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Tres vinos para redescubrir el Priorat

La denominación más abrupta de Cataluña, con viñedos al borde de precipicios, merece ser redescubierta en 2025

Comarca de Priorat
Una cepa vieja en los característicos suelos de pizarra de la comarca de Priorat.Jose Carlos León Ercilla (DOQ P (Jose Carlos Leon Ercilla)
Amaya Cervera

El Priorat es un pequeño milagro. Una región montañosa en el interior de Tarragona que, durante siglos y hasta la des­amortización de Mendizábal, vivió bajo el influjo y el dominio de los monjes cartujos de Escaladei. La escasez de agua, la pobreza de los suelos de pizarra y las pendientes de vértigo, con inclinaciones de hasta un 60%, condicionan una viticultura al límite.

Herida gravemente por la plaga de la filoxera, durante gran parte del siglo XX fue fuente de graneles destinados a mezclas. Las familias que compraron las propiedades de los monjes realizaron el primer embotellado moderno: 115.000 botellas de Scala Dei Cartoixa 1974 que no fueron nada fáciles de vender.

El gran renacimiento se produjo a finales de los ochenta con los Clos, el término borgoñón adoptado para sus creaciones por un grupo de aventureros llegados de fuera que se instalaron en el municipio de Gratallops. Supieron ver la magia de aquella región recluida y olvidada, y acabaron convirtiéndose muchos de ellos en productores estrella: René Barbier, Álvaro Palacios, Josep Lluís Pérez, Daphne Glorian… Su estilo: vinos poderosos elaborados con ayuda de variedades internacionales y envejecidos en roble francés. Tuvieron mucho más impacto que aquel Cartoixa fundacional o el Masía Barril que apareció unos años más tarde y anunciaba en la etiqueta que los vinos del Priorat eran naturalmente maduros y que no necesitaban criarse en barrica (una autoafirmación frente al patrón tinto de la época que era Rioja).

Las puntuaciones del influyente crítico norteamericano Robert Parker propulsaron la región y ayudaron a defender unos precios muy superiores a lo habitual en España, pero necesarios para soportar el cultivo de viñedos al límite. Hoy, el precio medio de una botella del Priorat es de unos 25 euros.

Otra cosa que hizo la región fue poner en el mapa de calidad a sus dos variedades tintas principales. Primero la garnacha, pese a que su papel no fue tan protagonista en los inicios, y, con algo más de dificultad, por su fama de uva rústica y productiva, una cariñena elevada a los cielos por obra y gracia de los suelos de pizarra, las viñas viejas y vinos como los de Vall Llach en Porrera o Mas Doix en Poboleda.

A finales de la primera década de 2000 se inicia una vuelta a la esencia: recuperación de prácticas tradicionales más cercanas a aquellos primeros Cartoixa, foco en las uvas locales (los vinos de Álvaro Palacios son mucho más sutiles desde que ha prescindido de variedades de fuera), o estilos más aéreos como Terroir al Límit, que ha abandonado totalmente la madera. El relevo generacional también pesa. Los vinos de Sara Pérez en Mas Martinet, más libres y con presencia de tinajas y damajuanas de cristal, poco tienen que ver con los de su padre. Y algo parecido puede decirse de René Barbier hijo en Clos Mogador.

En 2009, el Priorat fue la primera región española en introducir la figura del vino de municipio (vi de vila en las etiquetas). Una década después remató su clasificación con los más de 450 parajes que integran Els noms de la terra (los nombres de la tierra).

Tras semejante travesía, la región ha ganado en matices. Hoy se puede transitar de las garnachas de suelos de arcilla de la montaña de Montsant (una bendita excepción) a las cariñenas de pizarra y altura, probar un cabernet tan personal como el que firma Pasanau en La Morera del Montsant o disfrutar de la pureza de los vinos biodinámicos de Mas d’en Gil, la heredera de Masía Barril en la zona meridional de la región. Aunque los tintos son dominantes, hay un movimiento blanco diverso y apasionante. Se están recuperando variedades minoritarias y también esos rancios olvidados en viejas bodegas que Sara Pérez describe acertadamente como vinos de tres generaciones.

Este es un universo de 2.250 hectáreas con muchos pequeños productores y donde a los grandes, como ha pasado con Familia Torres, que se ha mimetizado con el espíritu de la región, les va bien haciéndose pequeños. Su nuevo abismo particular es el cambio climático, con tres años de una angustiosa sequía que ahora parece que empieza a remitir.

Pese a todo, los vinos nunca han brillado con tanta fuerza. En 2023, el 45% se fue a los mercados exteriores, con Estados Unidos, Suiza y Alemania a la cabeza, mientras que en España el 80% de las ventas se concentraron en Cataluña. Es el momento del Priorat.

Tres etiquetas para redescubrir la región

EPS 2520 PLACERES HISTORIAS DE VINOS

Puerta de entrada

Ànima del Priorat
2023. Tinto, DOQ Priorat Casa Gran del Siurana 41% garnacha, 35% cariñena, 24% syrah 14,5% vol. 18 euros
Esta etiqueta de aparición reciente que firma la bodega del grupo Perelada en la región es una perfecta introducción al estilo más directo, amable y sabroso del Priorat, y tiene todo el sentido que se presente en botella borgoña. Con dominio de las variedades locales y el aporte de sabrosidad de la garnacha, el vino ofrece, además de frescura, equilibrio y abundante fruta dulce. El precio es muy razonable en comparación con otros de la zona. Se han elaborado 13.972 botellas.
vino Marla_Vi_Vila

Vino de municipio

MarLa Vi de Vila Poboleda
2021. Tinto, DOQ Priorat Sandra Doix. 70% cariñena, 30% garnacha 14% vol. 39 euros
Elaborado con viñedos plantados entre 1955 y 1998 en uno de los municipios más frescos y septentrionales de la región, el vino es tan exquisito como su presentación. Tras una larga trayectoria en Celler Mas Doix, Sandra vuela ahora en solitario y ofrece joyitas como este Vi de Vila que expresa toda la energía de la cariñena de Poboleda, con el contrapunto de la textura amable de la garnacha. Fruta crujiente bien definida, con tensión y persistencia. Para beber y también guardar, porque tiene recorrido por delante. 3.600 botellas.
Vino MAS CAÇADOR CARINYENA FONS BLANC

Vino de paraje

Mas d’en Caçador Carinyena
2021. Tinto, DOQ Priorat Celler de l’Encastell 14% vol. 75 euros
Un ejemplo de lo pequeño que puede ser el Priorat y el valor que la clasificación aporta al territorio. Mas d’en Caçador es un paraje de Porrera cultivado desde hace generaciones por la familia propietaria. A este vino se destinan las cepas menos productivas plantadas directamente sobre la roca fracturada de pizarra. Es un tinto profundo, concentrado y persistente que sorprende por su frescura en boca, con abundantes notas balsámicas y de hierbas mediterráneas. Un paisaje que ha llenado 595 botellas.

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Sobre la firma

Amaya Cervera
Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y especializada en vino, es fundadora de la página web www.spanishwinelover.com. Ha sido redactora-jefe de la revista Sibaritas y miembro del equipo de cata de las guías Peñín y Todovino. Colabora con revistas nacionales e internacionales y participa como jurado en competiciones vinícolas.
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