Más de 60 niños y niñas participan en las audiciones para ‘Los chicos del coro’ en el teatro Tívoli

Los pasos marcados —“y un, dos, tres, cuatro. Izquierda, derecha, izquierda” — y acompañados del movimiento de escobas de caña resuenan en el vestíbulo del teatro Tívoli donde este lunes se ha celebrado el casting para el musical de Los chicos del coro, que se estrenará en Barcelona el próximo 8 de febrero. Más de 60 niños y niñas, escogidos entre los 220 inscritos, han participado en las audiciones para formar parte del reparto de la nueva temporada del espectáculo musical basado en el largometraje del productor y cineasta francés, Christophe Barratieque. Los Chicos del Coro llegan a la capital catalana después de una temporada de éxito en el teatro de La Latina en Madrid, el teatro Arriaga de Bilbao y el teatro Calderón en Valladolid.

Después del baile para entrar en calor, los participantes han desfilado por el pasillo central del patio de butacas hasta subir al escenario para enfrentarse cara a cara, por primera vez, a los directores de casting. Suenan en el piano los primeros acordes de Una caricia en el mar y Nora Flores (Santa Coloma de Gramenet, 16 años) se ajusta los vaqueros, coloca los pies a ambos lados del micrófono y comienza a cantar. Al poco tiempo, los examinadores la interrumpen para darle instrucciones: “Coloca el dedo ahí, sobre las cuerdas vocales, utiliza todos los resonadores del cuerpo. Lo estás haciendo muy bien, pero queremos ver hasta dónde eres capaz de llegar”, le explican.

Nora, que debutó en el teatro musical con 11 años, cuenta que es muy fan Los chicos del coro,”cuando me dijeron que venían a Barcelona, me dije que esta era mi oportunidad, tenía que internarlo”. Ha escogido No callaré de Aladdin para la segunda fase. Y ni las exigencias de los directores de casting, ni las pruebas a las que la han sometido la han callado: “Ha sonado como si estuviera en la ducha de casa”, han dicho los miembros del profesorado.

La historia transcurre en un internado para niños en la Francia de 1949. Allí, el recién llegado profesor Clément Mathieu sirve de inspiración y motivación a los niños para que participen en el coro de la escuela. El éxito de la coral saca de la bancarrota a la escuela y transforma la vida cotidiana de los niños.

De los 60 participantes, solo 35 serán parte del elenco que dará vida a los 15 personajes del musical. Rafael Coto es el productor ejecutivo de Los chicos del coro y admite lo difícil que resulta la selección, “el problema no es escoger, sino descartar, hay muchísimo nivel”. El aspecto físico o la edad son decisivos a la hora de elegir entre los aspirantes: “Tenemos muy definida la imagen de los personajes: Pépinot es pequeño, poquita cosa, mientras que Boniface es más grandote y brusco. Ante la misma calidad vocal, nos decantamos por quien tenga la complexión o los rasgos físicos más similares al original”, reconoce Coto.

El musical Los chicos del coro cuenta con una escolanía propia en la que los jóvenes se formarán de la mano del pianista Nicolás Martín Vizcaíno. Los ensayos empezarán el próximo mes, para aprovechar los festivos, y consistirán en cuatro horas diarias de formación en técnica vocal y técnica de movimiento (coreografía y escenografía). Una rutina intensa que parece no costar ningún esfuerzo a los niños, “al contrario, cuando recortábamos horario en verano se enfadaban. Al final, hacen grandes amigos y viven experiencias únicas, lo disfrutan al máximo”, explica Coto.

La producción de Coto introduce una novedad con respecto a la película original: las niñas también participan en la coral. Aroa, Olivia y Carla, de 14 y 16 años, solo disponen de unos minutos para demostrar el trabajo de este último mes y medio. Las tres coinciden en que sería “un sueño” formar parte del elenco del musical, y ese entusiasmo es el que hace más grande a su peor enemigo, los nervios, el factor común a todas las pruebas. Especialmente para Olivia, que nunca antes ha hecho teatro musical, pero subraya que presentarse a la audición ya es motivo suficiente para estar orgullosa.

El musical ayuda a los niños a motivarse. Coto explica que el musical ha servido a muchos niños con problemas de salud mental para aumentar su autoestima. “Que vengan padres a decirme que hemos cambiado o arreglado la vida de sus hijos en tres meses es una sensación incomparable”, confiesa Coto.

El 8 de febrero, la productora AMR traerá al Tívoli al que se ha convertido en el musical de la temporada en Madrid, al superar los 150.000 espectadores. El musical llega a Barcelona de la mano del director de escena Juan Luis Iborra y del director musical Rodrigo Alvarez guiando al reparto de primer nivel con Manu Rodríguez dando vida al protagonista, el profesor Mathieu, junto a otros conocidos intérpretes de la escena musical como Chus Herranz o Rafa Castejón.

“Barcelona es un público que sabe mucho, muy exigente”, advierte Coto, pero está seguro de que tienen todos los instrumentos musicales para repetir “la misma locura” que en Madrid.

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