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Barcelona cumple por primera vez con los límites de contaminación europeos

El gobierno del alcalde Jaume Collboni evita concretar nuevas restricciones a los coches pese al endurecimiento de las exigencias en la próxima década

Clara Blanchar
Contaminacion Barcelona
Coches entrando en Barcelona por la ronda de Dalt, ante un cartel informativo de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), en una imagen de archivo.Carles Ribas

Una noticia buena y otra mala. La buena es que, si no hay un descalabro, Barcelona cerrará el año 2023 cumpliendo por primera vez desde que hay registros con los límites de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) que fija la directiva europea, 40 microgramos por metro cúbico (µg/m³). De enero a noviembre, la media en las siete estaciones que miden la contaminación han oscilado entre 16 y 34 µg/m³, por debajo de los que el año pasado llevaron a la justicia europea a condenar a España por incumplir los topes de manera sistemática desde 2010 en las ciudades de Barcelona y también Madrid. Lo ha revelado este martes la teniente de alcalde y responsable de Transición Ecológica del consistorio, Laia Bonet.

La mala noticia es que, si se endurecen los máximos actuales a la mitad en 2030 o 2035, como han propuesto la Comisión y el Parlamento europeos (que rebajar el tope de 40 a 20 microgramos de NO2 por metro cúbico), con los datos de enero a noviembre de este año, solo tres de las siete estaciones que miden la contaminación en Barcelona cumplirían con las exigencias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) es todavía más exigente y considera que los valores de dióxido de nitrógeno que afectan a la salud deberían estar por debajo de los 10 microgramos por metro cúbico.

Bonet, ha celebrado los datos de cierre de 2023 y los ha vinculado a la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que desde 2020 veta el acceso a la ciudad a los vehículos más contaminantes, los que no tienen etiqueta ambiental de la Dirección General de Tráfico (DGT). Ante la proximidad de los nuevos topes, y preguntada de forma reiterada si el gobierno del alcalde Jaume Collboni planea nuevas restricciones, Bonet ha evitado entrar en detalles. “Este año no superaremos los límites europeos, pero todos somos conscientes de que habrá una mayor exigencia en calidad atmosférica y para ello estamos trabajando”, ha manifestado repetidamente y sin entrar en detalles.

Se ha cerrado en banda ante cuestiones que de gran impacto ciudadano, como si el próximo paso será restringir la circulación de los coches que tienen etiqueta amarilla (el distintivo B), que durante el mandato pasado llegaron a estar sobre la mesa. “Queremos ser responsables, no queremos ir con apriorismos fijados previamente”, ha argumentado sobre medidas que deben ser debatidas entre las administraciones que diseñaron la ZBE (Ayuntamiento, Generalitat y Área Metropolitana). Sobre si hay fecha prevista para alguna reunión, ha reconocido que no, pero ha asegurado que la cuestión “se comenta en cada ocasión” en la que coinciden representantes de las tres administraciones. “No quiero entrar, no ayuda una actitud de propuestas cerradas y querer influir”, ha respondido ante la insistencia sobre cuál es el posicionamiento de la ciudad.

Bonet también ha celebrado y atribuido a la ZBE que el actual parque circulante es cada vez menos contaminante: por primera vez los turismos con etiqueta ECO son un 24,7% y superan los que tienen etiqueta amarilla (B), 18%. Los vehículos con etiqueta verde (C) son un 52% y los que no tienen etiqueta son “residuales”, en palabras de la teniente de alcalde, un 1,2%. Los vehículos con etiqueta cero son un 4% del parque. Datos que muestran “que la ZBE está funcionando”. Bonet también ha celebrado que pese a que el parque envejece, y en Barcelona la medida de edad de los vehículos es de 11,2 años, con datos de 2022. La media española es de 13,9 años.

El físico, experto en contaminación y responsable del portal Contaminació Barcelona, Miquel Ortega, señala sobre las causas de los datos de 2023 al “récord de usuarios del transporte público, que es un gran aliado, además de la renovación ordinaria del parque automovilístico”. En cualquier caso, alerta que “sobre los nuevos topes que están por llegar es necesario actuar ya, y no esperar al cambio de normativa europea, para no quedarse descolgado de los futuros valores que nos han llevado a estar una década incumpliendo” con la directiva europea. “No podemos perder de vista que el objetivo final es ser una ciudad saludable, no es necesario esperar un cambio de ley”, insiste.

Los comunes, por su parte, han sacado pecho de las mejoras. La concejal Janet Sanz, que fue teniente de alcalde y tuvo la movilidad, el urbanismo y la calidad del aire entre sus responsabilidades, ha celebrado que “las políticas valientes de Barcelona en los úlitmos ocho años han tenido resultados: la ZBE pero también ejes verdes o pacificaciones, que han reducido drásticamente el paso de vehículos contamiantes por la ciudad y ahora se recogen los frutos”.

El tranvía hasta a Francesc Macià, pendiente ahora de las obras de los Ferrocarrils

Con la prolongación del tranvía por la Diagonal entre Glòries y Verdaguer en la recta final, la segunda fase, hasta Francesc Macià, también ha aflorado en la presentación de los datos sobre la contaminación. El martes, en la comisión de Urbanismo, Bonet reveló que el calendario de la culminación de la unión de las dos redes del tranvía dependerá de las obras de la prolongación de la L8 de Ferrocarriles de la Generalitat entre las plazas de Espanya y Francesc Macià. “Lo dije tres veces y lo reitero: este Gobierno municipal está a favor del tranvía por la Diagonal, pero el calendario no se puede aprobar a golpe de proposición [la que presentaron los comunes y obligaron a Bonet a posicionarse], estamos mirando el impacto de las dos obras en el entorno de la plaza”, ha repetido este miércoles. El martes, Bonet protagonizó un rifirrafe con su predecesora en el cargo, la concejal Janet Sanz, a propósito de la cuestión y los comunes leyeron las palabras del Gobierno como un “bloqueo a la conexión del tranvía”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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