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Junts mantiene en vilo la votación de la Mesa y ERC mantiene su ultimátum al PSOE

Puigdemont marca distancias con los socialistas y asegura no tener “ninguna confianza” en los partidos españoles

El expresident de la Generalitat y eurodiputado por Junts, Carles Puigdemont.
El expresident de la Generalitat y eurodiputado por Junts, Carles Puigdemont.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
Marc Rovira

La Mesa del Congreso tomará asiento este jueves después de un ajustado esprint final para decidir su composición. Los partidos políticos han apurado hasta última hora las negociaciones para decidir si es Francina Armengol (PSOE) o Cuca Gamarra (PP) quien se hace con el mando de la Cámara baja. Esquerra Republicana y Junts per Catalunya han alargado la incertidumbre sobre sus intenciones de apoyar a la candidata de la coalición progresista o dejarle pista libre al pacto del PP con la ultraderecha. Esquerra avanzó el miércoles por la mañana que veía con buenos ojos la candidatura de Armengol, pero la dirección del partido comunicó por la noche que no había ningún acuerdo cerrado y acusó al PSOE de “temeridad” por dar por descontados los apoyos de ERC. Carles Puigdemont, por su parte, dio cuenta del atrancado estado de las conversaciones con PSOE y Sumar para que Junts apoye a la coalición progresista. “No tenemos ninguna confianza en los partidos políticos españoles, toda precaución es poca y las promesas no nos calientan ni nos enfrían”. El eurodiputado huido en Bélgica exigió “hechos comprobables antes de comprometer ningún voto”. Subraya que su posicionamiento es aplicable a la Mesa de la Cámara baja y extensible a “acuerdos de más calado, como sería el de la investidura”.

Junts per Catalunya ha programado una reunión de la ejecutiva para hoy a las ocho de la mañana, justo antes de que se vote la Mesa. La agenda da escaso margen para emprender debates profundos y, pese a que los portavoces de la formación llevan días evitando las declaraciones públicas, por los canales oficiosos el partido ha deslizado que quien quiera los votos de sus siete diputados va a tener que cumplir una inflexible lista de exigencias. La formación independentista defiende que no le valen gestos menores, y se ha atornillado en un posicionamiento que reivindica rediseñar la relación de Cataluña con el resto de España y un alivio judicial para los procesados en causas relacionadas con el procés.

A falta de 24 horas para que se vote la composición de la Mesa, Puigdemont publicaba un mensaje en las redes sociales, mostrando escaso interés por las propuestas que le han mandado los negociadores de la coalición progresista. “Los puntos cardinales de nuestra posición no han variado, por más presiones y carreras de última hora que haya”, ha escrito el expresident.

Puigdemont se muestra escéptico sobre un posible acercamiento con los emisarios del Gobierno en funciones y entona un discurso lleno de tintes épicos y de reproches: “El sistema político y mediático español habla de chantaje, pero es un error que revela hasta qué punto ignoran, sea por desinterés o por soberbia, la realidad que nos ha traído hasta aquí. Es el resultado de una profunda desconfianza, basada en hechos reales, que no va a desaparecer por un acuerdo”.

Como si pretendiera dar respuesta a las voces que alertan de los peligros que supone para Junts desbrozar el camino a un pacto de gobierno entre PP y la ultraderecha de Vox, Puigdemont razona que la desconfianza hacia Junts “no se hará más profunda” si no se alcanza un acuerdo para la Mesa.

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Por su parte, Esquerra Republicana lanzó un inesperado ultimátum a última hora del miércoles. Por la mañana había mostrado complicidad con la propuesta del PSOE para que Francina Armengol presida el Congreso. “Su nombre es mejor que otros, a priori tiene sensibilidad por ciertas cosas”, señaló el diputado republicano Francesc-Marc Álvaro. Al anochecer, tras una reunión de la dirección del partido, los republicanos advirtieron que no hay acuerdo. “Hace días que habíamos avisado que es una temeridad dar por hecho los votos de ERC”. El trato entre PSOE y los republicanos parecía maduro, pero la formación que comanda Oriol Junqueras argumentó que no se dan las condiciones impuestas para apoyar a la candidata socialista a la Mesa. El partido republicano había perdido notoriedad negociadora en los últimos días, al desplazarse el foco hacia las exigencias de Junts per Catalunya. Esquerra exige el uso del catalán en la Cámara, una comisión de investigación sobre el espionaje Pegasus y que no se entorpezca la tramitación de una ley de amnistía, que fue inadmitida la legislatura pasada.

Desde Junts per Catalunya acusan a Esquerra de titubear con su relación con el PSOE. El diputado en el Parlament Francesc de Dalmases, persona de confianza de Laura Borràs, acusó ayer a los republicanos de “hacer el ridículo” con sus acuerdos con los socialistas. Dalmases escribió en Twitter: “Alguien les tendría que explicar que no se pueden pasar el día diciendo ‘No podemos no votar Sánchez’ y al mismo tiempo afirmar: ’Los votos de ERC no están asegurados”. Dentro de Junts, el sector más cercano a Borràs aboga por bloquear un acercamiento con el Gobierno en funciones. “Tenemos que seguir la vía marcada por la presidenta Laura Borràs, cuando votó no a Sánchez en dos ocasiones”, manifestó Dalmases, en referencia a los tiempos en que Laura Borràs era portavoz de Junts en el Congreso.

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