Si es ‘biciviernes’ en Barcelona, hay ‘bicibús’ para ir a la escuela
La iniciativa de familias que pedealean juntas para ir a la escuela ocupando el asfalto se extiende en la capital catalana
“El bicibús es cuando vas a la escuela en bici por la calle y en tu propia bici”. Liam tiene “cuatro años, casi cinco” y ni un publicitario resumiría mejor la iniciativa. La iniciativa del bicibús de Barcelona, familias que pedalean juntas para ir a la escuela, crece. Por ahora, solo los viernes, los biciviernes, bromean padres y madres que en muchos casos, son los mismos que el curso pasado impulsaron la revuelta escolar: cortes de calle un viernes al mes para reivindicar entornos más pacificados para luchar contra el ruido, la contaminación y los accidentes. Ahora pedalean porque les gusta y lo pasan bien, pero también para reivindicar una ciudad y una movilidad más sostenibles.
Con la primera línea de bicibús estrenada el curso pasado en la zona alta, en Sarrià, este año se han sumado escuelas del Eixample, el distrito central de la ciudad: cuadriculado y sin grandes desniveles. Ya hay una consolidada (incluso con dos ramales hacia la escuela Diputació) que sale del mercado de Sant Antoni y llega hasta la antigua cárcel Modelo, en cuyo recinto hay otros dos centros: Entença y Xirinacs. Mientras, desde la escuela Auró han comenzado a hacer pruebas desde la plaza de Letamendi. Y en vistas a enero, hay interés en centros públicos y concertados de la zona alta. La idea del bicibús surgió en la ciudad de Vic (Barcelona), de la mano de dos entidades (Osona en Bici y Cambios en cadena) y ya hay 12 líneas para ir a las escuelas de la ciudad.
Este viernes y pese a la lluvia al final, el bicibús de Sant Antoni ha vuelto a ser concurrido, con unas 150 personas, música, inmensa mayoría de bicicletas, pero también patinetes y patines. Desde que comenzaron a inicios de curso en el trayecto les acompañan dos vehículos de la Guardia Urbana (uno abriendo y el otro cerrando). Desde la Asociación de Familias de la escuela Entença, Rosa Suriñach, admite que uno de los retos de la iniciativa es “no depender de la Guardia Urbana”. “Nuestro objetivo no es hacer grandes bicicletadas, sino pequeños grupos gestionables entre cinco o seis adultos y poder utilizar la infraestructura ciclista [los carriles bici]. Por eso pedimos un carril bici en la calle de Entença, donde somos muchas escuelas y hay mucho tráfico”, precisa.
La próxima semana está prevista una reunión virtual de los impulsores de esta línea con otros centros que están pensando en crear otros bicibús. Jaume Balmes, de la asociación de familias, explica que ya han realizado dos pruebas (este viernes y el pasado) y la semana que viene se reunirán con la Guardia Urbana. Su propuesta es que el bicibús de Letamendi vaya por la calzada de las calles de Aragó (una de las más transitadas de la ciudad) durante unos centenares de metros: y no por el carril bici, sino por el centro. “Si vamos por carril bici molestamos a los ciclistas, preferimos molestar a los coches”, señala.
La iniciativa del bicibús genera, además, sinergias muy simbólicas. Por ejemplo, la escuela Auró, que está justo al lado de un gran concesionario y taller Volkswagen (esquina Urgell-Mallorca), ha conseguido que la marca les ceda un local a pie de calle para guardar las bicis de los niños. Igual ocurre con La Modelo: es propiedad del Ayuntamiento y ha cedido un espacio habilitado con aparcamientos, para dejar las bicicletas. La imagen de niños entrando en bici por la puerta principal de la centenaria cárcel es muy curiosa.
Desde Sarrià, el impulsor de la primera línea de bicibús, de la escuela Real Monasterio de Santa Isabel, Yago Raventós, celebra que extienda: “Estamos impresionados y contentos de que se viralice el bicibús en la ciudad, sabíamos que pasaría, lo estábamos esperando”. Raventós asegura que las familias de las escuelas Orlandai, Frederic Mistral y Jesuïtes también estudian rutas después de las vacaciones de Navidad.
En el Ayuntamiento de Barcelona, la teniente de alcalde de Ecologia, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, celebra el crecimiento del bicibús: “Nos parece una iniciativa acertada y necesaria, es una forma maravillosa de mostrar que las calles pueden tener otros usos”. Sanz asegura que facilitarán su extensión y entiende que “el reto no es la iniciativa en sí misma, sino que los niños se puedan mover de forma estructural en la ciudad”.
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