Albóndigas sin carne y salmón sin pescado: seis buenos trampantojos veganos
Renunciar a comer animales no suele significar que no te guste su sabor y textura. Por eso estas albóndigas, hamburguesas, chorizo e incluso salmón y atún en conserva veganos tienen todo el sentido (aunque no todos lo crean).
Hay muchísimos motivos por los que alguien puede decidir dejar de consumir productos de origen animal, y muy pocos que tengan que ver con que no les guste el sabor o la textura de los mismos. Normalmente no se los comen porque deciden no matar animales para alimentarse, por temas de sostenibilidad y medioambientales, para nada relacionados con que no sientan el mismo placer que los demás al morder una hamburguesa jugosa, no les guste beneficiarse de la inmediatez de abrir una lata de atún y hacerse un bocadillo o les moleste la grasita especiada de la chistorra.
Por y para eso existen las versiones veganas y vegetarianas de este tipo de comidas, porque renunciar a una cosa no tiene por qué significar hacerlo también a la otra, y los recuerdos de sabores y texturas placenteros se graban a fuego en nuestra memoria sensorial. Si te interesan, aquí van algunos que hemos probado -a veces de manera recurrente- y nos han parecido interesantes por su accesibilidad y aplicaciones culinarias.
Si crees que todo esto es una chorrada y que la gente que no quiere comer animales debería alimentarse de bayas, semillas crudas y hojas recolectadas de la naturaleza, y que la huella ecológica de los alimentos y el cambio climático son un invento de los comunistas, simplemente este artículo no es para ti. Piensa en estos alimentos como en el fútbol: a gran parte de la población le da lo mismo, pero existe para que otros lo disfruten (con la diferencia de que no reciben ocupan horas y horas en televisión y páginas en medios cada día de lunes a domingo, así que en lugar de enfadarte puedes obviar su existencia y tan pichi). Paz, hermanas.
El trampantojo más socorrido en la versión más lograda que hemos probado; no en vano quedaron las mejor valoradas en nuestra cata a ciegas de hamburguesas veganas. Esta pionera en su especie -Beyond Meat lleva haciendo productos vegetales desde 2009- es gruesa y con la sensación al mordisco más parecida a la de una carne picada jugosa que hemos encontrado actualmente en el mercado. Su característica textura se consigue a base de proteína de guisante, aceites de canola y coco, almidón de patata y celulosas comestibles -recordemos que no es un producto para comer cada día, sino de consumo ocasional, exactamente igual que las de carne-, el color lo aporta el extracto de remolacha y los sabores el humo y el extracto de levadura (entre otros). No contiene gluten, así que es apta para celíacos e intolerantes.
Para disfrutarla solo hay que marcarla bien a la plancha durante unos tres minutos por ambos lados, dejando el centro siempre jugoso (a no ser que te guste como la suela de un zapato, en ese caso hazla así, qué le vamos a hacer). Ya está lista para servirla al plato o en un panecillo, con una ensalada, con patatas, cubierta con queso de origen animal o vegano, con encurtidos, con un huevo planchado y aliñada con las salsas que más te apetezca. En su formato fresco es un producto descongelado, así que no se puede congelar de nuevo. Precio: sobre los cinco euros el paquete de 225 gramos con dos hamburguesas (también hay formatos de 10 y 40 unidades, consultar puntos de venta).
Una de las empresas más conocidas en el universo del trampantojo vegano: en su momento ya dedicamos un artículo a su primer lanzamiento, los bocados de ‘pollo’ (siguen siendo los que tienen mejor textura del mercado). La empresa barcelonesa no ha parado de sacar nuevos formatos desde entonces, y este fue sin duda de los más celebrados en redes sociales entre sus usuarios. Más que un chorizo podríamos compararlo con una chistorra, ya que está pensado para comerlo pasado por la plancha. Sabe a pimentón y tiene una textura muy jugosa y con el punto de grasita que caracteriza este alimento -gracias a una combinación de aceite de karité y de oliva- y lo hace tan atractivo. Sus otros ingredientes principales son el concentrado de proteína de soja, aromas, extractos vegetales de rábano y zanahoria y metilcelulosa como estabilizante.
Va envuelto en una especie de tripa -también vegana, a base de alginato de calcio- y aunque en crudo es muy tierno, gana firmeza al cocinarse. Lo hace sin deshacerse, lo que también nos permite usarlo en guisos, estofados y salsas (macarrones con chorizo incluidos, para alegría de todos los vegetarianos y veganos que echan de menos ese manjar). La empresa es conocida por no quedarse con las primeras versiones de los productos que saca, sino que escucha a sus compradores, clientes y nutricionistas: cambiaron el aceite de girasol de sus bocados originales por el de oliva, cambiaron la fórmula de la pizza y de sus nuggets por petición popular, entre otras cosas. Su filete de pollo empanado, el último producto de la familia Heura en salir al mercado junto al long burger supreme -la familia incluye albóndigas, salchichas, hamburguesas, picada y una riquísima ‘choriburger’-, también está muy bueno, y queda muy crujiente sin necesidad de freír. Precio: sobre los cuatro euros el paquete de 216 gramos (cuatro unidades), sobre los 24 el paquete de 1,29 kilos (24 unidades).
