Uno de cada tres madrileños aplazó la segunda dosis de la vacuna contra la covid en agosto
En los puntos de vacunación masiva como el WiZink Center ese porcentaje sube hasta el 40%, aunque la Comunidad prevé un aumento de la afluencia en los próximos días
A Tamara la cita para la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus le venía “mal” para su viaje a la costa portuguesa. La aplazó a la primera semana de septiembre. Rebeca se quedó más tiempo del que esperaba en casa de sus padres, en un pueblo castellano, “por motivos familiares”, y pidió modificar la cita para cuando volviera, también a principios de septiembre. Javier la movió de día, pero él lo que intentó, y consiguió, fue adelantarla. “No quería irme sin la pauta completa en un avión lleno de gente y estar todas las vacaciones pensando que no estaba vacunado del todo”, dice en una nota de voz desde algún lugar del Yucatán mexicano. No son los únicos madrileños que han cambiado el día para el segundo pinchazo. Lo han hecho este agosto uno de cada tres ciudadanos, según datos de la Comunidad.
“Hay que señalar que es en los centros de vacunación masiva frente a hospitales y centros de salud donde se aplazan más números de citas. El pasado lunes pidieron cambio de cita 16.000 personas”, explica una portavoz de la Consejería de Sanidad. El viceconsejero de Salud Pública Antonio Zapatero, el pasado viernes, ya adelantó esa cifra en espacios como el WiZink Center o el Isabel Zendal: “Llegó al 40%, un porcentaje notable, por el periodo vacacional, aunque estamos convencidos de que va a cambiar en los próximos días”.
Tamara, Javier y Rebeca, nombres ficticios por propia petición porque aseguran sentirse “regular” y “un poco” de “irresponsabilidad” por priorizar las vacaciones a la inyección, son tres de los miles de habitantes de Madrid que volverán en los próximos días y querrán ese pinchazo. “Para nada es rechazo, obvio”, dice Javier, que acaba de sobrepasar la treintena. “Es solo ponérsela unos días después, dentro del margen que se puede, ¿quién no va a querer tener la vacunación completa?”, añade Rebeca. Los datos respaldan el tono retórico de esta mujer de 35 años.
Las negativas al suero, en Madrid, como en todo el territorio nacional, son “poquísimas”, según el determinante usado en repetidas ocasiones por diversos responsables de la Comunidad. Aunque no hay datos oficiales, el Ministerio de Sanidad estimó a mediados de este mes que el porcentaje de personas que no quieren el medicamento está sobre el 0,6% entre la población consultada, aunque una portavoz matizó que en esa cifra no solo están los antivacunas —un grupo marginal en España— sino también aquellos, por ejemplo, que no respondieron al teléfono o a los mensajes cuando se les convocó para la inmunización.
Por autonomías, de aquellas que ofrecen números, ronda el 1%: Andalucía un 0,63%, Comunidad Valenciana un 1,13%, Canarias un 1% y Castilla-La Mancha un 1,17%, informa Jessica Mouzo. Y la encuesta realizada el pasado junio por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología cifró en un 4% del total de la población los reticentes a inyectarse el suero. Aún con estas cifras poco significativas, muchas regiones ya empezaron a lanzar campañas para repescar a los que aún no tienen ninguna dosis y pusieron en marcha nuevos protocolos para acelerar la inmunización de la población sobre todo de cara a septiembre: vuelta de vacaciones, a los espacios de trabajo y al curso escolar.
Acelerar el ritmo
En Madrid, ese retorno a la normalidad laboral y educativa supone un problema mayor que en otras regiones en cuanto a riesgo de la transmisión del virus por las propias características de la región. El número de habitantes, es la tercera de España, con 6,7 millones; la densidad de población, es la primera, con 844,5 personas viviendo por kilómetro cuadrado; y otras cuestiones como los hábitos o el movimiento de la ciudadanía, en Metro, por ejemplo, en un día normal de septiembre, se producen alrededor de 1,8 millones de viajes.
Con este horizonte, la Consejería de Sanidad decidió a mediados de agosto activar la vacunación sin cita previa en varios puntos que han ido ampliando de forma paulatina. “Ayer se activaron los últimos y son para primeras y segundas dosis, además esto es compatible con el sistema de autocitación”, recuerda la portavoz de Sanidad.
Los ciudadanos pueden acudir sin cita previa las 24 horas del día al Isabel Zendal para segundas dosis de AstraZeneca. Para pinchazos de Pfizer está habilitado, también 24 horas, el WiZink Center; además del Wanda Metropolitano de lunes a domingo de 9.20 a 20.30 horas y ocho espacios de atención primera, de lunes a viernes, de 9.30 a 18.00. Son el de Fuente El Saz, en calle de Almendralejos, 11, en esa localidad; en Tres Cantos, el de la calle de Sector Oficios; en Alcalá de Henares, La Garena, en la calle de Arturo Soria, 12; en Moratalaz, en la calle de Hacienda Pavones, 271; en Leganés, en la calle de Isabel la Católica, 1 (esquina con calle de Velasco); en las Rozas, en la calle de Acanto, 2; en Móstoles, en calle de Alonso Cano, 8; y en Villaverde, en calle de Alberto Palacios, 22.
