclatura. Mientras, trabajan por sacar sus propias líneas de productos que cubran esa demanda y aumentar su cuota de mercado.

También es una guerra de información: la pelea por la nomenclatura lleva implícito el “tú no eres como yo” -esto no es leche, esto no es carne- cuando la leche y la carne se asocian a conceptos positivos: crecimiento, alimento completo, calcio, necesario para los niños, proteínas, hierro, fuerza, virilidad… La batalla que hay que dar es esta, la de la información. Cuando consigamos que “carne” se asocie a maltrato animal, cáncer de colon, emisiones de CO2, diabetes y destrucción de ecosistemas, ya no se pelearan por el monopolio de la palabra “hamburguesa”. Y sí, eso les preocupa, de hecho denuncian a las empresas plant based que usan esos argumentos en su comunicación y pretenden que no puedan decirlo. Es ahí donde hay que invertir recursos.

También sería interesante preguntarle al PSOE qué es exactamente lo que le preocupa y le urge. Imaginemos que sus peores pesadillas se hacen realidad: José Francisco va al súper y se equivoca, llevándose a casa una hamburguesa de legumbres en lugar de la suya habitual de ternera (con un 60% de carne y el resto almidones, féculas y probablemente proteína de soja o guisante, por cierto). ¿Cuál sería el drama exactamente? ¿Que estaría contribuyendo a disminuir la explotación animal, la contaminación de acuíferos, paliando la emergencia climática y tendría que comerse un producto que hoy en día es casi indistinguible del otro en sabor y textura, además de mejor para su salud?

Visto así, quizá lo que le debería urgir al gobierno es promocionar las alternativas vegetales y las legumbres. Y también darle una vueltita al sistema educativo, que nos está echando a la calle a seres con nula comprensión lectora, porque ese envase llevaba encima un “100% vegetal” bien grande, una V-label y una lista de ingredientes. Otra cosa que podrían hacer es dejar de plegarse a las exigencias de los lobbies con poder económico, y revisar los temas verdaderamente urgentes para mejorar la vida de la ciudadanía.

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Sobre la firma

Lucía Martínez
Es dietista-nutricionista, máster en nutrigenómica y nutrición personalizada, y autora de varios libros y del blog www.dimequecomes.com

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