La política de pactos complica la reelección de Ada Colau en Barcelona
El socialista Jaume Collboni marca distancias con su antigua socia y Esquerra se suma al veto a la alcaldesa que ya oficializó Xavier Trias
Primero fue Xavier Trias y ahora es Ernest Maragall quien da el aviso: “No haré alcaldesa a Colau en ningún caso”. El rechazo explícito del candidato de Esquerra en Barcelona, a rebufo del veto que anunció días atrás el cabeza de lista de Junts, recorta las posibilidades de Ada Colau para encontrar socios que le permitan atar un tercer mandato al frente de la capital catalana. Barcelona en Comú se ve abocada a encomendarse a una alianza con el PSC de Jaume Collboni. Han compartido gobierno este mandato, hasta que en enero Collboni plantó a Colau para centrarse en la contienda electoral. La relación se ha enredado. Como mensaje de despedida, Collboni dijo que Colau gobierna con “prejuicios ideológicos y dogmatismo”. La alcaldesa contraatacó manifestando que el candidato socialista “no es fiable”.
Falta un mes para que las urnas aclaren quien se va a quedar con el mando de Barcelona durante los próximos cuatro años, una batalla que los sondeos prevén muy reñida entre Junts, PSC y los comunes. Sin un ganador que se destaque, la clave estará en los pactos que se puedan tejer desde la misma noche del 28 de mayo. La partida está por empezar, pero las piezas toman posiciones en el tablero de juego. “Se ha acabado una etapa”, manifestó este viernes, Ernest Maragall. Por su parte, Xavier Trias da otra vuelta de tuerca a su idea de no ponerle puertas al pacto y certifica que incluso el PP le parece un apoyo válido para alcanzar el gobierno: “Si me los regala [los votos], no me he opuesto nunca a que me regalen cosas”, dijo en un acto público. Joana Ortega, miembro del PDeCAT y exdirigente de Unió que ha sido reclutada en la lista de Junts por Barcelona, ya había apuntado el jueves la posibilidad de aprovechar el apoyo del PP, si se da el caso. Ortega también expuso las dudas y recelos que le plantea la independencia de Cataluña y el referéndum del 1-O.
Xavier Trias encabeza la lista de Junts de manera muy sui generis, lejos de las proclamas de Laura Borràs, presidenta del partido, y de la línea oficial que busca marcar para las municipales Jordi Turull, secretario general. Trias fue el primero en anunciar que, menos con Colau, se ve capaz de explorar acuerdos sin exclusiones. Quien ya fue alcalde entre 2011 y 2015 sostiene que el estilo de su sucesora en el cargo y adversaria en las próximas municipales, Ada Colau, “está ligado al sectarismo y a despreciar la colaboración”, a “la rabia” y a “buscar la confrontación”. Opina que el modelo de ciudad de Colau es “una catástrofe”.
Ernest Maragall ha ido perdiendo gas en las encuestas y salta a la estela de Trias para cortar de manera anticipada la posibilidad de un acercamiento con la actual alcaldesa. Maragall da por finiquitada la etapa de los comunes, y cierra la puerta a una colaboración que en los últimos dos mandatos ha sido estable desde fuera del ejecutivo municipal. A finales del año pasado, ERC facilitó, sin foto pública del acuerdo pero con una abstención en el pleno, que el gobierno de Barcelona pudiera aprobar los presupuestos. En aquellos días, Pere Aragonès buscaba apoyos en el Parlament para desbloquear las cuentas de la Generalitat, y encontró el sí de los comunes tras el gesto de Maragall con Colau.
Ernest Maragall fue el candidato más votado en las elecciones de 2019, pero el resultado no le valió para gobernar, porque fue Ada Colau quien logró la mayoría del pleno, gracias a los apoyos del PSC y de los tres ediles de Barcelona pel Canvi, un experimento electoral que comandó Manuel Valls. El exprimer ministro francés alegó que, pese a tener enormes diferencias con Colau, la prefería a la posibilidad de que Barcelona quedara en manos del independentismo.
Aquella maniobra ha sobrevolado todo el mandato pero todos los actores implicados consideran que, con el proceso independentista aparcado, la situación es diferente. “La señora Colau va dando lecciones de progresismo y es alcaldesa sin haber ganado las elecciones y gracias al voto del centro derecha”, ha manifestado recientemente Jaume Collboni. Los socialistas atacan a Colau pero, de momento, sin vetarla. Collboni exprime la idea, impuesta por el líder del partido, Salvador Illa, según la cual el PSC es un partido transversal y con cintura para pactar con quien sea. Las líneas rojas del equipo negociador de Collboni exigen que no se bloquee el desarrollo económico de la ciudad, que se refuercen las políticas sociales y que la acción de gobierno respete las leyes y las instituciones del Estado, sin lugar a confrontaciones institucionales y bravatas rupturistas. Demandas con costuras anchas para tener una flexibilidad de movimientos que, se supone, será determinante.
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