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Humedales, aliados contra las riadas y la climatología extrema

Estos ecosistemas, amortiguadores de los efectos más adversos del calentamiento global, se extinguen tres veces más rápido que los bosques

Humedal del parque natural de la Albufera, en Valencia.
Elena Horrillo

El 29 de octubre de 2024, el cielo se abrió sobre Valencia causando más de 230 muertos. Las lluvias torrenciales llegaron a acumular en algunos puntos más de 700 litros por metro cuadrado. El nivel del lago de la Albufera de Valencia pasó en 11 horas de una profundidad de unos 15 centímetros a más de un metro —según el informe de seguimiento del parque natural recogido por la Fundación Global Nature—, y la superficie inundada se incrementó de 41 a 70 kilómetros cuadrados. El lago contuvo el torrente de agua y actuó como regulador de su virulencia en su camino hacia el mar.

“El humedal fue una zona de amortiguación. Si ese agua no hubiera ido a la Albufera y hubiera ido a otra zona, hubiéramos tenido multiplicación de la catástrofe. O si, en vez de declarar ese parque natural hace 40 años se hubiera permitido continuar con los procesos de urbanización que amenazaban algunos sectores, el impacto social y personal hubiera sido mayor”, sentencia Carlos Sanchís, investigador en el Centro Valenciano de Estudios del Riego (CVER) de la Universitat Politécnica de Valencia y presidente de la Junta Rectora del parque natural de la Albufera.

La amortiguación es una de las funciones más importantes que tienen los humedales, uno de los ecosistemas más amenazados del planeta. Según el primer informe del Global Wetland Outlook, entre 1970 y 2015 desaparecieron alrededor del 35% de los humedales del planeta, una tasa de desaparición tres veces más rápida que la de los bosques. “Recientes estudios estiman que la pérdida podría ser aún mayor, alcanzando hasta un 64%, señalando a la expansión agrícola, el desarrollo urbano, la sobrexplotación de recursos hídricos, la contaminación y el cambio climático como las principales causas”, apunta Kiko Álvarez, responsable de la Unidad de Especies y Espacios en SEO/BirdLife.

En España, el quinto país con mayor número de humedales reconocidos de importancia internacional en la lista Ramsar, las cifras disponibles más recientes constatan que más del 60% de la superficie original de las zonas húmedas ha desaparecido y el 76% de los hábitats de interés comunitario (HIC) vinculados a estas presenta un estado de conservación desfavorable, según el informe Humedales ante un futuro incierto, de SEO/BirdLife.

Registro deficiente

El Inventario Español de Zonas Húmedas que debería recoger todos los ecosistemas de este tipo es tan parcial que solo 10 comunidades han pasado su catálogo al Ministerio para la Transición Ecológica. “El inventario nacional recoge en este momento aproximadamente uno de cada cuatro humedales”, señala Eduardo de Miguel, director de la Fundación Global Nature (FGN). Según las propias cuentas de FGN, y como asegura su informe Radiografía de los humedales en España, solo el 24% de las zonas húmedas catalogadas en España están incluidas actualmente en el registro nacional, y casi el 50% de los humedales que sí figuran en él se encuentran en una situación de conservación desfavorable o han desaparecido.

“Si no sabes lo que tienes ni cómo lo tienes es muy difícil poder tomar medidas para restaurarlos”, resume Teresa Gil, responsable del programa de agua de WWF. Para De Miguel, faltan recursos económicos e interés por parte de las Administraciones públicas. “En el momento que tú catalogas, tienes que proteger. Muchos humedales son propiedad privada y se están labrando o pastando. En el momento que lo declaras humedal y dices que eso está protegido, tendrías un conflicto con propietarios privados y con los agricultores y ganaderos”, lamenta.

Y es que la agricultura —especialmente los regadíos— emerge como una de las principales amenazas para estos ecosistemas. El análisis de los datos del Servicio de Información sobre Sitios Ramsar (SISR) indica que más del 50% de los humedales de importancia internacional del planeta están afectados por presiones relacionadas con la agricultura. “Muchas veces hay un exceso de presiones de extracción de recursos hídricos en el entorno de los humedales, y estamos hablando de una escasez estructural. Esto genera problemas a largo plazo; el más claro es lo sucedido con las Tablas de Daimiel y lo que se teme del futuro para Doñana si continúa la expansión de los regadíos de frutos rojos en su entorno”, advierte Sanchís.

“España tiene un plan hidrológico, pero no tiene un plan estratégico del agua. Es decir, no hemos decidido en qué queremos utilizar el agua”, explica Eduardo de Miguel mientras compara qué porcentaje del PIB aportan el turismo asociado a los humedales y la agricultura, en relación con el agua que consume cada actividad. “Siendo generosos [con la agricultura], de forma directa o indirecta podríamos decir que tenemos entre un 6% y un 8% del PIB. Pero utilizamos el 80% del agua. No estoy diciendo que utilicen menos, pero creo que ya hemos llegado al límite. No se puede plantar lo que te da la gana en cualquier sitio”, sentencia.

Sumideros de carbono

Además de atemperar las olas de calor y servir de amortiguación ante riadas o temporales, los humedales bien conservados cumplen con una importante misión como sumideros de carbono. “Los humedales mediterráneos adecuadamente gestionados son capaces de fijar carbono, tanto o más como una turbera del norte de Europa”, señala Eduardo de Miguel, director de la Fundación Global Nature (FGN). El proyecto europeo LIFE Wetlands4Climate, de la Universidad de Valencia y la FGN, lleva desde 2022 analizando el balance de carbono de cada medida de gestión puesta en marcha en 10 humedales piloto. Según uno de sus informes, el nivel de inundación es un factor clave para explicar los flujos de carbono y uno de los factores de gestión más importante, por lo que a la hora de plantear acciones de restauración de humedales reclaman que se tenga especialmente en cuenta que pueden contribuir a la mitigación de los efectos del cambio climático.

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Sobre la firma

Elena Horrillo
Colaboradora de la sección de Extras, El Viajero y Estilo y vida. Inició su labor profesional en la Cadena SER. También ha colaborado con las revistas Icon, Buenavida y Traveler. Es licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca, tiene un doctorado en Análisis Político por la UPV/EHU y cursó el Máster de periodismo EL PAÍS.
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