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En un mitin de Aliança Catalana: cuando el ultranacionalismo tiñe la ‘senyera’

Adorada por los militantes, la alcaldesa de Ripoll y candidata a presidir la Generalitat, Sílvia Orriols, exige una Cataluña “libre del Estado español y del Estado islámico”

Acto electoral de Aliança Catalana con la presencia de su fundadora y alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols.
Acto electoral de Aliança Catalana con la presencia de su fundadora y alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols.Albert Garcia
Jesús García Bueno

La protesta contra el acto de campaña de Aliança Catalana en Barcelona ha enardecido a sus simpatizantes y militantes, que poco a poco llenan la sala de actos de La Farinera. Como Rosa, que ha venido de Ripoll para escuchar a una mujer a la que podría ver casi cada día en su pueblo: Sílvia Orriols, la alcaldesa ultra que aspira a presidir la Generalitat. “Dicen que podemos sacar algún diputado, pero ojalá saquemos uno en Girona, que es donde ella se presenta. Si se queda fuera sería una putada…”, dice la mujer, que toma asiento. El eco de los tambores contra el racismo que llega de la calle se apaga cuando suenan, sin previo aviso y a máxima potencia, los primeros versos, no de Els Segadors, sino de El Cant de la Senyera: “Al damunt dels nostres cants / aixequem una senyera”. Jóvenes y mayores (hay mayoría de hombres) se ponen en pie de un respingo, como un solo individuo.

Aliança Catalana ha llenado la Farinera (aforo: unas 200 personas). Entre ellos está Joan Maria, un jubilado venido de Lleida, donde según las encuestas el partido podría obtener un diputado el 12-M. Joan Maria asegura que ha leído a conciencia un programa electoral que propone “declarar y ejercer unilateralmente la independencia”, pero que incide sobre todo (es su polo de atracción) en la inmigración. El partido de extrema derecha catalán propone “aplicar una moratoria” a la llegada de extranjeros hasta que hayan “asimilado” la “cultura y valores occidentales” (signifique eso lo que signifique) y la repatriación urgente de los inmigrantes “ilegales” y quienes “delincan” (se supone que todos, no se distingue entre un hurto y un asesinato). “Entiendo que hay gente que pasa hambre, pero han de solucionarlo en sus países. Y tampoco pueden dejarme a un mena [acrónimo de menores no migrantes] en la calle a los 18 años y que me atraque”, se queja.

Sílvia Orriols durante el acto de campaña
Sílvia Orriols durante el acto de campañaAlbert Garcia

Aunque el acto se celebra en Barcelona y sirve para presentar a los candidatos al 12-M por la provincia, la protagonista absoluta es Orriols. Por si hubiera alguna duda, el presentador la despeja: “Tenemos una guía, una luz a la que seguir… Solo tenemos que dejar que nos lleve”. La alcaldesa se reserva la actuación final. Todo lo que pasa antes es un aperitivo que, sin embargo, ayuda a desentrañar este fenómeno político en ciernes que es Aliança, lo más parecido a un Vox a la catalana e independentista.

Oriol Ges (número 3), vecino de Vic de 33 años y economista, ataca sin piedad a los “fariseos” que lideraron el procés (Esquerra y Junts) y, en tono apocalíptico (en sintonía con el lema de campaña: Salvem Catalunya) opina que “Cataluña tiene fecha de caducidad”. “Hace falta fuego nuevo”, dice Ges, que solo enciende la llama del auditorio cuando presenta a la alabada Orriols como “la mujer más valiente de este país”. Ovación cerrada. Jordi Aragonès (número 2) enfría al personal cuando habla de reindustrialización, pero vuelve a captarlo al denunciar la “inmigración masiva y descontrolada”, idea que recoge el cabeza de lista por Barcelona, Lluís Areny, en un tono apasionado, duro, como de fiscal enfadado.

Empresario de la alimentación, Areny lleva el discurso a otro nivel, que equiparar a Aliança con cualquier partido ultra y xenófobo europeo por más que se esfuerce (como hacen los partidos de esa órbita) en negarlo. Sus frases positivas sobre los extranjeros van siempre seguidas de una proposición adversativa. “No estamos contra la inmigración, pero”, dice Arenys, y ese pero incluye cosas como que “Cataluña no es una ONG” y que no puede “acoger a toda Latinoamérica y África”. Un poco al revés que aquel ministro del PP, José Ignacio Wert, que quería “españolizar” a los alumnos catalanes, Areny pide “recatalanizar” el país y borda los preliminares para la llegada del éxtasis de Orriols cuando expresa su rechazo a ver “a niñas vestidas con hiyab”.

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“Se acaba el tiempo”

Areny abandona el tono sombrío cuando recuerda cómo se unió a Aliança. “Descubrí que había una tal Orriols de Ripoll que tuiteaba todo lo que yo pensaba. No sé si os habéis dado cuenta, pero Sílvia Orriols Serra es SOS. ¡Hablo de la futura presidenta de la Generalitat de Cataluña!”. Cuando la alcaldesa de Ripoll (desde el año pasado) sube al escenario, los militantes alzan sus móviles y empiezan a grabar. Su discurso lleva el sello del victimismo: por la protesta frente a La Farinera, por los años de “cordón sanitario” sufridos en el ayuntamiento o por la multa que le ha impuesto el Govern por sus discursos contra la comunidad musulmana. Ataca al establishment, una “casta política” que ha “privilegiado a los inmigrantes”.

Concentración antifascista en las puertas del acto de Aliança Catalana.
Concentración antifascista en las puertas del acto de Aliança Catalana. Albert Garcia

Vehemente, sin consultar demasiado los papeles y entre aplausos entregados y gritos de “Sílvia presidenta”, se desnuda como madre biológica, también como madre de la patria: “Tengo cinco hijos, cinco herederos a los que no quiero dejar un país infestado de fundamentalistas”. Orriols quiere una Cataluña “libre del Estado español, del Estado francés y del Estado islámico” y pide también el voto de los no independentistas.

Los más jóvenes asienten con la cabeza y patalean contra el suelo: parece que la sala de actos vaya a caerse. El éxtasis de la sagrada Aliança (entre los militantes y Orriols) llega cuando plantea que un futuro Estado catalán “cerrará las mezquitas” que prediquen contra Occidente y cita el caso de Ripoll, donde un imán, Abdelbaky Es Satty, convenció a un grupo de jóvenes del municipio para que acabaran cometiendo los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017, en el que murieron 16 personas. Orriols, que ha vetado el cartel ganador de las fiestas de su pueblo porque aparecía una muchacha con hiyab, traslada una sensación de urgencia, como si fuera un comercial de enciclopedias con ganas de vender ya: “Podría ser la última oportunidad de salvar lo que somos. A Cataluña se le acaba el tiempo. O ahora o nunca”.

Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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