Juan Vivas pone fin a la presidencia del GIL en Ceuta ante Arenas y Posada
Ceuta tiene desde ayer nuevo alcalde presidente, el tercero en un año y medio de legislatura y el segundo que accede al cargo utilizando el mecanismo de la moción de censura. Juan Jesús Vivas Lara, un economista ceutí de 47 años y secretario general del PP en la ciudad autónoma, juró ayer su cargo ante el ministro de Administraciones Públicas, Jesús Posada, y el secretario general de los populares, Javier Arenas, en un acto que oficializó el final del GIL en Ceuta y en el que no estuvo presente el anterior presidente, Antonio Sampietro, aunque sí el resto de los integrantes de este partido que hace una semana abandonaron las siglas del Grupo Independiente Liberal para sumarse al Grupo Mixto.
La toma de posesión de Vivas supuso el cerrojazo a la crisis política que vive la ciudad autónoma desde finales de diciembre, cuando comenzaron las deserciones en el seno del Gobierno de Sampietro y que desembocaron el miércoles pasado en la votación de una moción de censura contra el antiguo gilista. La votación fue apoyada por 17 de los 25 diputados que componen la Asamblea ceutí.
Hasta seis de los doce consejeros que formaban el anterior Ejecutivo dimitieron de sus cargos. Todos ellos volverán a integrarse en el Gobierno que presidirá Vivas, salvo la tránsfuga socialista Susana Bermúdez, ex consejera de Cultura y diputada, que alzó al GIL al poder tras apoyarlo en una moción de censura y que también ha retirado su confianza a Sampietro. Se da la circunstancia de que Bermúdez fue la única diputada de la Corporación que no estuvo presente en la moción de censura.
Al nuevo presidente le queda ahora la difícil tarea de aunar voluntades, ya que el nuevo Gobierno autónomo será un crisol político en el que se integrarán el Partido Popular, la formación de corte musulmán Partido Democrático y Social -que podría obtener una vicepresidencia de la Ciudad-, así como los cinco disidentes del GIL que abandonaron el anterior Gobierno por enfrentamientos personales con Sampietro y con el resto de consejeros.
En su discurso de investidura, el nuevo presidente ceutí recalcó que accede al cargo 'sin ánimo de revancha y con vocación constructiva' y repasó algunos de los proyectos que pretende ejecutar en los dos años y medio que quedan aún de legislatura en Ceuta 'para corregir los efectos de una gestión incapaz de satisfacer los intereses generales de los ciudadanos'. Vivas también hizo hincapié en la necesidad de mejorar las relaciones institucionales con el Estado, deterioradas durante la etapa del GIL.
Tanto Arenas como Posada se refirieron a la conclusión de un periodo de inestabilidad política. 'Ambas ciudades han pasado página de unos gobiernos que confundían intereses personales con los generales y que no gozaban de la consistencia de tener un proyecto político basado en la ideología', afirmó Arenas, que negó que el Gobierno hubiera estado detrás de la aniquilación del partido fundado por Jesús Gil.
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