Juan Jesús Vivas, una solución transitoria que aspira a su séptimo mandato
El presidente de Ceuta, que empezó su andadura como candidato ‘accidental’ en una moción de censura en 2001, es el dirigente que más tiempo lleva al frente de una administración autonómica
Hablar de Ceuta es hablar de Juan Jesús Vivas (PP), el dirigente territorial que más tiempo lleva al frente de una administración en España. Presidente de la ciudad autónoma desde 2001, ha encadenado mayorías absolutas excepto en la legislatura que termina, la sexta consecutiva con él en el cargo, en la que ha gobernado en minoría alternando los apoyos del PSOE y los de Vox hasta que rompió con la extrema derecha. Lo que sigue es un repaso —hecho por él mismo— de los 22 años de mandato del tecnócrata que llegó a la presidencia como solución transitoria y se convirtió en un sinónimo de estabilidad. Allí, en la ciudad autónoma, un territorio de 83.000 habitantes, frontera en guardia constante y siempre pendiente de la relación con Marruecos, nació Vivas hace 70 años.
Los orígenes. “Yo era un funcionario de carrera y había un especial interés en recuperar unos comportamientos acordes con la lealtad institucional y el sentido de Estado tras dos años de gobierno del GIL [Grupo Independiente Liberal, un partido político fundado por el empresario Jesús Gil y Gil]. Ceuta y Melilla tienen una connotación importante: la integridad territorial de España y la estabilidad del país están afectadas por unas amenazas que no se dan en el resto del territorio nacional. Eso ha estado siempre ahí, y en el momento en el que yo llego el GIL significaba un alto riesgo de incumplimiento de la lealtad institucional. El PP, el PSOE y una escisión del GIL se pusieron de acuerdo para presentar una moción de censura. Como aquello iba a ser un periodo de transición, hasta que se celebraran las elecciones en 2003, se quería algo nuevo, distinto y sobre todo alguien que no tuviera perfil político. Un perfil técnico, un burócrata 100%. Yo había entrado [en el Ayuntamiento de Ceuta] con 24 años y empecé de auxiliar administrativo, pasé a administrativo, a técnico, durante un tiempo fui interventor... Y por esos factores me eligieron. Pero lo que iba a ser una etapa transitoria nos ha llevado hasta hoy”.
Llevar el agua a todas las casas. En 2003 Vivas concurrió a las elecciones como cabeza de lista del PP y fue elegido con 19 de los 25 diputados. “Desde entonces y hasta 2019 goberné con mayoría absoluta. Entre 1979 y 2001 se habían producido nueve cambios en la alcaldía-presidencia de Ceuta. Los alcaldes no duraban más de dos años. Solamente hubo uno, Fructuoso Miaja (PSOE), que cumplió la legislatura. Todas las demás estuvieron marcadas por mociones de censura. El gran salto cualitativo que se dio en España con la democracia en infraestructuras, en equipamientos, aquí se había retrasado por la inestabilidad política. Ceuta era una ciudad abandonada: había un solo hospital, no había helipuerto, el polideportivo se caía, no había una biblioteca pública en condiciones... Poco a poco lo fuimos modernizando. El Estatuto de Autonomía se había aprobado en 1995 y las transferencias se culminaron en 1999. Eso, junto al Plan Activa del Gobierno de José María Aznar, nos garantizó toda la cobertura financiera y permitió avanzar enormemente en la calidad de los servicios públicos en muy poco tiempo. Para hacerse una idea de las carencias que había, en 2003 logramos que llegase el agua a todos los hogares de Ceuta las 24 horas. Antes, a las dos de la tarde se cortaba el agua en la mayor parte. Pero es que, además de eso, el agua venía en barco, en pleno siglo XXI”.
La relación con Rabat. “Marruecos no reconoce la soberanía de Ceuta desde que yo era un niño, y aquí estamos. Lo que nos importa es sentirnos respaldados por el resto de España. La soberanía y la integridad territorial de Ceuta están garantizadas por la Constitución y el Estado. Esto se tiene que traducir en una intensificación de la presencia del Estado y en gestos como la visita de los Reyes en 2007, la primera que hacía un jefe del Estado en 74 años. A Marruecos hay que exigirle respeto a nuestra integridad territorial y colaboración en el ámbito de la frontera terrestre que tenemos, para que funcione de una manera ordenada, controlada y normalizada. Por tanto, con la exigencia de visado para el acceso a España de los no residentes en el espacio Schengen y con el establecimiento de una aduana comercial y el funcionamiento del régimen de viajeros. Debemos aspirar a tener con Marruecos unas buenas relaciones de vecindad. Pero Ceuta no debe depender de Marruecos. Cuanto menos dependiente sea Ceuta de Marruecos, más fácil es llevarse bien con Marruecos”.
