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Feijóo intenta a toda costa volver al antisanchismo

El giro de la campaña atrapa al líder del PP, que se rebela: “No admitimos lecciones de pactos”. El Gobierno echa toda la carne en el asador con un megadecreto de ayudas y Yolanda Díaz marca distancias

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el líder en la Comunidad Valenciana, Carloz Mazón, este martes. Foto: MÒNICA TORRES | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

La política española de los últimos años es un giro de guion constante que casi nunca controlan sus protagonistas. Cuando todo indicaba que el PP tendría una campaña muy tranquila hasta consolidar en las elecciones generales la victoria que le dieron las municipales, ahora es Alberto Núñez Feijóo quien parece colocarse a la defensiva. Si el eje de las municipales fueron los pactos del PSOE con Bildu, ahora los acuerdos del PP con Vox monopolizan la agenda, algo que tiene inquieta a la cúpula popular, que intenta salir de ahí cuanto antes, según admiten fuentes de ese partido. Por eso, el líder del PP se revuelve, intentando a toda costa volver a la agenda del antisanchismo, la que el 28-M lo llevó directo al éxito. En Valencia, el epicentro del pacto con Vox, al lado de Carlos Mazón, el hombre que abrió la puerta a los de Santiago Abascal a la Generalitat, Feijóo lanzó el martes un mensaje clarísimo que era sobre todo interno: volvamos al antisanchismo, que es lo que más une a la derecha.

Según la tesis del líder del PP, Pedro Sánchez está multiplicando su presencia en medios de comunicación estos días —“está haciendo más entrevistas que en los cinco años anteriores”— con la intención de que los ciudadanos “se olviden” de lo que llevó a la derrota del PSOE en las municipales: el antisanchismo y Bildu, la agenda principal de la anterior campaña.

“Pretenden que olvidemos los pactos con los populistas de Podemos, con Bildu, la eliminación de la sedición, los cambios en malversación. ¿Cómo lo quiere hacer? Convocando elecciones inmediatamente después de perder las municipales. Dice que no mintió, que cambió de opinión. Después de habernos engañado nos toma por tontos. Busca que los españoles se queden en casa. Para eso puso las elecciones en la segunda quincena de julio, con cuatro comunidades de puente, con 40 grados. No lo va a conseguir. Los españoles vamos a votar masivamente contra el que no nos quiere dejar votar”, clamó Feijóo en Valencia, en una muestra clara de su intento por volver al antisanchismo en el que el PP se movió mucho más cómodo en la campaña anterior.

Pero tal vez lo más relevante fue la manera en la que Feijóo intentó justificar los pactos con Vox, visiblemente molesto por las críticas recibidas. Los socialistas confían en que la idea, cada vez más claramente instalada, de que Santiago Abascal será vicepresidente de un Gobierno de Feijóo si necesita sus votos, como ha sucedido en la Comunidad Valenciana, pueda frenar la sangría de votos del PSOE hacia el PP. Este punto es absolutamente decisivo en esta campaña. Feijóo insiste en que él quiere gobernar en solitario. Pero, sobre todo, reivindica que no pueden criticarlo por los pactos con Vox los socialistas que han hecho “el Frankenstein”, esto es, la mayoría actual, con acuerdos múltiples desde Unidas Podemos hasta los independentistas.

El líder del PP trata así de convencer a los votantes moderados de que él pacta con Vox porque no tiene más remedio, no por voluntad, y trata de colocarlo en el espejo de Bildu. Pero lo cierto es que Sánchez nunca hizo una coalición con Bildu. Incluso en el PP admiten que la imagen de los extremistas de Vox a los que el PP está dando cargos institucionales, que son negacionistas climáticos y antivacunas, está complicando el halo centrista que quiere ofrecer Feijóo para atraer a ese votante socialista desencantado.

“Quieren meter miedo y demonizar los pactos a los que puede llegar el PP. Ellos hacen bloques y establecen bloqueos a los demás. Parece que si no gana el PSOE hay que repetir las elecciones hasta que gane porque el PP no puede pactar con nadie. Es impresionante el nivel de democracia que nos ofrece el PSOE”, se quejó Feijóo al hablar de sus acuerdos con Vox. “Lecciones de pactos no vamos a recibir ninguna de los del Frankenstein. No renunciaremos nunca a nuestros principios. Nosotros garantizamos la gobernabilidad en ejecutivos proporcionados a los resultados en cada comunidad autónoma y para todos los ciudadanos, como va a hacer Mazón en la Comunidad Valenciana”, remató.

El PP no tiene ningún problema con los pactos con Vox con su electorado natural, que los respalda con claridad, según admiten varios dirigentes. Pero sí lo tiene con los votantes del PSOE que quiere captar y también en algunas posiciones más templadas provenientes de otros partidos como Ciudadanos. Y ahí el malestar de la cúpula con esta agenda es evidente. En cualquier caso, los dirigentes del PP consultados insisten en que los números que manejan no detectan ninguna recuperación significativa de la izquierda. Las cosas, insisten, siguen muy a favor de la derecha, por lo que la situación no es preocupante para ellos, aunque parece evidente que Feijóo quiere de una vez volver al antisanchismo y cortar el psicodrama con Vox. No será fácil, porque la batalla de la izquierda contra Vox cada vez ocupa más espacio, como acaba de suceder con la lona contra la bandera del arcoíris o los símbolos feministas que la Junta Electoral de Madrid ha ordenado retirar a los de Abascal.

Y, mientras el PP sigue enredado con Vox en una madeja que los socialistas confían en que llegue hasta las elecciones, el Gobierno echa toda la carne en el asador con un megadecreto de ayudas en plena precampaña, con el que intenta dar buenas noticias a casi todos los sectores afectados por la inflación. Un paquete de 8.900 millones de euros en el que, pese a las discusiones internas que hubo en las últimas semanas, prorroga casi todas las medidas hasta después de las elecciones, incluidas las ayudas a los transportistas, e incorpora otras nuevas como la desgravación del 15% en el IRPF por la compra de un vehículo eléctrico.

El decreto sirve también para que los socios del Gobierno, que ahora son rivales electorales, muestren sus diferencias. Sumar, el grupo liderado por Yolanda Díaz, se indignó porque los socialistas han decidido no prorrogar el límite del 2% de aumento en el alquiler también para los nuevos contratos. Con la ley de vivienda, que ya ha entrado en vigor, se mantiene ese límite, pero no para los nuevos alquileres, por lo que se podrían subir cuando se termine el plazo o en los cambios de inquilino. “El PSOE ha decidido no prorrogar la medida que permitía ampliar la duración de los contratos de alquiler durante seis meses. Esta decisión es un error. Desde Sumar hemos planteado ampliar esta medida. La vivienda es un derecho”, reprochó la propia Yolanda Díaz en un vídeo electoral.

Las campañas se van definiendo con posiciones cada vez más claras, pero nadie parece tener la fuerza suficiente para marcar el eje general. El de las municipales hizo mucho daño al PSOE. Y el de las generales parece perjudicar más claramente al PP. Pero aún quedan 26 días, y todo puede cambiar rápidamente.

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