Puigdemont despliega una campaña presidencialista pero sin participación en los debates
Junts declina las propuestas para darle voz de manera telemática a su candidato y prioriza a Josep Rull en lugar de la número 2 de la lista
Carles Puigdemont afronta la recta final de su campaña electoral para las elecciones catalanas atornillado en la teoría de que solo él es capaz de “plantar cara” al Gobierno. Por lo pronto, el expresidente catalán es el único que no ha confrontado frente a frente con ninguno de los otros aspirantes a gobernar la Generalitat. Junts per Catalunya ha declinado las distintas propuestas para que su cabeza de lista pudiera participar, físicamente o de manera telemática, en alguno de los debates o cara a cara que se han propuesto durante las dos semanas de contienda. Este lunes, La Sexta organizó su debate y este martes será el turno de TV3. En ambos casos, como ha venido sucediendo durante toda la campaña, Junts ha optado por reservar a sus números 1 y 2, Puigdemont y la empresaria Anna Navarro, y delega la representación en Josep Rull, número 3 de la lista. Junts también ha confirmado que será Rull quien intervenga el viernes, en el debate que organizan EL PAIS y la SER, con los principales candidatos.
A la espera de que la ley de amnistía se apruebe de forma definitiva en el Congreso y luego entre en vigor y despliegue sus efectos, el líder de Junts permanece instalado en el sur de Francia para no arriesgarse a ser detenido si entra en España. La incomparecencia en todos los debates del candidato de un partido, y de su número 2, es una circunstancia con escasos precedentes. Puigdemont también ha declinado la entrevista a EL PAÍS, que sí han concedido todos los candidatos, excepto el del partido de ultraderecha Vox.
El expresidente catalán se marchó de España en 2017 para evitar ser juzgado por su participación en el 1-O. En las elecciones al Parlament de 2021, él era el cabeza de cartel de Junts, pero la candidata de hecho era Laura Borràs. Entonces, ella sí intervino en los debates. Esta vez, Junts trató de tomar la iniciativa en los días previos al arranque de la campaña reclamando que la televisión pública catalana organizara su debate en Perpiñán (Francia), con el argumento que es la única manera que Puigdemont pueda concurrir en igualdad de oportunidades.
Casi la totalidad de partidos, excepto ERC y la CUP, mostraron su rechazo a celebrar en Francia un evento electoral donde se dirime el futuro de Cataluña. También la Corporación Catalana de Medios (CCMA) hizo saber su oposición a trasladar el debate a Perpiñán. Esquerra Republicana siempre ha entendido que aquella propuesta nacía muerta y fuentes del partido la califican como una estrategia de Junts para poder justificar que si Puigdemont no está en un debate no es por falta de ganas, sino porque no se le facilitan las cosas. ERC le ha propuesto al candidato de Junts celebrar en territorio francés un cara a cara con Aragonès. Sin éxito. A comienzos de la campaña, Puigdemont alegó que el independentismo tiene que sumar, y no confrontar. Este lunes, el propio president de la Generalitat le lanzó una nueva invitación a su rival: “La propuesta de cara a cara con Puigdemont está sobre la mesa. La mantendré hasta el final de la campaña”, subrayó Aragonès. “Me sorprende que Puigdemont diga que quiere hablar conmigo el 12 de mayo por la noche y no en campaña. Tiene miedo de confrontar propuestas”, abundó el president y cabeza de lista de ERC.
Desde la candidatura del PSC se pone de relieve que Puigdemont rehúye debatir “porque no tiene dominio de los temas del día a día, como la sequía, la educación, la sanidad o la financiación”. Cuando se pregunta a quién perjudica y a quién beneficia la ausencia de Puigdemont en los debates, el entorno de Salvador Illa afirma que lo observa con indiferencia y que los esfuerzos se concentran en demostrar “el dominio de la realidad” que sí tiene el candidato socialista.
En la sala de control de Junts existe la convicción de que el tirón de Puigdemont como candidato lo compensa todo, aun a costa de poder perder visibilidad en los debates. “Dudo que nos afecte, la gente que mira los debates ya suele tener decidido el voto”, analiza una persona del equipo de campaña de Junts. La decisión de que Puigdemont no intervenga en debates vía telemática es tajante. El director de la campaña de Junts, Albert Batet, ha insistido en que la del 12-M es una carrera electoral “sin pantallas”. Pese a eso, Puigdemont había anunciado que iba aparecer desde un monitor en el acto final de campaña en Barcelona, este viernes.
En la ejecutiva de Junts no hay unanimidad sobre la renuncia a expresa a debatir: “Es una decisión del propio Puigdemont, no quiere intervenir en remoto”, dice un cargo de la junta del partido. “No estar en ningún debate es un hándicap, de eso no cabe ninguna duda. Por descontado que condiciona que seas el único que interviene a distancia, pero es el candidato que tenemos y es lo que hay”, observa otra persona con responsabilidades dentro de Junts. Rull es una figura de consenso dentro de partido, y causa poca sorpresa que sea él y no la número 2, la empresaria Anna Navarro, quien esté en los debates. Navarro no cuenta con experiencia previa en política y ha residido en Estados Unidos los últimos 30 años.
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