Albóndigas veganas de My Veggie Day
Son sencillas de encontrar -las comercializan desde los supermercados Aldi, donde comparten balda con el falafel-,económicas y muy fáciles de integrar en cualquier tipo de plato: estas albóndigas son tiernas, de sabor rico y mordida agradable y están listas para consumir o añadirlas a cualquier plato. Puedes simplemente calentarlas y tomarlas con una salsa a base de yogur y hierbas o tahini, limón y ajo o estofarlas -brevemente, porque ya están cocinadas- en salsa de tomate, leche de coco y curry o mole y chipotle: es el momento de servirlas con arroz, pasta, patata cocida o en puré o meterlas en un bocadillo. Están hechas a base de proteína hidratada de soja y trigo, cebolla, aceites de girasol y colza, almidón, patata, aromas y ajo, con un añadido de hierro y vitamina B12. Precio: 2,19 euros el paquete de 200 gramos.
Atún vegetal Vuna de Garden Gourmet
La primera vez que abrí un tarro de Vuna en la cocina de casa, los primeros en mostrar interés fueron mis gatos, lo que da una buena pista de la similitud que tiene con el producto original (tanto que puede echar atrás a algunos vegetarianos y veganos). Se vende en tarros de cristal de 175 gramos y necesita refrigeración ya que es una semiconserva, como las anchoas, y sus ingredientes son agua, un 18% de proteína de guisante, aceite de nabina para dar una mordida jugosa, gluten de trigo, aromas, fibra de cítricos para la textura y sal.
¿Para qué sirve? Funciona en los mismos escenarios que en atún o bonito en conserva, solo que aquí no encontraremos ventresca o piezas grandes, sino el formato desmigado. Tampoco tiene la cantidad de grasa de unas migas, porque el aceite está en el interior del producto y no envolviéndolo -no es “en aceite”-, así que comido solo puede resultar un poco seco (aunque menos que un atún al natural). Aparte de eso, tanto el aroma como el sabor están muy logrados, no está salado en exceso ni deja ningún regusto extraño, así que puedes preparar con él un auténtico bocadillo “vegetal” -esta vez sí- de atún, añadirlo a cualquier ensalada de legumbres -como el empedrat o una de garbanzos con huevo y vinagreta picante-, de patata o de arroz o arroz integral. Precio: sobre los cinco euros el tarro de 175 gramos, formato Horeca de dos kilos sobre los 34 euros.
Current salmon de Current Foods
Seguramente el más sorprendente de los trampantojos que he probado: un ‘lomo de salmón’ ahumado con una textura bastante conseguida y buen sabor. Está hecho para ser consumido tal cual, no se puede pasar por la plancha ni freír (supongo que porque alguno de los gelificantes naturales que usa, alga Eucheuma y konjac, son reversibles y se funden al alcanzar cierta temperatura). Sus otros ingredientes principales son agua, un 4% de proteína de guisante, aceite de girasol alto oleico, aromas naturales, fibra de bambú, aceite de algas, almidón de patata, sal marina, licopeno para dar color, y de nuevo hierro y vitamina B12 añadidos.
Puedes usarlo para hacer sushi, sashimi o chirashi vegano, añadirlo como ingrediente en un poké -que puedes convertir en ensalada si usas legumbres cocidas como base en lugar de arroz- o tomarlo en tostada tal cual, con aguacate ahora que empieza la temporada o con salsa holandesa y un huevo poché. También hay la opción atunera, que me convenció bastante menos pero mereció un lugar entre los mejores inventos del 2021 para la revista Time (antes de cambiarse el nombre de Kuleana a Current Foods). Precio: 4,99 euros los 150 gramos.
Bacon de setas de Libre Foods: lo que viene
Lo que nos ofrece habitualmente el bacon cuando lo añadimos a un plato o bocadillo son cuatro cosas: crujiente -si lo cocinas bien-, salado por su tipo de procesado, con un toquecito de grasa porque así es como debe ser y, dependiendo de la variedad, también un aroma ahumado.
El de Libre Foods está 100% libre de cerdo o ningún otro animal -se hace a base de setas ostra, almidón, proteína de guisante, aceite, gelificantes y aromas naturales-, pero después de pasar por la sartén unos minutos a fuego medio cumple con esas características de una manera tan realista que puede resultar hasta inquietante.
¿Qué puedes hacer con él? Lo mismo que con el otro bacon: servirlo en un bocata con queso o una hamburguesa, desmenuzarlo sobre unos cogollos con picatostes, darle un toque final crujiente a un plato de pasta o añadirlo a una pizza, un salteado de guisantes, judías verdes o setas.
De momento se puede probar en Viva Burger y en Meat en Madrid, en Green and Burger en Barcelona y próximamente en Guakame en Valencia, pero ya están en conversaciones con cadenas de supermercados para comercializarlo en un futuro cercano.
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