Inteligencia artificial y protección ambiental, grandes desafíos del siglo
La regulación de la innovación tecnológica y de los objetivos de cero emisiones requiere un gran colaboración público-privada
Cómo lograr la sostenibilidad y cómo regular la inteligencia artificial (IA) son dos de los mayores desafíos del siglo, y requieren una respuesta calibrada que implique al sector público, al privado y a la sociedad. Por tanto, en el marco del foro Latinoamérica, Estados Unidos y España en la economía global organizado el martes pasado en Nueva York por EL PAÍS y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, expertos y empresarios del transporte, el desarrollo, el comercio y la tecnología discutieron estrategias para abordar estos retos.
Comenzando con la sostenibilidad, representantes de Iberia, Walmart, Total Project y la Corporación Andina de Fomento-Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) coincidieron en que cualquier estrategia corporativa para hacer frente a los estragos del cambio climático debe ir ligada al impacto social. “El impacto social tiene estar integrado en el negocio”, destacó Teresa Parejo, directora de Sostenibilidad de Iberia, empresa patrocinadora del foro junto a DLA Piper, Inditex, Indra, NTT Data y Total Protect en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
“Es la manera de centrar todo el poder de la compañía para que la empresa pueda aportar y ser transformadora hacia un mundo más inclusivo y justo”, añadió Parejo. Alicia Montalvo, directora de Acción Climática y Biodiversidad de la CAF, insistió en este punto. “No podemos hablar de sostenibilidad sin considerar el aspecto social”, dijo, ya que “las comunidades más vulnerables a los impactos del cambio climático son las más pobres, las indígenas, las étnicas, sin acceso a infraestructuras adecuadas”, añadió.
Javier Treviño, vicepresidente sénior de Asuntos Corporativos en Walmart para México y Centroamérica, subrayó que el impacto social debe tener como foco “la regeneración”, es decir, “dejar un impacto neto positivo” en las comunidades en las que empresas operan: “Tiene que ver con cómo podemos trabajar con nuestros empleados, con comunidades y proveedores para ir más allá en el compromiso y el cumplimiento de nuestros objetivos en términos de cero emisiones y cero residuos”.
Pero, ¿cómo se paga por todo esto? “Ni una sola empresa, ni siquiera el sector privado por sí solo, puede hacer frente a esto. Solo es posible mediante la colaboración pública y privada”, advirtió Parejo. En esa misma línea, Montalvo señaló que es crucial entender que “la sostenibilidad no es un gasto, sino una inversión”.
Premios a las compañías
Montalvo agregó que es importante que los consumidores premien a empresas “realmente comprometidas con la sostenibilidad”. María de los Ángeles Useche, directora comercial de Total Protect, coincidió en ello y destacó la importancia de que los consumidores entiendan que muchas empresas quieren ser más sostenibles, pero que es difícil financiarlo.
La inteligencia artificial fue abordada en dos paneles sobre los riesgos asociados a esta tecnología y cómo regularlos. Para Pilar Manchón, directora sénior de Ingeniería y Estrategia de Investigación de IA en Google, estos riesgos parten de “la estupidez humana”, ya que los humanos deciden el uso de las herramientas: “Depende de nosotros asegurarnos de que tomamos las precauciones para utilizar la IA de la forma más constructiva, justa y adecuada”.
La experta considera que es necesario un marco de regulación común que combine los que ya están en marcha en Europa y Estados Unidos. “Diferentes sociedades tendrán diferentes interpretaciones de cuánto riesgo quieren asumir y cuánta sensibilidad hay sobre ciertos datos o aplicaciones. Tenemos que encontrar la manera de compatibilizar los diferentes marcos jurídicos”, señaló. Para Domingo González, director de Innovación en TI de Nestlé para Norteamérica, la regulación debe encontrar “el equilibrio entre riesgo y valor. Y dependiendo del riesgo, hay algunas garantías y cumplimientos que deben cumplirse”.
Ese marco de regulación debe incluir, además, mecanismos para garantizar que la IA esté al alcance de todos, no solo de los países ricos del norte global, según los expertos. “Necesitamos compensar las grandes diferencias entre el norte y el sur global”, apuntó Carme Artigas, copresidenta del órgano asesor sobre IA en Naciones Unidas. “No queremos un nuevo tecnocolonialismo, buscamos que Latinoamérica y África puedan generar sus soluciones con las herramientas que el norte puede aportar”, agregó.
En esa línea, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI-Organización de Estados Iberoamericanos, destacó el caso de América Latina, cuyo PIB lleva años estancado porque los países dependen de “un modelo económico absolutamente primario”. Ante este contexto, la IA, apuntó, puede servir como “una gran herramienta” de desarrollo, pero la tecnología debe estar a su alcance. Para ello es necesaria la cooperación entre países como, por ejemplo, España y Brasil, que firmaron el año pasado un acuerdo sobre IA: “Ese es nuestro horizonte de desarrollo”, auguró.
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