La peor crisis. “La de mayo de 2021, sin ninguna duda. ¡La vivimos aquí dentro! La crisis de la isla de Peregil [en julio de 2002] también tuvo un impacto anímico importante porque la percepción fue que aquello constituía el primer paso, que el siguiente era Ceuta. Pero lo de esta legislatura... Lo primero fueron los intentos de asfixia a la economía en el verano de 2019, con trabas a los aprovisionamientos. Marruecos los cortó paulatinamente y eso tuvo un impacto importante. A eso le siguió el cierre de la frontera por la covid y, en mayo de 2021, el episodio que nos puso el alma en vilo. Yo iba de viaje de trabajo a Sevilla, y en Algeciras me informan de que han entrado 500 personas por la playa. Ya en el gabinete de crisis nos informan de que eran 90 entradas por minuto. Eso ya no era una crisis migratoria, era otra cosa. Se estaba poniendo en jaque la integridad del Estado. Entraron 12.000 personas. No sabíamos qué iba a pasar, la situación era tan incierta que el 60% de los niños no fueron al colegio. Hablé con el presidente del Gobierno y le dije que procedía que viniera a Ceuta. El Ejército se desplegó con una función eminentemente disuasoria. Llegamos a levantar 500 asentamientos en esos días, fue una situación de emergencia humanitaria como nunca antes habíamos visto”.
Cuatro presidentes del Gobierno. “Aznar fue ejemplar con Ceuta, se dio cuenta de lo que había y con el Plan Activa permitió la renovación de las infraestructuras. Aquí no se aplica el IVA y también fue cosa suya la compensación de la recaudación del impuesto sobre la producción, los servicios y la importación (IPSI). Me decía mucho ‘calma chicha’, en alusión a la estabilidad. Aznar nos incorporó al Consejo de Política Fiscal y Financiera, que es donde se cuece el sistema de financiación autonómica. Con José Luis Rodríguez Zapatero, en 2009, votamos a favor del modelo actual, con el que duplicamos la financiación de Ceuta. Mariano Rajoy [entonces líder del PP, en la oposición] me dijo: ‘Juanito, hasta aquí hemos llegado, esto no te lo voy a consentir’, porque el resto de comunidades del PP se abstuvieron. Pero yo le dije que estábamos ante una oportunidad para Ceuta y lo entendió. Rajoy, como presidente, tuvo la fortaleza de decir que no a una carta de la Comisión Europea que decía que había que acabar con los regímenes económicos fiscales especiales, algo vital para Ceuta. La relación con Pedro Sánchez está marcada por mayo de 2021. He valorado públicamente los acuerdos alcanzados con Marruecos sin mezclarlos con el ámbito del Sáhara. Yo nunca he opinado sobre el Sáhara ni opinaré. Sánchez también aprobó el plan estratégico para Ceuta en octubre de 2022, dotado con 350 millones hasta 2026, que pedimos que se cumpla, como el cable submarino para incorporarnos al sistema eléctrico peninsular”.
Cuatro años en minoría. “Empezamos la legislatura con el PSOE [como socio] y se complicó a la hora de aprobar los Presupuestos de 2020, que aprobamos con Vox sin tocar ninguna fibra sensible. Pero en las negociaciones para el de 2021 afloraron sus verdaderas intenciones: Vox duda del sentimiento de pertenencia a España de la comunidad musulmana de Ceuta. Es decir, de una parte significativa de Ceuta. Dudar de eso… ¡Es que además nos debilita! Imagínese que estuviéramos divididos a la hora de sentirnos españoles, al otro lado de la frontera estarían encantados con esa postura. Asociar musulmán con marroquí, musulmán con no español, sería letal para Ceuta. Por no hablar de las faltas de respeto a las personas y a la institución [Vox acusó de “promarroquíes” a diputados musulmanes]. Estamos para amortiguar las tensiones que se puedan generar en la sociedad, no para generarlas”.
Veto a la extrema derecha. “Vox quiere el patrimonio de la defensa de España. Yo creo que España es grande porque es amplia, por las concepciones y las sensibilidades que es capaz de abarcar. Pero, según Vox, para ser español hay que ser un prototipo, cuando el sentimiento de pertenencia a España es compartido por todos los ceutíes, recen lo que recen y se llamen como se llamen. Vox empequeñece todo lo que toca. Incluso me ha afeado que recibiera, en el momento más crítico de la historia de Ceuta [la crisis de 2021], al presidente del Gobierno por ser del PSOE, cuando era quien únicamente tenía la capacidad y el deber de prestarnos auxilio. Mezclan la ideología y las instituciones, eso es incompatible con la supervivencia de Ceuta. El 28 de mayo, si no mejoro los resultados que tengo, significará que los ciudadanos consideran que llegó mi momento. Pero, si me renuevan la confianza, yo no pactaré con Vox”.
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