El festival 42 convoca en Barcelona a todo el universo del fantástico, del ‘fandom’ a la academia
225 autores participan hasta el domingo en la segunda edición de la cita de fantasía, ciencia ficción y terror
Decía Marvin Minsky, unos de los padres de la investigación en inteligencia artificial, que leía muy escasamente literatura ordinaria, porque le parecía “convencional, falta de imaginación comparada con las ideas de los pensadores del mundo de la ciencia ficción”, y señalaba: “Para mí ellos son los mayores filósofos de nuestro tiempo”. Minsky hizo esa afirmación en la conferencia que dio en 1991 en la entrega de los primeros premios UPC (Universidad Politécnica de Cataluña). Y sus palabras, que ampliadas a la totalidad de los registros del fantástico podrían servir de leit motiv del festival de géneros fantásticos 42, que se desarrolla hasta el domingo en Barcelona, están recogidas en la introducción de Ciencia ficción, nueva guía de lectura, la guía prescriptora que publicó en 2015 (puesta al día de la que hizo en 1990) Miquel Barceló, crítico, editor y fan de ese tipo de literatura, amén del alma de los premios UPC, al que precisamente se recordó el miércoles en la jornada inaugural de la cita barcelonesa.
El nombre del 42 es un guiño a una saga inolvidable de la ciencia ficción en el apartado cachondeo, la de La guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams (cinco novelas divertidísimas, publicadas por Anagrama), una guía muy distinta a la de Barceló y en la que la cifra, el 42, es el resultado que da un superordenador a la pregunta sobre el sentido de la vida (Adams dijo que era un número aleatorio, pero hay quien ha señalado que entre la primera película y la última de la saga de La Guerra de las Galaxias transcurrieron 42 años, que el apartamento de Fox Mulder en la serie de televisión estadounidense Expediente X era el número 42 o que hay 42 territorios en el Risk). El festival se desarrolla hasta el domingo en la Fabra i Coats y la vecina Biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra con un programa abultadísimo en el que participan la friolera de 225 autores nacionales y extranjeros.
En la nueva edición de la cita, la segunda y la primera de completa normalidad tras la pandemia, se ha convocado a “todo el universo del fantástico, del fandom a la academia”, según recalca su comisario, Ricard Ruiz Garzón.
Así, es posible asistir a una sesión de cosplay steampunk o a un taller para ser booktuber o bookstagrammer, visitar una exposición sobre Italo Calvino, escuchar una conversación con Gustavo Martín Garzo, o acudir a una mesa redonda sobre Philip K. Dick, Vonnegut y Shirley Jackson. Firma de libros, talleres y otras actividades complementan la casi interminable lista de cosas para hacer en el 42 que cobija todas las propuestas en una atmósfera muy inspiradora. En la jornada inaugural se pudo recordar a Barceló (fallecido en 2021, hace ya casi un año), al que tanto debe la literatura fantástica y cuyo nombre tendrán a partir de ahora los premios UPC; asistir a charlas sobre Calvino y Terry Pratchet (que también tiene exposición), a una conversación con Rosa Fabregat como pionera de la ciencia ficción y a otras dos con sendas autoras muy de actualidad: la francesa Catherine Dufour y la estadounidense Rachel Yoder, ambas con libros recientes (La inmaculada concepción y Canina, respectivamente) y las dos exploradoras de las fronteras del cuerpo femenino desde una perspectiva del horror (Body horror) y el fantástico.
“Este año podemos desplegar del todo el festival”, señala satisfecho Ruiz Garzón, que luce una camiseta inquietante con un monstruo todo dientes afilados. “Hay por fin muchas actividades prácticas y más autores extranjeros”. En cuanto a las primeras, destaca los combates de superhéroes, los de ilustradores o los de series y películas contra libros y cómics. Hay por supuesto un taller de La casa del dragón vs. Los anillos de poder. El festival, que dará también sus premios, se cerrará con el espectáculo Dimensions desconegudes: teatre, ciencia-ficció i gèneres fantàstics, con dramaturgia y dirección de Helena Tornero (en tratos directos con el diablo a raíz de su adaptación de Paraíso perdido, en cartel en el Romea) y con la participación de Sergi Belbel, Jordi Casanovas, Victoria Szpunberg y Oriol Genís (domingo, 13 horas).
