Cataluña construirá este año 1.600 piscinas pese a la emergencia por sequía
Los alcaldes reciben peticiones para licencias de construcción de albercas, pero advierten de que no se pueden llenar de agua por las restricciones
En medio de una sequía histórica, en fase de Emergencia I del plan de restricciones, cuando no hay día que no se hable del verano que nos espera y de la prohibición de llenar (o rellenar) piscinas, los ayuntamientos catalanes siguen recibiendo solicitudes de licencias para construir nuevas instalaciones. El de Barcelona, 68 el año pasado. El de Matadepera atiende entre 60 y 70 cada año y, en lo que va de este, 25 peticiones de licencia; Tiana, una media de 13 al año; Palafrugell, 183 desde 2021, 61 al año; Begur 23 el año pasado. Y en Sitges responden que “todas” las licencias de nuevas casas piden piscina: el año pasaron fueron 62 en unifamiliares y siete piscinas comunitarias que ahora están en construcción. Habría que preguntar a los más de 900 ayuntamientos catalanes para saber el cómputo de este año excepcional, pero hay un atajo: la patronal del sector, la Asociación Española de Profesionales del Sector Piscinas (Asofap). Este año, responden, prevén construir solo 1.600, lejos de las 9.000 anuales de los últimos años. Es un 82% menos que en un año normal. Asofap defiende “la función social” de las piscinas y recuerda que la tecnología actual permite no tener que cambiar al agua, al tiempo que apuesta por denunciar a quien incumpla.
La concesión de licencias es obligatoria para las áreas de urbanismo si los proyectos cumplen la normativa, un hecho que provoca contrariedad a los alcaldes, que advierten a los solicitantes de que las podrán construir, pero no llenar de agua. Los ediles cuentan, además, que se producen chivatazos de vecinos que ven a otros llenar piscinas; incluso alguno de los que hablan en este reportaje sospechan que ya en emergencia se han llenado piscinas recién construidas. Todos lamentan que su capacidad inspectora es limitada ante las restricciones.
En Matadepera, con un consumo de agua que en diciembre alcanzó los 367 litros por persona y día (muy superior a los 200 litros permitidos en emergencia), el alcalde, Guillem Montagut, lanza tres reflexiones: “Por un lado, te llevas las manos a la cabeza ante licencias que hay que conceder si cumplen la normativa urbanística; por otro, esperas que el vecino sea responsable y no la llene, porque en la situación actual es un delito ecológico; y por último, piensas que, si estuviera en nuestras manos, lo gestionaríamos de forma diferente”. El alcalde de Tiana, Isaac Salvatierra, apunta que también comenzarán a “advertir en la licencia de que la regulación prohíbe llenarlas”.
Los dos alcaldes señalan la paradoja de ser los responsables de conceder las licencias y, al mismo tiempo, de hacer respetar la emergencia por sequía. “El cumplimiento del decreto para reducir el consumo es muy complicado. La Agencia Catalana del Agua (ACA) sanciona a los ayuntamientos, y estos, a los vecinos, pero las dificultades de inspección y sanción lo hacen complejo”, lamenta Salvatierra. En Tiana, asegura, los servicios municipales han reducido de forma estricta el gasto para cumplir: “No tenemos más margen de mejora y lo hemos de fiar todo a campañas informativas”. Tiana está tramitando la primera sanción por el uso de un riego automático en una casa unifamiliar gracias a la colaboración ciudadana y a evidencias recogidas durante varios días.
En Palafrugell, el alcalde, Juli Fernández, anunció el viernes que, tras estudiarlo con sus servicios jurídicos, suspenderá un año la concesión de licencias para construir piscinas. Hasta ahora, alertaba en las licencias de que no se pueden llenar. “Entiendo que al propietario que se quiere construir una casa con piscina le sale más económico hacerlo todo a la vez, pero estamos analizando jurídicamente si sería posible dar solo licencia para la vivienda y aplazar la de la piscina a otro estado de la sequía”, explicaba esta semana antes de tomar la decisión sobre la moratoria, informa Marta Rodríguez.
Chalés en obras con la piscina lista y llena
Mientras, hay quien no espera a tener la casa terminada para llenar la piscina. Ocurre en chalés de lujo que se están construyendo en Can Robert, en Sitges: apenas se han levantado las dos plantas y la cubierta del edificio, pero en el jardín el agua ya llena la pila y luce turquesa. Ni el Ayuntamiento, ni la empresa constructora, ni la que vende una de las casas aciertan a responder cómo puede ser que la piscina esté llena. Sobre las licencias, fuentes del consistorio señalan también que “si se ajustan a la normativa es obligatorio concederlas”. Además, explican que han creado una comisión de estudio para mejorar la gestión del agua en situaciones extremas por sequía y que se modificará “el reglamento de abastecimiento de agua” para poder multar “a los usuarios que se excedan en el uso del agua”.
Desde la patronal del sector de las piscinas, su presidente, Pedro Arrébola, facilita una foto rápida del sector en España: es la tercera potencia mundial, con 1,5 millones de piscinas (200.000 en Cataluña), solo por detrás de Estados Unidos y de Francia. Suma 2.000 empresas (650 en Cataluña) entre fabricantes, constructores y mantenimiento, que emplean a 40.000 personas. Se resentirán si las piscinas no se pueden rellenar y usar, porque no necesitarán mantenimiento, alerta. La sequía, añade Arrébola, ha afectado al sector en Cataluña: si el 8% de los propietarios españoles de chalés sin piscina dicen que ahora no la construirían, el porcentaje asciende al 20% en el caso de Cataluña. Trasladado al estudio de mercado que hace Asofap a inicios de año, “la previsión de construcción de piscinas en Cataluña en 2024 será de solo 1.600, que no se van a poder llenar”. Unas cifras lejos de las 9.000 nuevas de los últimos años, que ascienden a 28.000 al año en España. “Estamos preocupados por la afectación”, reconoce Arrébola, tanto en caída de construcción como en el mantenimiento.
Arrébola recuerda que el sector ha hecho los deberes en cuestiones “de sostenibilidad y energéticos” y que las piscinas “tienen un uso muy eficiente el agua, nunca se vacían, se rellenan” de lo que se pierde por evaporación, con su uso o en el proceso de depuración. Defiende además que la coyuntura las ha convertido en refugios climáticos y subraya que la mayoría de usuarios de las piscinas no tiene en casa, se baña en piscinas comunitarias o públicas. “En España hay 1,5 millones de piscinas, de las que 1,3 están en residencias, pero el resto de ciudadanos también nadamos”, resume. Asofap pide a las administraciones como la Generalitat que los escuchen: “Somos el sector, pero entendemos la realidad y pedimos flexibilidad”. Cuestiones, por ejemplo, como “comprar agua en lugares donde hay exceso”. Y un último dato que aporta Arrébola: “Si se compara la capacidad de almacenamiento de todos los embalses de España y la de todas las piscinas, solo necesitarían un 0,15% del total de agua”.
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