Coliflor tostada con pasas
"El aprendizaje lo es todo. La coliflor no es más que una col con educación universitaria", escribió Mark Twain en su novela Pudd'nhead Wilson. Esta frase ilustra cómo cambia la percepción de los distintos alimentos en tiempo y el espacio: en la época en la que lo dijo (finales del XIX), esta hortaliza era una de las más caras y exclusivas en Estados Unidos, mientras que nosotros la vemos hoy como una comida de lo más humilde. Pero para mí el aforismo de Twain sigue teniendo validez, porque la coliflor me parece mil veces más fina que la col.
Claro está que puede resultar indigesta, flatulenta y un pelín maloliente si se cuece demasiado o se toma con el clásico refrito de medio kilo de ajo tostado, y de ahí puede venir su peor fama. Por el contrario, en su punto y aderezada con alegría es una exquisitez, tan delicada y gustosa como otras verduras consideradas más nobles.
La receta de hoy junta a la coliflor con dos ingredientes que sacan lo mejor de ella: las pasas y el vinagre, que aquí debe ser decente para no perforarte el estómago. La idea del plato es del chef estadounidense Bradley Herron, pero he cambiado algunos pasos cantidades e ingredientes para que quede más tierna y menos agria, y también para facilitar su elaboración.
Dificultad: Para lerdos.
Ingredientes
Para 4 personas
- 1 coliflor pequeña
- 100 g de pasas sin semilla (o más, al gusto)
- 1 diente de ajo
- 1 guindilla roja seca picada
- 1 ramita de romero (en su defecto, 1 cucharadita rasa de romero seco)
- 1 cucharada de perejil picado
- 100 ml de vinagre de Jerez de buena calidad
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra
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