Sobre la cantidad de autores, esa cifra de 225 que supera ampliamente la del secreto del universo, el director del festival subraya que refleja la diversidad actual del género y también su calidad. Dice que responde también al intento de unir públicos y creadores muy diferentes, que muestran una variedad y una potencia tremendas. Matiza que el festival no siempre va a ser este despiporre, esta “salida de madre”, de nombres, pero recalca que “no hay para nada relleno, e incluso hay mucho que hemos dejado fuera; lo que pasa es que vivimos un gran momento de estos géneros, de mucha efervescencia, novedades y renovación”. E insiste en que además “hay mucho, porque juntas mucho, desde autores muy de fandom a generalistas”. En ese sentido, reflexiona que el 42 se nutre no sólo del género, sino de lo “no mimético” con la realidad. Y añade que pasamos precisamente por un momento en que “tenemos una realidad muy poco realista”, que las obras de género nos ayudan a comprender.
Insistiendo en la calidad, reflexiona “¿qué es la calidad?, a alguien a quien no le gusta la fantasía épica no verá calidad en el género, aunque le muestres a Tolkien. Lo que hay aquí, en el festival, es lo mejor de muchos mundos” (una frase sin duda digna de Dune). Ruiz Garzón acepta muy deportivamente que pueden faltar cosas y autores (“desgraciadamente no lo puedo leer todo”) pero asegura que el listón no se ha bajado y que de hecho se plantean subirlo. Subraya que hay en el programa “muchos tapados, gente que aún no ha salido en titulares, pero que tienen extraordinario interés”.
Al pedirle que cita algunas perlas del 42, el comisario menciona los homenajes, que considera muy importantes y un deber (hay uno también al gran editor de Minotauro, Paco Porrúa). Y destaca las presencias de Gareth Hannahan, el popular autor de fantasía épica; de la francovietnamita estadounidense Aliette de Bodard y su mundo propio, de la sudafricana Lauren Beukes, la autora de Las luminosas, sobre un asesino en serie que viaje por el tiempo… También, por supuesto, la presencia de Alejandro Jodorowsky (el sábado a las 11), en la charla Dune, psicomagia, el Incal… los mundos fabulosos de Jodorowsky, que ha levantado expectación.
Ruiz Garzón confía superar los 6.000 visitantes de la pasada edición, que se consiguieron entre presenciales (unos cuatro mil y en streaming). El 42 se celebra también en diversas librerías y bibliotecas de la ciudad. Del hecho de que esté concentrado en Fabra i Coats, reflexiona que quizá convocaría a más gente en un lugar del centro de Barcelona, pero que le gusta la idea de comunidad que se puede crear mejor en donde está ahora. “En un modelo congresual perderíamos ese aspecto más de experiencia completa que tiene, y, por otro lado, yo soy de Sant Andreu y, por supuesto, esto me parece muy céntrico”.
De si los géneros fantásticos están logrando el respeto general que consiguió la novela negra, señala que es “una cuestión generacional”, que hay muchos prejuicios arraigados en la gente de más edad, pero que a los jóvenes les cuesta menos investigar y descubrir cosas nuevas. Considera que la respuesta de los medios a la propuesta del 42 indica que “algo está cambiando”, que aumenta el interés y el fantástico se normaliza en la sociedad. “Es un proceso lento y que a veces ha tenido retroceso, pero ahora parece definitivo que no se va a volver al ghetto ni a las catacumbas. El futuro es una locura y la ciencia-ficción, la fantasía y el terror ayudan a explicarlo”, dice.
En cuanto a sus preferencias personales, el comisario se considera muy ecléctico. “Me interesan las obras que me sacan de la zona de confort, por ejemplo el terror bien hecho que, como dice Stephen King, es el horror”. De ese género destaca Cementerio de animales, del propio King. En ciencia-ficción cita Flores para Algernon —la conmovedora historia clásica de Daniel Keye—, además de Solaris, de Lem; y a Philip K. Dick, y a China Miéville, “sobre todo el de Embassytown”. Y del fantástico en general, “más Cortázar que Borges”, la mitología y el Beowulf. Y de fantasía, Michel Ender, “vuelvo siempre a La historia interminable”.
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