Trias per Barcelona y otros camuflajes de los partidos para presentarse en ayuntamientos hostiles
Con el argumento de ensanchar la base o de priorizar el tirón de un rostro en un municipio, las formaciones políticas hacen la vista gorda con la estrategia anárquica de algunos candidatos
El nombre no hace la cosa. Los partidos políticos se aplican el refrán en la previa de las elecciones municipales del 28 de mayo. El objetivo es dar con una marca que, con la suficiente ambigüedad, permita arrastrar el máximo número de complicidades y diluya etiquetas incómodas que puedan ahuyentar unos buenos puñados de votos. Xavier Trias es la gran apuesta de Junts per Catalunya para las municipales, pero el candidato por Barcelona no exhibirá ni una referencia del partido en las papeletas. En el lugar de las siglas, pondrá su cara y la fórmula CM, Compromís Municipal. Ada Colau concurre por Barcelona en Comú, pero también reserva a su rostro el espacio preferente de la documentación electoral. Hay otros casos singulares. Janina Juli, esposa del presidente de la Generalitat, figura en una candidatura en Pineda de Mar. Se trata de una lista vinculada a Esquerra, pero que concurre con el lema JuntsxPineda. La CUP opta por la fórmula Guanyem en feudos que históricamente han sido poco amigos de la simbología anticapitalista. El PSC y los comunes también se visten con otras marcas en algunos municipios, con la idea de anteponer el candidato a los distintivos del partido.
La medianoche del lunes se cerró el plazo para presentar las candidaturas de cara al 28 de mayo. Esquerra es la formación que más listas ha registrado, 804, y presume de “récord histórico”. Junts estará en 728 municipios, mientras que el PSC sella 615 candidaturas. Los socialistas crecen un 20% en comparación con 2019, una dinámica al alza que también exhibe el PP, con 227 listas. Los comunes, con 170, y la CUP, con 160, se sitúan al mismo nivel que el PDeCAT. Por detrás queda Ciudadanos.
Más allá de las cifras concretas, los partidos políticos despliegan en las municipales una estrategia semántica difusa para exhibir la cara que más les conviene en cada lugar. El caso de Xavier Trias en Barcelona es elocuente. Tras ser presentado como la baza de la formación posconvergente para recuperar la Alcaldía de Barcelona, el veterano político rechaza la simbología del partido que lideran Laura Borràs y Carles Puigdemont. Junts se había propuesto llegar al 28 de mayo con una nutrida representación de listas, punto de partida para apuntalar una posterior presencia en consejos comarcales y en diputaciones. Un atajo para hacerlo posible es el pacto alcanzado con la plataforma Impulsem para presentar más de 200 listas de manera conjunta en Lleida y el Penedès. Hay sitios donde se exploran otras fórmulas, caso de Montblanc, donde el histórico alcalde de ERC Pep Andreu se presenta ahora por Junts con el lema Montblanc Progressa.
La clave para que la mezcolanza de signos, lemas y de nombres redunde en beneficio de Junts a la hora de sumar puestos en los órganos supramunicipales es que todas las listas vinculadas al partido incorporen en la papeleta las siglas CM, relativas al paraguas Compromís Municipal.
El baile de nombres puede dar pie a enredos, porque en Tremp es el PSC quien se presenta con la fórmula Compromís per Tremp. Si en Pineda, pueblo de Aragonès, ERC opta por la fórmula JuntsxPineda, lo mismo hace en Sant Vicenç dels Horts, pueblo de Oriol Junqueras, con el lema Junts per Sant Vicenç. “No creo que sea un caso de intrusismo, sino de mala suerte en la coincidencia, porque los de Esquerra seguramente son los primeros a quien no gusta el nombre” opina Marc Guinjoan, profesor de Ciencias Políticas en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
“Todos los partidos consideran que, a nivel local, un candidato les puede dar más tirón que unas siglas”, analiza Toni Rodon, profesor de Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Bajo esa premisa, las cúpulas de las formaciones son flexibles con algunas inventivas anárquicas. Xavier García Albiol relega las siglas del PP en beneficio del lema “Badalonisme” para tratar de asaltar la cuarta ciudad más poblada de Cataluña. En Castelldefels, el candidato popular Manu Reyes también esquiva las siglas del partido. Reyes fue el candidato más votado en 2019 pero se quedó sin ser alcalde.
El caso de Badalona también le sirve a Marc Guinjoan para ilustrar la estrategia de la CUP. “¿Qué porcentaje saca la CUP en Badalona en unas elecciones generales o autonómicas? En cambio, se presentan como Guanyem Badalona y la fórmula les sirvió incluso para llegar a gobernar”, manifiesta. Los anticapitalistas también usan la marca Guanyem en Girona, en Figueres o en Sitges. En Igualada optan por la fórmula Poble Actiu.
Guinjoan expone que la explicación que hay tras las probaturas de nombres es “ensanchar la base” de votantes y pone como ejemplo el lema “La Suma d’Esquerres” que pregona ERC en l’Hospitalet de Llobregat. “Se trata de ganar cuota en un municipio, más allá del espacio que el partido tiene en las generales o en las autonómicas”. Las opciones son diversas. En Sort, el PSC apuesta por Endavant per Sort, mientras que ERC opta por la marca Sumem. Los republicanos van con la misma idea en Castellbell i el Vilar.
“Los partidos tienen la idea de dar más importancia a aquello que creen que los puede beneficiar más, pero a veces se equivocan”, advierte Toni Rodon.
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