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El escritor neoyorkino Peter Kaldheim fallece en un escenario de Barcelona

El autor estaba recitando un monólogo en la sala Cronopios y los servicios de emergencias no pudieron hacer nada para reanimarle

Peter Kaldheim
Cuando Peter Kaldheim superó su adicción, enviudó –su mujer, Kate, murió estando en la cama con él de un aneurisma cerebral–, se separó otras dos veces, perdió el contacto con sus padres, y dedicó varios años a cuidar a sus dos hermanos menores, que murieron de cáncer con cuatro días de diferencia.

El escritor neoyorquino Peter Kaldheim falleció este viernes en Barcelona de forma repentina mientras recitaba un monólogo en la sala Cronopios de la ciudad condal, según han informado este sábado a EFE fuentes del Sistema de Emergencias Médicas (SEM). Tres unidades de la unidad acudieron al lugar e intentaron reanimar al escritor, que falleció en la misma sala barcelonesa, han indicado las mismas fuentes.

El diario La Vanguardia ha informado este sábado del fallecimiento fulminante de Kaldheim, que inició su carrera literaria en la década de 1970 en su país natal. Licenciado en Literatura Inglesa por la prestigiosa universidad de Dartmouth (Estados Unidos), el escritor vio truncada su carrera como escritor y editor por su adicción a las drogas y al alcohol, que le llevó incluso a la cárcel de Rikers Island, en Nueva York.

Tras salir de la prisión en la década de 1980, viajó por todo Estados Unidos, sin familia ni dinero, viviendo en la calle y trasladándose en los trenes de mercancías como en los años de la Gran Depresión, con todos los peligros que eso comporta. Su único libro, El viento idiota, publicado por Planeta en España, le trajo a Barcelona en 2020, ciudad con la que estableció una intensa relación que le llevó incluso a interesarse por la literatura catalana, además de la española.

La de ayer iba a ser su primera actuación en público y en español, algo que le hacía especial ilusión, según La Vanguardia, que ha asegurado que era un gran admirador de los escritores Jack Kerouac y Roberto Bolaño, y le califica como un lector empedernido y estupendo prescriptor, y que deja sin concluir la que iba a ser su segunda novela.

Los restos mortales del considerado como ‘el último beatnik’, referido a la generación beat y sus seguidores, serán repatriados a Estados Unidos.

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