Tres variaciones de la merluza rebozada que deberías probar
Te proponemos hasta tres variaciones de este plato que te ayudarán a encontrar la combinación perfecta de sabor, crujiente y ligereza. Una delicia lo mires por donde lo mires.
La merluza rebozada es un sabor asociado a la infancia, una de esas magdalenas de Proust que todos tenemos instalados en la memoria. Puede ser la que preparaba tu abuela, a la romana clásica y con deliciosos pimientos verdes fritos como acompañamiento, otra receta familiar e incluso la congelada que a veces daban en el comedor del colegio (la memoria es así, a veces le da por donde menos lo esperas).
Si siempre has querido prepararla en casa pero no das con la fórmula que te guste, tal vez estas tres variaciones te ayuden a encontrar la combinación de sabor, crujiente y ligereza que más te convenza. ¿No tienes merluza a mano? No te preocupes: puedes usar bacalao, abadejo, platija o anón. También puedes versionar cualquiera de estos rebozados para un picoteo vegetariano, usando un aguacate cortado en seis trozos a lo largo en lugar de merluza. Suena raro, pero está muy bueno.
En la receta con base de panko, podemos cambiar sin problema los cacahuetes por pistachos, y el sésamo negro por sésamo normal o unas semillas de mostaza (½ cucharada, en este caso). Para el fish and chips también podríamos usar una cerveza que tenga un poco más de sabor que una pilsen, pero hay que tener mucho cuidado para que no se "coma" el delicado sabor del pescado.
Un toque ácido siempre ayuda a aligerar la sensación del rebozado y mejora su sabor: un chorrito de zumo de limón o vinagre pueden marcar la diferencia. Si buscas un acompañamiento ligero, corta un pepino y una cebolla en tiras finas, ponlos en una mezcla de agua y vinagre con un poco de sal durante media hora, sácalos, escurre bien y añade unas aceitunas, un poco de aceite y perejil o cilantro fresco.
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