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Pistas hacia una transición suave a la Facultad

Impulsar estrategias de apoyo en la etapa preuniversitaria y durante el primer año de carrera es esencial para el éxito educativo

Ambiente en el campus de Ciudad Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Ambiente en el campus de Ciudad Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid.Samuel Sánchez

El primer año universitario es un desafío que transforma la vida de muchos estudiantes. La transición no solo implica cambiar las reglas del juego, también enfrentarse a unas expectativas que, a menudo, suelen chocar con una realidad menos brillante. “Como todo cambio, la transición a la vida universitaria supone para los jóvenes la obligación de enfrentarse a ciertos retos que requieren de un proceso de adaptación al nuevo contexto”, señala Candela García Imbernón, psicóloga orientadora del Gabinete de Orientación Educativa de la Universidad Francisco de Vitoria.

Entre esos retos destaca el abanico de alternativas sociales, laborales y de estudios que llegan de la mano del salto a la Universidad y para los que se necesita tener cierta madurez que ayuden a establecer prioridades claras. “Durante los años universitarios, muchos jóvenes se independizan, comienzan a tener más responsabilidades y a la vez más libertad. Esto requiere que los alumnos sean capaces de priorizar, invertir el tiempo necesario en cada prioridad y adaptarse a una nueva rutina de vida y de estudio”, añade García.

La forma de evaluar es uno de los cambios más importantes que existen entre secundaria y la Universidad. Según Nazaret Martínez Centeno, también psicóloga orientadora de la Universidad Francisco de Vitoria, a diferencia de los exámenes de desarrollo típicos de la secundaria, la mayoría de los exámenes universitarios se presentan en formatos como pruebas de opción múltiple, análisis de casos prácticos y preguntas cortas. Esto exige, para Martínez, emplear un método de estudio que vaya más allá de la memorización superficial, ya que comprender profundamente el contenido es crucial para aprobar los exámenes, dada la cantidad de material y la forma de evaluación.

Juan Luis Nogueras, director de La Casa del Estudiante del Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, añade a lo anterior la adaptación social y al nuevo espacio de aprendizaje como otro de los desafíos habituales: “Se genera un cambio de entorno, con nuevas amistades, relaciones y dinámicas sociales que requieren habilidades para integrarse. En muchos casos hay un cambio geográfico importante que inevitablemente tiene un impacto y esto requiere de tiempo”, sostiene.

Si bien el tiempo es fundamental para asimilar los importantes cambios que implica la vida universitaria, Àngels Alegre, directora del Observatori de l’Estudiant de la Universitat de Barcelona, considera que también es crucial realizar acciones de orientación en dos momentos clave: la etapa preuniversitaria, previa al acceso, y en el primer año de estudios. “Potenciar las estrategias de apoyo en estos dos periodos es una cuestión esencial para favorecer las elecciones informadas y el éxito educativo del estudiantado en la Universidad”, sostiene. En la etapa previa al acceso a esta, según Alegre es fundamental el diálogo entre el profesorado y orientadores de secundaria y universitarios, pero también la realización de otras acciones, como jornadas de orientación en centros preuniversitarios y universitarios, participación de estudiantado preuniversitario en actividades formativas universitarias, jornadas de puertas abiertas, procesos de información y orientación sobre los estudios universitarios y los servicios dirigidos al estudiantado, webs, recursos tecnológicos y virtuales específicos para futuros estudiantes, entre otras. Esto permite conocer el contexto universitario, lo que ayuda a romper mitos o rebajar las expectativas, teniendo una idea más aproximada sobre la Universidad.

Una vez se ha accedido, y para facilitar la adaptación al nuevo entorno, la directora del Observatori de l’Estudiant destaca tres tipos de programas de orientación que suelen tener buenos resultados: apoyo en la gestión de la matrícula, sesiones de acogida al nuevo estudiantado, y apoyo y servicios de tutoría que puedan ofrecer apoyo personalizado a los estudiantes universitarios en relación con el contenido y las exigencias académicas de su titulación y materias específicas. “Estos programas ofrecen información y apoyo sobre una variedad de servicios y recursos disponibles para los estudiantes, así como oportunidades de participación en la vida universitaria”, cuenta. También se destaca la necesidad de fortalecer el papel del orientador y tutor educativo, con programas de formación adecuados para abordar la diversidad de perfiles estudiantiles, e insiste en la importancia de que estos recursos sean conocidos y utilizados por el estudiantado.

Participación activa

Anabel Galán, vicerrectora de Alumnado y Ocupabilidad de la Universidad Autónoma de Barcelona, destaca que algunas universidades, como la suya, han incorporado programas de orientación universitaria que cuentan con la participación activa de estudiantes universitarios para facilitar la transición a los nuevos estudiantes. Con estas mentorías se busca reducir la presión en la elección del camino académico correcto y promover la idea de trayectorias no lineales. “Dando protagonismo al papel de la experiencia de estudiantes recientes se busca aprovechar sus vivencias y conocimientos recientes para establecer una conexión empática con los nuevos estudiantes y brindar perspectivas prácticas y útiles en los procesos de orientación”, señala.

Por último, para la vicerrectora es importante también equilibrar el tiempo dedicado al estudio universitario con otras actividades de la vida personal, ya que considera que la idea de que el éxito académico depende exclusivamente del tiempo dedicado al estudio puede generar estrés y frustración. “Las experiencias dentro como fuera del aula son fundamentales para la formación integral de los estudiantes”. Actividades culturales, deportivas, de representación estudiantil, voluntariado y de orientación para la empleabilidad no solo proporcionan oportunidades de socialización, según la experta, también ayudan en el desarrollo de habilidades transversales importantes para el futuro profesional de los estudiantes.

Más problemas de salud mental

La transición a la vida universitaria puede generar ansiedad, estrés y dificultades para equilibrar la vida personal y académica. Según Juan Luis Nogueras, de La Casa del Estudiante del Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), tras la pandemia se ha observado un aumento significativo en los problemas de salud mental entre los alumnos. Para apoyar a aquellos que enfrentan estas dificultades, la UCM ofrece herramientas como PsicallUCM, servicio gratuito de atención psicológica telefónica y telemática para estudiantes, o el autocribado de la UCM e inRecovery, un proyecto pionero que aborda las conductas adictivas de riesgo desde 2021. Además, se implementan programas de mentoría y se fomenta la participación estudiantil en asociaciones y actividades de voluntariado, como estrategias dirigidas al cuidado de la salud mental y emocional.

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