Las obras de La Modelo no comenzarán hasta 2023, seis años después de cerrar la cárcel
El proyecto ganador mantiene la fisonomía del edificio, donde se ubicarán siete equipamientos y 120 pisos
La cárcel Modelo de Barcelona cerró hace más de tres años y medio y su reforma va para largo. El Ayuntamiento de Barcelona ha informado este jueves de que las obras de remodelación del espacio no comenzarán hasta el próximo mandato, en 2023, seis años después de cerrarse la cárcel.
Del optimismo de hace dos años, cuando en una rueda de prensa a seis meses de las elecciones, la alcaldesa Ada Colau y la teniente de alcaldía Janet Sanz se comprometieron a comenzar los trabajos en 2020 y acabar las obras en 2023, el mensaje ha pasado a celebrar que hay proyecto ganador de la reforma, pero que la pandemia y los ajustes presupuestarios retrasarán la transformación. El presupuesto se mantiene en unos 50 millones por parte de la ciudad, a los que la Generalitat tendrá que sumar otros 50.
El proyecto ganador se llama Model, Batega, lo firman los estudios Forgas Arquitectes y Planas Esquius Segatti, ambos con experiencia en reurbanizaciones en Barcelona y prevé mantener el panóptico y los seis brazos, las seis galerías del edificio. Un mantenimiento que, ha reconocido Sanz, encarecerá el proyecto: “Tiene un coste, como todo en la vida, pero creemos que es asumible”. Tal y como estaba previsto, en el recinto habrá 120 pisos y siete equipamientos: un instituto escuela, polideportivo, un espacio para jóvenes, una residencia, un espacio memorial y una guardería. Y entre cada brazo, un parque que en conjunto sumará 20.000 metros de espacio público.
El arquitecto jefe del consistorio, Xavier Matilla, ha señalado como el proyecto ganador afronta el reto de “mantener los elementos patrimoniales que mantienen la memoria y los utiliza en clave actualizada, sin que intimide”. En algunos brazos incluso el uso será doble: con viviendas en planta (donde estaban las celas, aunque no se mantendrán) y equipamientos en planta baja. En otras galerías, la planta baja será permeable, de modo que se pueda dar continuidad a las zonas verdes.
Sobre el retraso, Sanz lo ha negado varias veces, pese a que en 2018 tanto ella como la alcaldesa aseguraron que las obras empezarían en 2020 y que en 2022 estarían listos los equipamientos. “El horizonte es 2022, sin contar con la vivienda, el resto de equipamientos, el verde y el espacio público en dos-tres años debería estar materializado”, afirmó la concejal entonces. Este jueves ha argumentado que para que arranquen las obras es preciso hacer una modificación del Plan General Metropolitano (PGM) y redactar los proyectos de ordenación (2021) y los ejecutivos antes de sacar las obras a concurso (2022).
La responsable de urbanismo ha precisado, con todo, que hasta 2023 el consistorio intentará ampliar los usos provisionales que ya se dan al recinto. Actualmente se utiliza el edificio de la calle de Entença (para actividades, visitas guiadas o eventos como la Mercè). En verano pasado, se derribaron parte de los muros para que dos escuelas pudieran ganar espacio: una para patio y otra para ubicar barracones.
Los vecinos, decepcionados con el retraso
Una fría y otra caliente. “La propuesta respeta el proceso participativo y es atractiva; pero no nos resignamos a que las obras no empiecen hasta el próximo mandato”. El vocal de Urbanismo de la asociación de vecinos del barrio de l’Esquerra de l’Eixample, Xavier Riu, resumía así el sentir de la entidad ante el anuncio de ayer.Riu aplaudió especialmente que el proyecto “mantenga la fisonomía de la antigua cárcel, con el atrevimiento de ubicar los pisos en las antiguas galerías”. Pero matizó: “Nos preocupa mucho el retraso, podríamos entender que alguna pieza no arranque, pero hay urgencias, como la escuela. Y tampoco se entiende que con la apuesta por ganar espacio público de este gobierno no se pueda adelantar en alguna parte del parque”.
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