Menos tiempo para la primera dosis
También los protocolos han sido modificados. El pasado viernes, el viceconsejero Zapatero informó que se adelantaba la vacunación de las personas menores de 65 años que ya han pasado la infección, pasando de esperar seis meses a uno. Calculó que esta modificación adelantará la inmunización “de 120.000 madrileños”.
En este cambio, que no afecta ni a los mayores de 65 años ni a las personas que pertenezcan a grupos de riesgo, hay dos supuestos. Uno para aquellos que aún no han recibido ninguna dosis, en cuyo caso se esperará un mes desde el comienzo de síntomas o el diagnóstico de infección para administrar el primer pinchazo, y, con él, se considerará que el ciudadano tiene la pauta completa. El segundo, para aquellos que se han contagiado tras la primera inyección, que sí recibirán una segunda, con el mismo intervalo de tiempo, 30 días. “Siempre que el estado clínico de la persona lo permita”, matizó la directora general de Salud Pública Elena Andradas, en la rueda de prensa del pasado viernes en la que informaron del cambio.
Además, estas nuevas instrucciones permiten una excepción más en casos excepcionales como viajes por motivos laborales, formativos o de cooperación internacional a algún país que requiera certificado de vacunación. Si se diera este supuesto, la Comunidad establece que “podrá procederse a la vacunación por debajo del intervalo de un mes siempre que se haya finalizado el periodo de aislamiento y el estado clínico del ciudadano lo permita”, recoge en un documento enviado por el Ejecutivo regional.
Aunque están existiendo problemas puntuales con esta nueva orden —como puntos de vacunación en los que se desconoce el nuevo protocolo—, de facto, esto ya estaba sucediendo en algunos casos, antes de que se modificara la instrucción. Decenas de ciudadanos, que a lo largo de los dos últimos meses se han puesto en contacto con este diario, preguntaban si era “normal” que les enviaran la cita cuando no habían pasado los seis meses correspondientes que marca la Estrategia Nacional para poner la primera dosis.
Con los nuevos protocolos, el ritmo de vacunación actual —unas 400.000 dosis semanales— y la reserva de dosis que tiene la Comunidad —alrededor de 1,4 millones de dosis—, el viceconsejero, Antonio Zapatero, calculó el pasado viernes que la inmunidad de rebaño llegará antes del otoño: “Avanzado septiembre, tercera o cuarta semana, el 90% población diana, por encima de los 12 años, tendrá pauta completa”.
Ahora, añadió, “quedan dos decisiones que tomar”, qué ocurrirá con la tercera dosis de la vacuna y con los menores de 12 años. Para ambas, el viceconsejero prefiere esperar a una decisión conjunta con el resto de autonomías, a los ensayos clínicos pertinentes y a que se pronuncien las distintas sociedades científicas implicadas: “Para decidir hay que saber primero cuánto pueden transmitir los menores de esa edad, cómo de seguras y eficaces son las vacunas para ellos, y a qué grupo de ciudadanos convendría poner tercera dosis”.
Un circuito específico para embarazadas
Las embarazadas, como los menores de 12 años, no formaron parte de los ensayos iniciales de la vacuna contra la covid. Eso, en parte, hizo que las recomendaciones para inmunizar a este colectivo no fueran tan insistentes como para el resto de la población. A finales de julio, especialistas en ginecología y obstetricia de grandes hospitales de todo el territorio hicieron un llamamiento para que la vacunación se acelerara cuanto antes en este colectivo, que se vio inmerso en la campaña junto al resto de su grupo de edad, justo uno de los que más ha acusado la transmisión del virus en esta quinta ola.
Ese mes, informaron los especialistas, se produjeron al menos tres muertes, en Barcelona, Málaga y Murcia —el sistema de registro no es exhaustivo, por lo que la cifra no es exacta y podría ser mayor—; además de muertes fetales intrauterinas, en Madrid y Mallorca, al menos; y cesáreas urgentes por empeoramiento de las gestantes. También advertían de las secuelas que podían acarrear las largas estancias en las UCI, tanto para los fetos como para las madres.
En Madrid, los responsables de la Consejería de Sanidad nunca han querido dar una cifra de cuántas embarazadas han requerido ingreso en UCI. “Porque va cambiando”, arguyó el pasado viernes en rueda de prensa el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero.
En cualquier caso, el 9 de agosto, la Comunidad puso en marcha un circuito prioritario en los centros de vacunación sin cita para las mujeres embarazadas, apunta una portavoz de la Consejería de Sanidad. “En el mes de julio, se captaron 1.173 mujeres embarazadas. Y en el mes de agosto se captaron 1.997 para primeras dosis. A fecha de hoy [por este jueves] hay 970 mujeres gestantes con pauta completa”, explica esa misma portavoz.
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