Claves para ser emprendedor en un mundo en permanente cambio
Los profesionales deben adaptarse a los vaivenes con agilidad, y ser capaces de innovar y de movilizar recursos para hacer realidad proyectos
El camino de los que se aventuran en el mundo del emprendimiento está plagado de obstáculos que van desde una competencia feroz, complejos cambios tecnológicos hasta crisis económicas inesperadas o pandemias. Ante ese reto, siempre surge una serie de preguntas: ¿es un requerimiento imprescindible formarse para montar un negocio?; ¿cuándo es el mejor momento para hacerlo, antes o ya con la idea puesta en marcha?; ¿dónde y qué hay que saber para ser emprendedor?; ¿se aprende a emprender? “Es verdad que los emprendedores que más éxito tuvieron en el pasado apenas pasaron por procesos de formación especializada, más bien fueron aprendiendo a la vez que hacían negocios, una suerte de learning by doing [aprender haciendo]”, comenta Agustín Baeza, consultor de Asuntos Públicos y experto en ecosistema de start-ups e innovación y miembro de los 100deCotec. Sin embargo, hoy es tan importante la capacidad de autoaprendizaje como el conocimiento adquirido.
A menudo se cree que emprender tiene que ver más con la creatividad, la audacia, la visión y el olfato de una persona, y que con algunas pautas de gestión se mantiene a flote una empresa. Pero esas habilidades que hacen que los negocios tengan éxito sin duda se adquieren a través de programas de educación, mentoría, libros, cursos en línea y la experiencia práctica. “Estos recursos pueden proporcionar desde conocimientos básicos sobre planificación empresarial, gestión financiera, asuntos legales y marketing, hasta habilidades blandas como la resiliencia, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación”, comenta Andrés Morales Pachón, profesor de la Facultad de Empresa e investigador principal del grupo Estudios para la Cooperación Internacional y el Desarrollo Económico y Social (ECIDES) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). “Además de la teoría, sirve mucho escuchar las experiencias de otros emprendedores”.
Para David Alonso, director de la Oficina Compluemprende, la clave del emprendedor está en potenciar y dar forma a la capacidad para asumir riesgos, liderazgo y conocimiento, para defender sus ideas de desarrollo del negocio. “Capacidad para crear empleos, de trabajo en equipo, conocimientos del sector y de la tecnología del ámbito en el que quiera innovar, conexiones que fortalezcan su empresa con el entorno o ecosistema en el que se quiera insertar, y destreza para aplicar metodologías ágiles que les permitan evaluar su situación y estar siempre actualizados”, asegura. Hoy, también, el éxito de cualquier negocio tiene una fuerte base en las relaciones que se construyen, afirman los expertos de Italki, una comunidad global de aprendizaje de idiomas. “Estas conexiones se realizan gracias a la capacidad de entenderse en un mismo idioma”. El inglés es esencial, pero el valor de otras lenguas varía según el sector y el público objetivo. Por ejemplo, el alemán o francés son importantes para el turismo, mientras que el chino mandarín es crucial para los que desean establecer relaciones sólidas con proveedores del gigante asiático.
Niveles de preparación
En España, el 80% de los emprendedores tiene entre 25 y 54 años, según datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en España 2022-2023. Esta horquilla tan amplia implica distintos niveles de formación: desde aquellos que acaban de abandonar la Universidad o están cursando un posgrado, hasta los que llevan años o décadas alejados de las aulas. Y un contexto tan cambiante como el actual, inmerso en el uso de nuevas tecnologías y formas de comunicación de una idea o marca, exige la necesidad constante de formación. “Existe ya una necesidad de capacitación permanente, lo que antes se llamaba educación a lo largo de la vida, pues en materia tecnológica, regulatoria o de evolución social el emprendedor va a pasar por diferentes fases, y no será igual la formación que requiera con 25 años, cuando comienza su carrera, que con 45, cuando ya tiene mucha experiencia”, agrega Baeza.
Lo que es un hecho es que ocho de cada 10 personas inmersas en el proceso emprendedor considera tener los conocimientos y habilidades necesarios para llevar su negocio, según el GEM. “Emprender es un ejercicio constante de aprendizaje”, añade Morales Pachón, de UNIR. Actualmente, los estudiantes ya cursan asignaturas relacionadas con la creación de negocios, habilidades de liderazgo y gestión de las cuentas. “Diversas universidades están promoviendo el emprendimiento para la empleabilidad”, afirma Ignacio Guasch, director de Negocios y Scouting de Oryon Universal, una consultora empresarial. Hace no mucho, continúa el experto, existía cierto estigma asociado al fracaso empresarial, lo que disuadía a muchas personas de iniciar sus negocios. Hoy, sin embargo, la percepción es otra. “Se ha producido un cambio de paradigma que valora la iniciativa, la independencia y la posibilidad de desarrollo profesional por encima de la estabilidad laboral, y que afronta el riesgo como una forma de aprendizaje y crecimiento personal, lo que ha llevado a una mayor aceptación y apoyo hacia los emprendedores”, agrega.
Muestra de ello es que la actividad emprendedora en España ha recuperado el nivel prepandemia. Durante 2022, según el estudio de GEM, el 6% de la población adulta española ha apostado por un nuevo proyecto, cifra similar a la registrada en 2019, antes de la crisis sanitaria y la invasión de Ucrania. Hoy, tres de cada cuatro emprendedores afirman que ha abierto su propia compañía para ganarse la vida, debido a la escasez de trabajo. El emprendimiento en el país se centra en el sector de los servicios (donde están siete de cada 10 emprendedores), y se ha reducido en el sector industrial, detalla el GEM. “Creo que tenemos que pisar el acelerador en la educación emprendedora. Si bien las actitudes y percepciones condicionan el comportamiento de quienes emprenden y son difíciles de cambiar a corto plazo, es necesario reconducirlas. La clave está en fomentar el gusanillo desde muy temprano en la sociedad”, afirma José Bayón, ahora ex consejero delegado de la Empresa Nacional de Innovacion (Enisa) en la introducción del GEM.
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