Fancelli ‘forever’
La presentación de una antología de textos de Agustí Fancelli reúne a una amplia representación del mundo cultural y periodístico
Era y será siempre uno de los nuestros. Y ahora, además, como si no lo recordáramos cada día, en la profesión y en la vida, lo tenemos en libro.
Agustí Fancelli (Barcelona 1957-2012), redactor jefe de EL PAÍS, personaje emblemático del periodismo barcelonés, cronista insustituible de la ciudad, hombre de inabarcable cultura, y sobre todo una persona entrañable y un amigo, falleció hace ya cinco años. Un grupo de irreductibles (la familia y los íntimos), que celebraban cada aniversario, decidieron que faltaba algo de “material simbólico” para recordarle como se merecía y han editado un libro que recoge una selección de sus textos.
El volumen se titula Fancellissimo, que suena muy pertinentemente a tempo musical, entre andantino y vivace (perdona, Agustí, si meto la pata, ya sabes que no tengo oído), aunque ayer, en la presentación del libro reinaba un aire de adagietto.
El acto tuvo lugar en la Casa de los Italianos y congregó a una amplia representación del mundo cultural y periodístico de Barcelona (te imagino Agustí, arqueando la ceja ante la manida frase, pero de alguna manera hay que camuflar esto de crónica del día; la verdad lo que había y por eso estaban, estábamos, es montones de amigos tuyos).
El acto fue muy amable, una oportunidad de reencuentro. Ramón de España, Catalina Serra, Lluís Bosch, Carmen Cabezos, Jaume Arajol... Hablaron la hija de Agustí, Marina, con mucha emoción, su buen amigo Fede Montagut, y cerró el camarada Walter Oppenheimer, quién mejor, trazando el perfil periodístico del autor, explicando un puñado de jugosas anécdotas y pidiendo que se amplíe ya la edición del libro (inicialmente no venal y de 700 ejemplares).
Fancellissimo es un libro precioso, con un retrato de Fancelli en la tapa pintado por su amigo Perico Pastor, y que contiene un conjunto de artículos muy variados seleccionados en cada categoría temática, y esta es parte de la gracia, por amigos y compañeros del autor (Ramon Besa, Quico Valls, Llàtzer Moix, Sergi Pàmies, Tomàs Delclós, Xavier Moret...) que además han escrito un texto cada uno para mostrar lo caleidoscópico de la personalidad y los intereses de Agustí.
El libro, con textos que abarcan desde 1986 a 2012, se abre con un perfil de Fancelli por Xavier Vidal-Folch en el que lo califica de “el periodista total”. Lo que viene después justifica con creces el apelativo: ¡qué tío Agustí!, si es que era capaz de escribir de todo, y siempre con genio, pasión, calidad literaria y humor. También con una gran humanidad, algo en lo que, por mucho empeño que pongamos, nunca le igualaremos.
En las 232 páginas encontramos una representación de lo mejor que escribió Agustí Fancelli, textos sobre música por supuesto, entre ellos el divertidísimo ¡Vaya un Descubrimiento!, ejemplo de su talento como crítico y capacidad de ironía, y el inolvidable encuentro con John Cage (que fue para él como para mí encontrarme con Rommel o el conde Almásy). Y también de política (como sus celebrados patés de campaña), deportes, cine retratos (Maestro Sagarra), arte, deliciosamente autorreferenciales (La importancia de llamarse Fancelli, Hoy canto yo), dedicados a la ciudad de Barcelona (uno de sus temas favoritos)...
Les dejo adivinar a quién le endosaron el seleccionar los textos del ámbito Miscelánea, es decir, las rarezas que no entraban en ningún otro apartado (como El condón cantante, el del Dragon Khan o el de las tirolinas).
El libro cuenta con una serie de fotos de Agustí. Fotos de joven, de servicio patrullando la ciudad para alguna crónica, recibiendo el Premi Ciutat de Barcelona en 2002... Conmueve de manera especial la que lo muestra ante la pantalla, en la redacción, sonriendo y mirándote, como si estuviera aquí mismo, enfrente. Y nunca se hubiera ido. Joder, Agustí.
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