Javier Cercas sobre sus textos reunidos en ‘No callar’: “Hacer columnas se parece más a escribir poesía que novela”
El autor presenta en Barcelona una selección de crónicas, ensayos y artículos publicados entre 2000 y 2022
No callar se titula el nuevo libro de Javier Cercas (Tusquets, 2023), una selección de crónicas, ensayos, artículos y conferencias producidos entre 2000 y 2022. Y desde luego en sus casi 750 páginas el escritor no calla: habla de todo, de política, de literatura, de música, de deporte, y de sí mismo. Y lo hace con la libertad y la intensidad (y la inteligencia) que son marca de la casa. Colección variadísima, que muestra la amplitud de los intereses y obsesiones de Cercas (el 23-F, la crisis económica de 2008, el procés, la Guerra Civil como un conflicto que duró 43 años), en No callar, título de una de sus columnas publicada en El País, el lector encuentra textos combativos, reflexivos, divertidos, líricos o conmovedores. Hay muchos sobre el oficio de escribir, algunos de los más emotivos; otros en los que el autor se enzarza decididamente en polémicas y otros más en los que con la misma energía se consagra a hablar de lo que le gusta, ya sea Ringo Starr, Borges, Bach, Woody Allen o John Ford.
“Es la parte mollar de todo lo que ha escrito Javier en 20 años”, señaló en la presentación del libro el martes en Barcelona el editor Juan Cerezo, responsable de la selección y ordenación de los textos junto a Josep Maria Ventosa. “Hay además de sus columnas de El País, textos aparecidos en la prensa internacional, conferencias, crónicas. Más de un lector se llevará una sorpresa. Es un libro que es muchos a la vez, con opiniones que nos han iluminado y cantidad de temas, la memoria de la Guerra Civil y la Transición, la política tratada como él sabe —incluido el tema catalán—, Europa como utopía razonable, retratos muy estimulantes de escritores, artistas, músicos y deportistas, literatura (la sección La literatura es dinamita) e incluso una autobiografía (el apartado Cuanto sé de mí). Todo junto presenta mucha coherencia”.
Cercas dijo que el volumen “tenía que ser un libro sobre todo, un libro de libros” y que había que construirlo ordenando los textos con una serie de leit motivs, de forma que no fuera un simple almacén. “Me ha gustado mucho hacerlo, aunque me ha dado una trabajera terrorífica”. Recordó que ya hizo anteriormente una recopilación de textos para la misma editorial (La verdad de Agamenón, 2006) y calificó No callar de una suerte de diccionario enciclopédico propio, “Le petit Cercas, como Le petit Larousse, con todas mis tonterías y obsesiones”. Del embrollo catalán explicó que el libro recoge opiniones suyas del tema (incluido su artículo para el New York Times) y cómo ha ido evolucionando la situación a lo largo del tiempo. “Empieza con perplejidad, porque nunca creí que llegaríamos a donde llegamos”.
Dijo que en el formato periodístico se siente “un impostor” (por cierto, reveló que su propio impostor, Enric Marco, falleció el pasado mayo), porque “no soy periodista, sino como mucho ese espécimen que es el escritor que escribe en los periódicos”. Un género, la literatura en la Prensa, que calificó de “muy nuestro” y que falta completamente, subrayó, en países como Gran Bretaña o Francia. Citó a Oscar Wilde y su frase de “me he pasado el día trabajando, por la mañana quité una coma y por la tarde la volví a poner”, para apuntar que él es así, y “eso no es un periodista”. Un periodista, continuó, “es un tipo que cuenta la caída de las torres gemelas mientras está pasando, que cuenta la batalla de Waterloo mientras el polvo y el estrépito lo cubren todo y no se sabe qué está ocurriendo”. El trabajo del escritor, reflexionó, es mucho más cómodo, “aunque no digo que no tenga mérito, Tolstoi lo hizo bien, pero es distinto”.
Recordó cuando le fichó Agustí Fancelli para la crónica de EL PAÍS en la edición de Cataluña, “que fue el laboratorio de Soldados de Salamina”, y luego cuando comenzó a escribir para el suplemento EPS, “donde llevo ya más de veinte años”. Explicó que es “un gran fan del aburrimiento; las emociones y las pasiones me parecen maravillosas en la vida privada pero en la pública, el aburrimiento escandinavo o suizo es mi gran aspiración, no hablar de política sino de Ringo Starr o de mi madre”.
Preguntado sobre cuál es el secreto de un buen artículo, dijo que él muchos los hace corriendo, cuando sale a correr, y siempre con los mismos caracteres, 4.200; y añadió que el artículo se parece más a la poesía que a la novela. Dijo que escribir en periódicos “me cambió la manera de escribir en general”, y que no entiende “la baja autoestima que tienen los periodistas”, un oficio que admira. “Yo era un escritor de gabinete, cerrado, pero las crónicas me obligaron a salir a la calle, a decir las cosas de la forma más clara posible, y a condensar”.
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